que permite detectar e identificar situaciones
que deben ser analizadas en sus partes, pero
ubicándolas dentro de un todo que es el
contexto del cual forman parte.
En tal sentido, la autogestión les permitió
a las personas capacitarse en la medida
que viven la experiencia de crecer como
comunidad. Lo que desde la teoría crítica
sería una posibilidad de emancipación, pues
en efecto, “la teoría crítica constituye una
guía para la acción humana, puesto que es
una teoría emancipadora, que tiene contenido
cognitivo, por tanto, es reflexiva. Es una
teoría en la que prima el interés colectivo
sobre el beneficio individual.” (Naranjo
Borja, Abad Merchán & Ramos 2018:140).
Por lo que el propósito de esta metodología
investigativa sustentada en la teoría crítica fue
brindar a los grupos con los cuales se trabajó,
la posibilidad de lograr la autogestión y la
participación para solucionar los problemas
de la comunidad, pues “La participación
hace del actor un promotor de acciones
y generador de cambios, construyendo
espacios que permiten actuar de distintas
formas hasta lograr procesos de incidencia
política y construcción social” (Castellanos
Ramírez 2016:97). Todo ello a través del
diálogo reflexivo y la toma de decisiones
compartidas y comprometidas entre sus
miembros.
De allí que, los artesanos participantes de la
comunidad de Guadalupe, manifestaron
llegar a sentir al contexto al cual pertenecen
como un espacio de esperanza para impulsar
la capacidad organizativa y la
sustentabilidad. Esto a través de las alianzas
logradas como equipo de investigación en
relación con su comunidad y con los
organismos competentes, para la búsqueda
de mejoras a las que tienen derecho.
De igual manera, el artesano como
protagonista de su propia realidad, se
identificó a sí mismo como un ente con
sentido de pertenencia hacia su comunidad.
Además, capaz de reorientar a su comunidad
dentro de una perspectiva consciente de los
procesos de cambio necesarios para
transformarla en el contexto situacional,
social y cotidiano.
Es necesario resaltar que los hallazgos se
ubicaron dentro de dos momentos: uno
diagnóstico y otro referido a la ejecución del
plan de acción.
El momento diagnóstico permitió reconocer
y valorar la problemática del estudio, la cual
estuvo referida a los problemas sociales que
tienen como comunidad los artesanos de
Guadalupe. Es decir, el habitante del
caserío de Guadalupe reconocía las
problemáticas que tienen como comunidad,
pero de manera subjetiva, sin llevar a la
práctica la organización de los involucrados.
Esto ocurría por desconocimiento de los
elementos de la IAP, hecho que se evidenció
en los diferentes encuentros, cuando
argumentó su aceptación de dichos eventos,
pero sin entender el poder que tenían como
grupo comunitario.
Además, según los propios participantes, la
debilidad que tenían de enlazar la
visualización de la problemática y de
articularla con la práctica social, les impedía
tomar decisiones como grupo, para cambiar
la realidad social en la cual estaban inmersos.
Por otra parte, el interés manifestado por todo
el equipo de investigadores comunitarios, en
conocer, indagar y aplicar la metodología de
investigación permitió la elaboración de un
plan de acción, acorde a las necesidades
presentes en los distintos momentos de la
misma. Dicho plan de acción les proporcionó
las respuestas necesarias, durante todo el
proceso de investigación.
En el momento de ejecución, la IAP, como
metodología investigativa, permitió que el
artesano del caserío de Guadalupe,
reflexionara acerca de su realidad social, de
sus problemas comunitarios y de la necesidad
de formarse como investigador comunitario.
Por tal motivo, se logró que el actor social
dominara los aspectos teóricos y prácticos de
la IAP (diagnóstico, plan de acción,
ejecución y reflexión) y la relación que éstos
tienen con su propia práctica social.
Además, el grupo logró entender la
importancia de la IAP y de la comprensión
epistemológica en los cambios que se