Número 19 / ABRIL, 2023 (166-179)
EL COMERCIO DE ESCLAVOS GUAYAQUIL-PAITA EN
LOS ÚLTIMOS DECENIOS DEL SIGLO XVIII
SLAVE COMMERCE BETWEEN GUAYAQUIL-PAITA IN THE
LATE DECADES OF THE 18TH CENTURY
DOI:
Artículo de Investigación
Recibido: (11/05/2022)
Aceptado: (29/08/2022)
https://doi.org/10.37135/chk.002.19.10
Universidad de Piura, Facultad de Humanidades.
Piura, Perú
julissa.gutierrez@udep.edu.pe
Julissa Gutiérrez Rivas
Julissa Gutiérrez Rivas
CHAKIÑAN. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades / ISSN 2550 - 6722 167
EL COMERCIO DE ESCLAVOS GUAYAQUIL-PAITA EN
LOS ÚLTIMOS DECENIOS DEL SIGLO XVIII
SLAVE COMMERCE BETWEEN GUAYAQUIL-PAITA IN THE
LATE DECADES OF THE 18TH CENTURY
El artículo se basa en documentación archivística primaria en la que se detecta un buen
número de esclavos arribados por el puerto de Paita en las dos últimas décadas del siglo
XVIII procedentes de Guayaquil, cuando lo común era que proviniesen de Panamá.
Por ello, se analizó por qué en los dos últimos decenios ocurrió este comercio con más
frecuencia, a diferencia de los primeros ochenta años en que apenas ingresaron algunos al
menudeo. Ello nos condujo a ofrecer una mirada a lo sucedido en Guayaquil y en Perú en
general. Asimismo, se realizó una aproximación a la cantidad de esclavos introducidos,
así como se identica a los sujetos activos (comerciantes) y pasivos (esclavos) y el papel
que tuvieron estos últimos como mano de obra. Se empleó información procedente de los
archivos General de la Nación de Lima y Regional de Piura, analizados a la luz del método
de triangulación y del modelo establecido por Jean Pierre Tardieu para sus trabajos sobre
la esclavitud en distintos ámbitos geográcos, los cuales presentan casi siempre la misma
estructura. La investigación concluye que los esclavos procedían de Guayaquil conducidos
en su mayoría por comerciantes limeños que aprovechaban el tornaviaje en el comercio
del cacao. Además, la compra fue al menudeo, hombres y mujeres en igual proporción.
Esto permite sugerir que fueron destinados tanto al trabajo en haciendas como al servicio
doméstico.
PALABRAS CLAVE: Esclavos, ruta marítima, tráco de esclavos, mano de obra
This investigation study basis on the archive’s primary documentation, where a gross
amount of enslaved people were detected from Guayaquil through the Paita port in the last
two decades of the 18th Century when the introduction of enslaved people was common
from Panama. It aims to analyze why this commerce has appeared more frequently in the
last two decades. This situation leads to a panoramic view of what happens in Guayaquil
and Perú in general. Also, an approximation is made to the slavery commercial dynamics
by identifying the active subjects (the merchants) and the passive subjects (the enslaved
people), as well as the role these had as the workforce. The method used reviews primary
documentation from Peruvian archives (Archivo General de la Nación and Archivo
Regional de Piura) analyzed by the triangulation method. This investigation continues
the model established by Jean Pierre Tardieu about slavery developed in dierent
geographical spaces but displayed almost always the same structure. The study concludes
that the enslaved people from Guayaquil were primarily introduced by limeño merchants
who exploited the turnaround of the Cacao trading. Likewise, the slave trade was in retail,
and men and women were in equal proportion. These results suggest that the enslaved
people traded would work either at the estates or domestic work.
KEY WORDS: Slaves, sea route, slave trade, slave labor
RESUMEN
ABSTRACT
EL COMERCIO DE ESCLAVOS GUAYAQUIL-PAITA EN LOS ÚLTIMOS DECENIOS DEL SIGLO XVIII
Número 19 / ABRIL, 2023 (19-37) 168
INTRODUCCIÓN
La esclavitud es una institución que tuvo sus
orígenes en la Antigüedad. Civilizaciones como
la caldeo-asiria, la egipcia, la china y la romana
la practicaron. A partir de entonces -con una
reducción en la edad media por la prevalencia
de la economía feudal basada en la mano de
obra servil- se establece en diversos lugares y se
convierte en aspecto fundamental de los diversos
modos de producción.
En América precolombina, a decir de Saco
(2009) hubo esclavitud, en algunos lugares de
Centroamérica e incluso Colón, en su segundo
viaje, encontró a indios caribes que tenían como
práctica asaltar islas vecinas, capturar a sus
habitantes y practicar con ellos la antropofagia.
