FAKE NEWS E INCREMENTO DESINFORMATIVO DURANTE EL ESTADO DE EXCEPCIÓN 2020:
CASO EL MERCIOCO, ECUADOR
Número 16 / ABRIL, 2022 (35-51) 44
A criterio de los entrevistados, el ujo de
contenido desinformativo siempre está en
movimiento, pero cada vez que hay eventos
coyunturales que afectan masivamente a
una población, este aumenta. Debido a este
fenómeno, los principios periodísticos de la
profesión se ven vulnerados, como son: el
carácter veraz de la noticia, el respeto a la verdad,
la diferenciación entre opinión e información,
la contrastación de fuentes y la imparcialidad
(Benítez, comunicación personal, 17 de marzo
de 2021).
Así mismo, las motivaciones que llevan a
la creación de contenido falso dentro de las
diferentes plataformas que conforman el
ecosistema mediático, implican una serie de
situaciones que en ocasiones nacen desde el
desconocimiento, pero en muchas otras hay otras
razones: “búsqueda de benecios, publicidad,
consumo, a través de la visita a los diferentes
sitios web de información, plataformas y redes
sociales” (Velásquez, comunicación personal,
17 de marzo de 2021).
Desde la perspectiva de los entrevistados, se
muestra una intención poderosa al tomarse el
tiempo de planicar y estructurar una fanpage,
simular la línea gráca de algún medio, persona
o institución conocida puesto que “se diseñan y
emiten con la intención deliberada de engañar,
inducir a error, manipular decisiones personales,
desprestigiar o enaltecer a una institución, entidad
o persona u obtener ganancias económicas
o rédito político” (Astudillo, comunicación
personal, 16 de marzo de 2021).
La cita anterior establece que las noticias
falsas devienen actos premeditados con una
intencionalidad que responde a intereses
personales que afectan la labor periodística
formal por el camuaje que utilizan para llegar
a más usuarios. “No se ajustan a los hechos
tal y como acontecen y se fundamenta en la
creación de bulos construidos con barniz/pátina
de verosímil/creíble” (Velásquez, comunicación
personal, 17 de marzo de 2021).
Los expertos entrevistados coinciden en su
opinión con un estudio de psicología realizado
por la Universidad de Harvard, en el que se
establece que el grupo etario más propenso a ser
víctima de las noticias falsas es el conformado
por personas mayores de 50 años, puesto que “no
son nativos digitales y no están familiarizados
con el uso de las redes sociales. Una causa puede
ser la falta de aprendizaje, habilidades o práctica
en el uso de los medios digitales y las redes
sociales” (Velásquez, comunicación personal,
17 de marzo de 2021).
Para los entrevistados, las noticias falsas tienen
“más incidencia en la población mayor de 65 años
porque se informan a través del WhatsApp y se
quedan con la información que ve, no consultan
varios medios para certicar si la información
es verdadera o no” (Astudillo, comunicación
personal, 26 de marzo de 2021). Es importante
reconocer el hecho de que las estadísticas
respecto a las personas que son más vulnerables
se inclinan hacia los adultos mayores.
Finalmente, es importante reexionar sobre
el hecho de que “es muy probable que el
fenómeno de la desinformación siga en aumento
en función de los eventos mundiales como la
COVID-19 y el aparecimiento de nuevas redes
sociales o canales de información” (Astudillo,
comunicación personal, 16 de marzo de 2021).
El fenómeno de las fake news no se detiene
y sigue cobrando fuerza en medio de un
ecosistema digital que, a pesar de usar sus redes
para facilitar el acceso a la información, sirve
también para confundir, generar caos y engañar
a las audiencias, por lo que es necesario un
ejercicio cívico de alfabetizar digitalmente a la
ciudadanía para el reconocimiento de este tipo
de contenido en los entornos virtuales (López,
comunicación personal, 16 de marzo de 2021).
Tal y como apunta González, “hay que educar a
un uso y consumo crítico de los medios digitales
y tradicionales, pues no tenemos un nivel alto de
alfabetización mediática y digital” (González,
comunicación personal, 16 de marzo de 2021),
criterio que comparte Campoverde al mencionar
que “se debería educar a la ciudadanía acerca del
manejo de la información que recibe, ya que todos
los sectores estamos involucrados, iniciando
por el hogar, las instituciones educativas y el
mismo gobierno” (Campoverde, comunicación
personal, 16 de marzo de 2021).