Ana María Abad Salgado
CHAKIÑAN. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades / ISSN 2550 - 6722 37
psicología tienen sobre la materia. Dicho autor
enfatiza en el hecho de que los profesionales
de la salud mental necesitan ampliar sus
conocimientos y habilidades para orientar
experiencias transcendentales y vivencias
cumbre que conguren cuestionamientos
existenciales.
Dados sus efectos, la experiencia ceremonial
durante y posterior a la toma de yagé se entiende
como cumbre. Por consiguiente, al poner sobre
el radar del campo psicológico la dimensión
espiritual en el marco de dicha medicina sagrada,
se abre una puerta para generar nuevas formas
de entender los procesos de introspección y de
sentido de las vivencias, ya que dicha dimensión
favorece el conocimiento sobre sí mismo, y por
tanto requiere de atención investigativa con base
cientíca para ampliar perspectivas teóricas.
Al constituir el horizonte de sentido de la
experiencia ceremonial el marco de referencia
de esta investigación, se debe atender a la teoría
de Viktor Emil Frankl (2004), quien considera
que la vida posee un signicado por sí misma y
que el individuo tiene la capacidad de descubrir
su sentido de una forma única e irrepetible,
independientemente de circunstancias difíciles;
por lo tanto, dicha búsqueda de sentido se
constituye como la principal motivación del
propio sujeto.
En relación con los aportes de este teórico
a la práctica psicoterapéutica, la técnica del
diálogo socrático promueve la reexión hacia
el autoconocimiento y hacia la búsqueda del
sentido de la vida, dichos diálogos “despertaron
el interés de los terapeutas de corte humanista
existencial, muchos de los conceptos que estaban
en juego e ideas losócas han sido tomados para
fundamentar la buena práctica psicoterapéutica
contemporánea” (Jiménez, 2022, p. 41). Es
así como desde la logoterapia se incentiva en
el sujeto la capacidad de autoconocimiento y
autocuidado, donde el terapeuta gura como un
acompañante en el proceso de resignicación
de los eventos adversos y la construcción de
un nuevo sentido de vida, al resignicar las
vivencias, ya sean tomadas de manera subjetiva
como negativas y/o positivas.
La logoterapia asume al hombre como un ser
espiritual, ya que, como no está totalmente
condicionado desde los planos biológico,
psicológico y social, puede elevarse por encima
de ellos y trascenderlos para dimensionar su
espiritualidad (Frankl, 2004). En consecuencia,
se posibilita la tensión interior en pos de un
proceso de crecimiento interior y de despliegue
de la esencia del ser para cuestionarse sobre
quién es, proyectarse en el aquí y en el ahora y
asumir la realidad como es y no como quisiera
que fuese, sin victimizarse ni asumir riesgos
innecesarios, solo siendo y viviendo, porque
el solo hecho de vivir otorga la grandeza y lo
sublime.
Equiparando al psicólogo transpersonal,
quien acompaña al paciente en su dimensión
espiritual en la búsqueda de sentido de su vida,
con el médico tradicional, quien por medio de
la medicina sagrada otorga a la persona ávida
de respuestas existenciales la posibilidad de
identicar aspectos que conguran el sentido
de su existencia, puede armarse que en la
actualidad las tomas de yagé se presentan al
público urbano no indígena como una alternativa
terapéutica o de curación con un importante
componente espiritual.
En consecuencia, las prácticas ritualistas fungen
como opción para la articulación de estrategias
de salud mental, que respondan a necesidades y
realidades de la población, por tanto, los modelos
de intervención psicológicos que demarcan
una perspectiva espiritual deben reconocer que
cualquier realidad no solo existe con respecto a
un marco de referencia especíco, dado que no
existe una sola realidad sino distintas realidades
creadas por el relativismo psico-socio cultural
de cada sujeto.
Al respecto, Hernández-Rincón et al. (2017,
p. 247) destacan la importancia de “avanzar
en una formación orientada hacia la atención
integral, en la que la educación y comunicación
entre el profesional de la salud y los pacientes
se alineen hacia el mejoramiento de la salud”.
En concordancia con lo anterior, el diálogo de
saberes no solo involucra la mirada de expertos,
sino que debe legitimar el saber de la experiencia
que desde los conceptos de salud, enfermedad,