En el siglo XVI, a la llegada de los españoles, ante
la defensa del indio promovida por Bartolomé de
las Casas y Ginés de Sepúlveda, se empezó a dar
una permanente trata atlántica de negros bozales
procedentes de Guinea, iniciando un verdadero
comercio en el que competirían negreros
portugueses, ingleses, franceses y holandeses
por más de tres siglos (Andrés-Gallego 2005).
Para el siglo XVIII, el tráco de esclavos era
una constante e incluso fue el responsable de
considerables ingresos en las cajas reales por los
derechos que se tuvo que pagar por este comercio.
Sin embargo, para el caso peruano, este ámbito
de la esclavitud casi no ha sido abordado por la
historiografía, se cree que por tres razones. La
primera, porque se aceptó de buenas a primera
que el siglo ilustrado fue de decadencia de este
tipo de comercio debido a una generalizada crisis
agrícola, por lo que los hacendados no tenían
metálico para el aprovisionamiento de esta
mano de obra. Sin embargo, en algunos estudios
como el de Mazzeo (1994) y el de Fisher (2000),
ha quedado demostrado que, aunque el tráco
disminuyó se siguió dando, sobre todo, porque
un grupo de comerciantes limeños había hecho
de este comercio su modus operandi.
La segunda razón es porque se ha privilegiado
el estudio de la esclavitud desde las perspectivas
legal, económica, social, cultural y de resistencia
al sistema. Destacan las investigaciones de
Manuel Saponara (2008), Klein y Vinson
(2008), Carlos Aguirre (1993 y 2005), Christine
Hünefeldt (1988 y 1992), Arrelucea y Cosamalón
(2015), Jean Pierre Tardieu (1998, 2006, 2020),
Maribel Arrelucea (2009 y 2018), entre otros.
A estas dos razones se puede añadir otra de
tipo metodológica. Por un lado, si bien existen
registros de almojarifazgo y de aduanas, la
información suele estar incompleta por el daño
que han sufrido algunos expedientes con el paso
del tiempo, por lo que resulta en algunos casos
difícil la lectura de lo que ahí se indica. Por
otro lado, por la continua entrada de esclavos
de manera ilegal a través del contrabando y
del fraude, lo que diculta su contabilidad
real. Cabe mencionar que este tipo de práctica
de comercio ilícito no solo ocurrió para los
esclavos sino para todo tipo de géneros y contó
con el consentimiento de los jueces ociales
reales que, gracias a los benecios que recibían,
pasaban desapercibidos estos arribos.
Por ello, en una investigación previa, se
estudia el comercio de esclavos introducidos
por el puerto de Paita durante el siglo XVIII
(Gutiérrez 2021). En su mayoría procedían del
asiento establecido en Panamá para este n. Sin
embargo, llamó la atención el hecho de que las
fuentes documentales revelaran que, en las dos
últimas décadas del siglo en cuestión, aparte
de esclavos procedentes del Panamá, también
ingresaran esclavos cuya salida era el puerto de
Guayaquil. ¿Por qué en las dos últimas décadas
del siglo XVIII uno de los lugares de provisión
de esclavos fue Guayaquil?, ¿qué características
tuvieron esos esclavos? Por último, ¿qué destino
tuvieron?
METODOLOGÍA
La presente es una investigación histórica
cualitativa de tipo documental, denida por
Morales, citado por Orozco (2018) como:
Julissa Gutiérrez Rivas
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un procedimiento sistemático de indagación,
recolección, organización, análisis e
interpretación de datos sobre un tema. La
metodología empleada es la denominada
triangulación en Ciencias Sociales, aplicada
sobre un conjunto de documentos provenientes
del Archivo General de la Nación (AGN) y
Archivo General de Piura (ARP) del Perú. El
método de triangulación se dene como:
(…) un proceso de contraste entre las
técnicas de investigación que permite
comparar y completar los resultados de
cada una de ellas sobre un objeto de estudio
común, con el objetivo de perfeccionar
la validez y la abilidad del conjunto
del trabajo. (Morales citado por Arias
2009:125)
A partir de los cuatro tipos de triangulación
expuestos por Bisquerra citado por Arias (2009),
el presente trabajo de investigación aplica la
triangulación de datos aplicando un contraste de
tres dimensiones (temporal, espacial y personal),
sobre el conjunto de datos recolectados.
El procedimiento empleado inicia con la
extracción de la información procedente de los
Cuadernos de Real Aduana del Puerto de Paita
y de los Protocolos Notariales, especialmente,
de cartas de compraventa de esclavos. A
continuación, se ha clasicado la información
sobre cantidades de esclavos introducidos a
partir de variables generales como sexo, edad
y año. Con esta data se realizaron las tablas
correspondientes. Seguidamente se analizaron
los resultados complementados con datos
procedentes de bibliografía especializada y,
nalmente, se elaboraron las conclusiones.
La perspectiva que sigue la investigación es de la
historia regional y aplica los postulados sostenidos
por el historiador francés Jean Pierre Tardieu
(1998, 2006) respecto a entender la esclavitud
como un proceso que va desde la introducción
de esclavos por diversos comerciantes, para
luego seguir con su compraventa en tanto que
eran objetos valiosos, enseguida su papel como
mano de obra y su manumisión, según y como
lo ha estudiado para los casos de Quito y Cuzco.
El estudio sigue la propuesta que, de modo
general, hace John Fisher (2000) sobre la trata
de esclavos, mediante la cual sostiene que los
historiadores de la esclavitud en el Perú han
aceptado como una suerte de mimetismo que, en
el siglo XVIII la trata se estableció de manera
escasa o fue incapaz de conservar su magnitud,
produciéndose la decadencia de la agricultura
sobre todo en las haciendas ubicadas en la costa
norte. Aquí se intenta ver los esfuerzos que
hicieron los particulares por proveerse de esta
mano de obra.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
LAS RELACIONES
COMERCIALES GUAYAQUIL-
PAITA EN EL SIGLO XVIII
Durante la época virreinal existieron espacios
extensos que, ante la priorización de la
Metrópoli por aquellos lugares de explotación
minera; se vieron obligados a relacionarse entre
sí aprovechando su proximidad, desarrollando
espacios económicos a partir de mercados
comunes que llegaron a ser, como arma Quintero
(2020), intrincados circuitos comerciales y que
tenían como misión suplir las distintas demandas
de la población.
Uno de estos espacios fue el que Aldana denominó
macro región norperuana-surecuatoriana, que
comprendía desde el sur de la audiencia quiteña
(Cuenca, Loja y Guayaquil), hasta el norte de la
limeña (Trujillo, ceja de selva a Jaén y en menor
medida a Maynas y Chachapoyas; por la sierra,
a Cajamarca y por la costa a Tumbes, Piura y
Lambayeque). Asimismo, esta gran región
se vinculaba al norte con Quito y el espacio
norandino y a través del mismo se prolongaba
hasta el Virreinato de Nueva Granada (Aldana
1999). En este gran espacio jugaron papel
preponderante los puertos de Paita y Guayaquil,
Guayaquil, aparte de puerto era la ciudad
principal de la región del Guayas; por ello, el
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comercio estaba doblemente centralizado: por un
lado, los comerciantes que querían subir a Quito
y a la sierra tenían que pasar por esta ciudad;
por otro, la mayoría de los circuitos mercantiles
conuían en este sitio pues era el único punto de
la audiencia de Quito por el que se podía acceder
a la sierra.
Indudablemente, el protagonismo que tuvo
Guayaquil en el siglo XVIII se debió al cultivo
de cacao cuya producción, en etapas anteriores,
había estado concentrada en Nueva España. En
esta etapa surgieron nuevas regiones productoras
que, paulatinamente, fueron desplazando el
mercado novohispano, dentro de ellas estuvieron
Venezuela y Guayaquil, produciéndose entre
ellas una competencia muy fuerte (Rubio 2016).
Dentro de los agentes que comercializaban
este producto en México, del Valle (2019)
identica a mercaderes-navieros del Callao que,
junto a algunos comerciantes guayaquileños
desarrollaron una especialización en la venta de
diferentes tipos de cacao.
Paita, aunque ya no con el protagonismo de
la época precedente, siguió siendo puerta de
entrada de productos de origen diverso, entre
ellos esclavos procedentes en su mayoría de
Panamá y, en menor proporción, de Guayaquil.
No en vano el pequeño puerto norteño reunía las
mejores condiciones para el atraque de barcos
y la circulación de mercaderes y mercaderías
por la ruta marítima o por tierra hacia las costas
vecinas del Guayas, la sierra de la provincia,
la del conjunto macrorregional y hacia la
gobernación de Quito (Aldana 1999).
Entre ambos puertos se llevó a cabo un intenso
comercio intra-regional en dos sentidos: entre
ellos mismos y hacia el interior del gran espacio
del que formaban parte y, en el siglo XVIII, estas
relaciones se mantuvieron intactas, desarrollando
incluso tráco de cabotaje a partir del uso
de balsas que transportaban principalmente
maderas, pasajeros y mercaderías (Elías 2004).
Gracias al Libro de Guías de 1788, Schlüpmann
(1993) construyó un mapa con el destino y la
procedencia de los cargamentos en Paita, en el
que se evidencia cómo Guayaquil fue el tercer
puerto con el que el puerto piurano estableció
relaciones tanto de entrada como de salida de
embarcaciones (404 y 166) después de Panamá
(405 y 457) y el Callao (410 y 358). Los productos
más comercializados entre Paita y Guayaquil se
indican en la Tabla 1.
Tabla 1: Productos de entrada y salida del
puerto de Paita hacia/desde Guayaquil. Siglo
XVIII
Fuente: Schlüpmann (1993)
Hacia afuera, Guayaquil y Paita sostuvieron una
intensa relación comercial con otros puertos del
Pacíco como Acapulco, Realejo, Sonsonate,
Perico, Callao y Pisco.
EL TRÁFICO ESCLAVISTA EN EL
ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO
XVIII
En el siglo XVIII, España a similitud de los
siglos anteriores, dejó la provisión de mano de
obra esclava a sus colonias, a las monarquías
vecinas como Francia (1700-1713) e Inglaterra
(1713-1750). Sin embargo, debido a continuos
conictos de España con sus vecinas, así como
a los problemas particulares de sus colonias, la
esclavitud vivió momentos de incertidumbre
y crisis. Así, por ejemplo, en el Reino de
Quito, la esclavitud pasó momentos críticos
a consecuencia de la conuencia de una serie
de factores: la crisis azucarera, obrajera y
comercial, las decisiones políticas, la mala
administración de la Corona, la inuencia de las
ideas ilustradas, entre otras (Pabón 2020). De
todos modos, continuó ocurriendo.
Julissa Gutiérrez Rivas
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Desde 1760, ante el inminente fracaso de la
South Sea Company y la necesidad de provisión
de mano de obra esclava para América, la
Corona empezó a otorgar asientos a particulares:
el primero, Miguel de Uriarte, quien, bajo la
dirección de la Compañía Gaditana de negros,
se comprometió a introducir 15 000 piezas
de esclavos en el lapso de 10 años, lo que no
fue posible dada la guerra anglo-española
nuevamente surgida (Flores 2003). A partir
de ahí, sucedieron nuevos particulares que, a
través de permisos otorgados por autoridades
virreinales, procuraron abastecer de mano de
obra al virreinato.
Con la aplicación de las Reformas Borbónicas,
el 12 de octubre de 1778 se aprobó el nuevo
Reglamento y Aranceles para el comercio
libre entre España y las Indias. El objetivo de
esta medida era bastante claro, tal y como
lo maniesta el propio rey, Carlos III: “Y
considerando Yo, que solo un comercio
libre y protegido entre españoles europeos y
americanos puede restablecer en mis dominios
la agricultura, la industria y la población…”
(citado por Fernández 2011:313). Está claro
que lo que se quería era, por un lado, frenar el
contrabando propiciado por las monarquías
enemigas de España; y, por el otro, facilitar un
mayor desarrollo de la agricultura y la industria,
actividades económicas que habían estado en
detrimento en las centurias anteriores, frente a
un impulso de la minería.
En efecto, por estos años, debido a la conuencia
de tres factores:
1. cesión de la ruta Panamá-Callao a la de Cabo
de Hornos,
2. decadencia de la minería y
3. creación del virreinato de Buenos Aires, con
Potosí incluido.
Las autoridades volvieron sus ojos a la
agricultura, especialmente a la de la costa,
manifestado en la adquisición de tierras en los
alrededores de Lima, por ejemplo, para lo cual
hubo mayor demanda de mano de obra (Tord
1969).
En lo concerniente al comercio de esclavos,
desde 1782 los esclavos ingresaban al Perú por
el puerto de Buenos Aires conducidos desde
las costas de Brasil, pues resultaba mucho más
barato que ir a comprarlos a África. Según
Tord, el principal argumento empleado por
comerciantes como Antonio Lavalle fue que
los esclavos no llegaban al Perú por la alta
demanda que había en el mismo Buenos Aires
que, al arribar los esclavos, ahí mismo eran
vendidos a los locales. Por ello, ante la escasez,
los peruanos en cuanto tenían noticias del arribo
de embarcaciones negreras bien al Callao o a
Paita, solicitaban la adjudicación de esta mano
de obra e incluso ofrecían dinero por adelantado
(Tord 1969). Lógicamente la escasez condujo a
la especulación.
Una de las últimas medidas de las reformas fue
la liberalización del comercio de esclavos, el 28
de febrero de 1789, a raíz de la solicitud elevada
por dueños de haciendas e ingenios en Cuba
de poder importar directamente esclavos. Esta
medida aplicó por dos años, aparte de Cuba, en
Santo Domingo, Puerto Rico y en la provincia de
Caracas: cualquier vasallo de la corona española
residente en España o Indias podía realizar
el tráco e ir a comprar negros a cualquier
paraje donde haya mercado. Dicha medida se
prorrogó dos años más, por Cédula Real de 1791
y se extendió a otros puertos como Cartagena,
Montevideo, etc. En Perú esta medida recién se
aplicó en 1795.
Efectivamente, la situación cambió en el último
quinquenio del siglo cuando se autorizó a los
comerciantes peruanos a pasar directamente a
África para su adquisición; tal y como lo hizo
José Antonio de Lavalle, quien recibió licencia
para ingresar 2000 esclavos a través de Buenos
Aires, para lo cual empleó embarcaciones
neutrales, dado que se había iniciado una nueva
guerra con Inglaterra. A partir de estos permisos,
Mazzeo identica que, en un solo año, 1803,
Lavalle ingresó 1896 esclavos procedentes, en
su mayoría, de Mozambique, Costa de África y
Río de Janeiro (2010).
De todos modos, aunque empezó a haber mayor
cantidad de esclavos, paulatinamente, se dio un
incremento de su precio. Así, por ejemplo, en
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1792 costaba 250 pesos, mientras que en 1798
su precio era de 400 y, en 1803 ascendió a 525
pesos (Mazzeo 2010).
En consecuencia, no todos los particulares
pudieron acceder a estos esclavos por lo que,
como se ha mencionado anteriormente, se siguió
empleando la ruta de Panamá y Guayaquil
para adquirirlos y destinarlos principalmente al
trabajo doméstico. De acuerdo con un estudio
realizado encontramos que, en las dos últimas
décadas ingresaron por Paita 875 esclavos: 662
adultos y 213 muleques (Gutiérrez 2021).
EL COMERCIO DE ESCLAVOS EN
GUAYAQUIL
En este contexto se arma que la ruta Panamá-
Guayaquil-Paita nunca fue dejada de lado,
pues había un grueso de comerciantes limeños
que no estaban dispuestos a abandonarla,
máxime cuando se trasladaban continuamente a
Guayaquil a raíz del boom del cacao. Incluso, el
mismo Lavalle, quien había adquirido licencia
para tracar esclavos por la ruta Buenos Aires,
aprovechando la comercialización de cacao
y efectos de Castilla en Guayaquil, también
introdujo esclavos al menudeo, a través de
diferentes representantes.
Los esclavos comercializados en Guayaquil
procedían del asiento de Panamá y tuvieron doble
destino: el mismo puerto o ser comercializados
para trasladarlos a otros lugares. En el primer
caso, los esclavos de Guayaquil eran destinados
al servicio doméstico. Según Laviana (1987), en
la ciudad de Guayaquil se concentraba más de
la mitad de esta población. Hacia 1754 había de
12 a 14 mil individuos entre mulatos, zambos
y negros y, en el caso concreto de los esclavos,
entre 1780 y 1825, pasaron de 1500 a 2200
individuos.
Para Chaves (1999), gracias al auge del comercio
de cacao la zona vivió un período de orecimiento,
no solo económico sino también demográco,
pues se dieron frecuentes migraciones de la
sierra a la costa diversicándose el mapa étnico
y, con respecto a los esclavos, adquirieron su
libertad de manera más constante. Asimismo,
Mercaderes de Lima, de Barbacoas, de
Nueva Granada son visitantes asiduos
de la ciudad. Muchos dueños de minas
en Barbacoas tienen su residencia aquí,
y comerciantes de esclavos de Nueva
Granada cierran sus negocios. Mulatos
intermediarios buscan nuevos amos para
esclavos y esclavas. Los negros esclavos
y libres del “Barrio del Astillero”, trabajan
y se amontonan en un “almácigo de
bujíos con la confusión de maderas para
construcción regadas por los contornos”. El
astillero es un lugar de mucho movimiento
y de trabajo seguro. (39)
Los esclavos adquiridos en Guayaquil no tuvieron
como destino las minas de oro de la región, pues
en los lugares de extracción de este metal como
Baba, Babahoyo y Machala apenas se registran
391, 23 y 25, respectivamente (Contreras 1990).
Probablemente varios de ellos eran alquilados,
como de hecho se evidencia en un documento de
1782: el maestre José Mateo Velásquez arribó a
Paita conduciendo en su barco San Francisco de
Asís, entre otros, “4 negros criollos de propiedad
de María Antonia Márquez Caballero quien los
había alquilado para el trabajo de la mina y por
haberse concluido este trabajo, regresaban a
poder de su ama”. (Archivo General de la Nación
[AGN], 1782, L.1190, C.68)
Tampoco se empleó abundante mano de obra
esclava en el cultivo del cacao. Contreras (1990)
detecta que, incluso en la época de esplendor
cacaotero, la década entre 1780 y 1790, apenas
se dio un incremento del 5 % de la población
esclava, pues se prefería emplear jornaleros
indígenas y mixtos. Como arma el mismo
autor, tal vez se empleó mano de obra esclava
en las plantaciones, pero no fue predominante
ya que se evitaba erogaciones fuertes de capital,
además de que no estaban en condiciones
económicas de hacerlo, dada su dependencia de
los comerciantes limeños (Contreras 1990). Por
último, en la audiencia de Quito, la actividad
textil -otrora labor determinante en la economía
de la audiencia- desde nes del XVII y a lo
largo del XVIII sufrió una fuerte caída debido a
epidemias, catástrofes naturales y debilitamiento
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de los mercados en Lima, lo que condujo a la
disminución considerable del empleo de mano
de obra esclava como el caso del obraje de San
Ildefonso (Borchart 1998).
Ahora bien, se cree que, dado ese constante
ir y venir de los comerciantes limeños en el
espacio guayaquileño a raíz de la exportación
de cacao, aprovecharon este monopolio para
también conducir esclavos desde Guayaquil,
máxime cuando contaban con embarcaciones
propias e incluso -aunque resulte contradictorio-
controlaban las actividades del astillero.
Mazzeo (1994) identica a Antonio de Lavalle
y a Antonio López Escudero como dos de
los comerciantes que realizaron las mayores
exportaciones de cacao en el período 1786 y
1794 y, coincidentemente, también se les detecta
como consignatarios de esclavos procedentes de
Guayaquil.
EL ARRIBO DE ESCLAVOS A PAITA,
VENTA Y DESTINO
Entre 1779 y 1800 registramos un total de 155
esclavos procedentes de Guayaquil, como se
especica en la Tabla 2. De ellos, 82 varones
(52.9 %), 63 mujeres (40.6 %) y 10 esclavos
menores de edad (6.5 %). Cabe aclarar que esta
cantidad es una aproximación en tanto que,
además, se dio la introducción de esclavos por
comercio ilícito.
La forma de transporte era diversa, desde
fragatas, paquebotes o chinchorros, donde esta
última fue la más frecuente: embarcaciones de
muy poco calado con las que se recorría pequeñas
distancias a través del sistema de cabotaje
(Elías 2004). En ellas se introdujeron pequeñas
cantidades de esclavos y cuyos dueños, en su
mayoría, eran indios que solían además hacer las
rutas Guanchaco-Paita o Callao-Paita.
Por lo general, las cantidades introducidas eran
al menudeo y solo encontramos dos ocasiones
en que fueron considerables: en 1796 y 1797 con
59 y 42 esclavos, respectivamente. 26 de los 42
consignados en 1797 fueron ingresados en una
sola partida en el paquebot La Concepción (alias
el Guarandá) por el maestre Fernando Márquez,
quien declaró que dichos esclavos eran parte
de la partida de registro que condujeron desde
Panamá a Guayaquil los barcos: Buen Aire y
Merceditas, para su venta en estos reinos. Las
42 piezas pertenecían al comerciante Silvestre
Muño quien los entregaría a diversos destinos:
Paita, Piura, Lambayeque, Trujillo y Lima.
Tabla 2: Ingreso de esclavos por Paita procedentes de Guayaquil. 1779-1800
Fuente: Archivo General de la Nación (1779-1800). Archivo
Regional de Piura (1779-1800)
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Además, en la partida de registro se indica
que cada uno costaba 300 pesos (AGN, 1797,
L.1215, C.99).
En cuanto al origen de los 155 esclavos, 118
eran bozales (76.1 %) y 37, criollos (23.9 %).
Es bien sabido que, ante la escasez de esclavos
originarios de África, los particulares decidían
vender los que habían nacido en sus casas. Su
comercialización, además, tenía la ventaja de
que su venta estaba exonerada de impuestos
pues se buscaba impulsar la producción agrícola
facilitando la obtención de mano de obra.
La mayor parte de importaciones fueron
realizadas por los mismos maestres de
embarcaciones que conducían esclavos al
menudeo para ser entregados a consignación
de algunos particulares, dueños de haciendas
ubicadas a lo largo de la costa peruana. En la
Tabla 3 se ejemplica el modo en que ocurría
el ingreso de esclavos al menudeo, en diversas
embarcaciones.
En algunos casos se evidencia que, individuos
de Cuenca, Loja y Quito llegaban hasta Paita o
Piura para vender o adquirir esclavos. Lo primero
no constituye ninguna novedad, pues Piura era
en tiempos virreinales un centro comercial de
gran envergadura donde llegaban particulares
de otros partidos para proveerse de mercancías
diversas. Lo segundo (la adquisición), tal como
lo maniesta Paniagua (1986) para los esclavos
en Cuenca, si bien los centros más comunes
para su compra fueron Guayaquil, Popayán y
Panamá; no se descarta que también lo hicieran
en Quito, Lima y Piura; centros ligados al
comercio tradicional de los productos textiles
cuencanos.
Del mismo modo, las relaciones entre Piura y
Quito eran muy frecuentes. A decir de Reyes “la
comunicación fue espontánea, natural, de mutuo
benecio, las fronteras que trazó el régimen
colonial se diluyeron en la práctica, pues sus
habitantes, no las consideraron” (1999:84).
En efecto, tanto piuranos como quiteños
cruzaron los límites conduciendo mercancías,
buscando comprar bienes inmuebles o muebles.
La existencia de obrajes en Quito permitió,
especialmente, un intenso intercambio, pese
a que en las dos últimas décadas Quito había
entrado en una fuerte crisis disminuyendo sus
promedios anuales de exportación al Perú (de
440 fardos entre 1763-1768 a 215 entre 1784-
1788) (Lucena 1997).
Para el caso especíco de los esclavos, Reyes
arma: “tenemos la impresión, en base a
documentación trabajada, que del sur de la
Audiencia de Quito llegó un mayor número
Tabla 3: Destino de los esclavos introducidos por Paita procedentes de Guayaquil, 1787
Fuente: Archivo General de la Nación (1779-1800). Archivo Regional de
Piura (1779-1800)
Julissa Gutiérrez Rivas
CHAKIÑAN. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades / ISSN 2550 - 6722 175
de esclavos que los que salieron de Piura con
destino a ese lugar” (1999:87). Esta armación
es entendible, en tanto que, como se ha indicado
líneas arriba, Piura era centro distribuidor de
mercancías hacia distintos puntos del virreinato.
El destino que tuvieron los esclavos fue diverso.
Por un lado, varios varones fueron conducidos
a las haciendas ubicadas entre Piura y Trujillo.
Por ejemplo, 2 negritas congas que arribaron en
el barco Medio Mundo fueron conducidas a las
haciendas de Pedro Estela en Lambayeque. De
todos modos, se sostiene que la esclavitud en
Piura era principalmente doméstica, sino cómo
se explicaría el hecho de que, en una sola partida
de 33 negros, ingresada en 1796, en el Nuestra
Señora de las Mercedes, 5 hayan sido varones
y el resto, mujeres. (AGN, 1796, L.1213, C.81)
Incluso varios esclavos varones llegaban
con la indicación precisa de que eran para el
servicio doméstico, tal y como se especica en
los ejemplos consignados en la Tabla 4. Caso
especial es el ingreso de esclavos varones con
defectos físicos. Así lo indica la partida de ingreso
del barquito Nuestra Señora de las Mercedes, de
cuenta de Cristóbal García en la que consigna
un esclavo enfermo para el servicio de Luis
Romero. No se descarta que, algunas veces, se
haya recurrido a tal armación en tanto que los
esclavos domésticos estaban exentos del cobro
de derechos de internamiento.
El uctuante precio de los esclavos dependía
no solo de factores intrínsecos como sexo y
edad, sino de los extrínsecos: si tenía algún
ocio, si estaba sano, si tenía defectos o vicios.
Dependiendo de ello, los varones costaban más
que las mujeres, mientras que el valor promedio
de un varón entre 18 y 22 años era de 350 pesos;
el de una mujer entre las mismas edades era de
300 pesos. Es bien sabido que la razón era por
la fuerza física y el tipo de trabajo al que eran
destinados los primeros: haciendas, estancias,
obrajes, etc.
En referencia a los factores extrínsecos,
en el volumen total no hemos encontrado
especicación de esclavos que tuvieran ocio, lo
que sí hemos detectado es la venta de esclavos
con defectos físicos o morales. En ambos casos,
el precio de venta era menor que un esclavo en
circunstancias aparentemente normales.
Así, en abril de 1781 arribó el barco Nuestra
Señora de los Dolores, procedente de Guayaquil,
conduciendo 4 negros: 3 de 38 años (1 bozal y
2 zambos) y otro zambo de 30 años, consignado
este último como quebrado. Los 3 primeros
fueron vendidos a 350 pesos y el último, aunque
más joven, pero con defecto físico, a 300 pesos.
(AGN, 1781, L. 1188, C. 46)
Por lo general, estos esclavos enfermos se
vendían como rezagos en los asientos donde había
compradores que se dedicaban a adquirirlos y
Tabla 4: Esclavos destinados al servicio doméstico
Fuente: Archivo General de la Nación (1783-1797)
EL COMERCIO DE ESCLAVOS GUAYAQUIL-PAITA EN LOS ÚLTIMOS DECENIOS DEL SIGLO XVIII
Número 19 / ABRIL, 2023 (19-37) 176
rematarlos. Gutiérrez indica que “[los esclavos]
comprados en estas condiciones a muy bajos
precios y después de un tiempo de cuidado,
ya restablecidos, los revendían, sacando en el
negocio jugosas ganancias” (1987:204). Del
mismo modo, un esclavo con vicios era vendido
a precios muy bajos. Por lo general, estos
defectos morales eran ser cimarrón, borracho o
ladrón.
A diferencia de otras épocas en las que los
bozales (procedentes de África) eran más caros
que los criollos, por considerárseles más dóciles
y moldeables (Haro 2019), ahora se presencia
una valía similar independientemente sea bozal
o criollo. Así, por ejemplo, en 1798, Martín de
Icaza vendió 2 esclavas: 1 criolla de 15 años a
Eugenio Farfán y otra bozal, mandinga, de 14
a 16 años, a Juan Cristóbal de la Cruz. Ambas a
300 pesos. (AGN, 1798, L. 1217, C. 118)
Finalmente, estableciendo comparación de los
precios de estos esclavos con los comercializados
en Lima, se encuentra precios similares. Según
estudios realizados por Mazzeo (2020) para el
período 1770-1801, el precio en el que eran
adquiridos en Buenos Aires era de 290 pesos y
vendidos en la capital virreinal a 400 pesos en
promedio; mientras que, en el ámbito de estudio
de esta investigación, por esos mismos años,
en Guayaquil, eran adquiridos en 300 pesos y
vendidos en Piura entre 370 y 450 pesos. De esta
manera, pues, la subtrata del comercio en ambas
plazas (Lima y Piura) dejaba buenos benecios.
CONCLUSIONES
La presente investigación ha sido desarrollada
con un enfoque cualitativo bajo la metodología
de la triangulación. A partir de fuentes primarias
se ha indagado en un aspecto de la esclavitud
como es el tráco de esclavos. Este artículo
demuestra que, a diferencia de lo ocurrido en
las ocho primeras décadas del siglo XVIII, en
los últimos veinte años, en Piura y en Paita hubo
un constante comercio de esclavos procedentes
de Guayaquil, introducidos por comerciantes
limeños que, en su afán de monopolizar el
mercado del cacao, aprovecharon también para
proveerse de esclavos, debido a la escasez de
mano de obra, pues la plaza bonaerense no
era capaz de satisfacer la creciente demanda
esclava. De este modo, se demuestra que la ruta
norteña no fue dejada de usar por los mercaderes
limeños como lo esbozan algunos historiadores.
Así, entre 1779 y 1800, un total de 155 esclavos
fueron registrados en las partidas de ingreso del
puerto de Paita con origen en Guayaquil, siendo
59 y 42 las mayores cantidades correspondientes
a los años 1796 y 1797, respectivamente. Dos
fueron las modalidades empleadas: la primera,
fue la de los comerciantes que, aprovechando,
sus propios viajes o el de sus apoderados,
condujeron esta mano de obra; y la segunda,
fue la del menudeo, usada por diversos intereses
particulares.
Estos esclavos tuvieron como destino Piura,
Lambayeque, Trujillo e incluso Lima. No se
puede determinar cuántos fueron para el trabajo
en haciendas y cuántos para el servicio doméstico,
pero, el hecho de que exista aproximación
entre la cantidad de varones y la de mujeres,
se deduce que, en su mayoría, fueron para el
servicio doméstico. Esta armación es reforzada
por las mismas fuentes, tal y como se consigna
en la tabla 4. Se constata que los precios de los
esclavos introducidos por Guayaquil fueron
similares a los procedentes del puerto sureño de
Buenos Aires.
La búsqueda de esclavos en otros mercados
distintos al panameño y al bonaerense, sobre
todo en coyunturas críticas, demuestra que había
ingente necesidad de mano de obra no solo para
el trabajo en las haciendas sino también para el
servicio doméstico.
DECLARACIÓN DE CONFLICTOS DE
INTERESES: La autora declara no tener
conictos de interés.
Julissa Gutiérrez Rivas
CHAKIÑAN. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades / ISSN 2550 - 6722 177
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