
REVELACIONES SOBRE EL RACISMO EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR: ESTUDIO DE CASO
Número 26 / AGOSTO, 2025 (199-223)
202
(Rahier, 1999).
Esta ideología ecuatoriana de identidad nacional fabrica una
lectura racista del mapa del territorio nacional. Los centros
urbanos son asociados con la modernidad y la población blanca
y blanca-mestiza, mientras las áreas rurales son vistas como
lugares caracterizados por una inferioridad racial, violencia,
retraso de todo tipo, salvajismo, etc. En esta lógica de identidad
nacional no hay lugar para los negros: ellos son, y más bien
deben permanecer, marginales. Ellos constituyen el ‘último
otro’, una especie de aberración histórica, un ruido dentro del
sistema ideológico de la nacionalidad, una contaminación del
patrimonio genético ecuatoriano. (Rahier, 1999, p. 75)
A pesar del tiempo transcurrido y los logros alcanzados por los pueblos
y nacionalidades indígenas y negras en el país en materia política,
educativa y social, aún se mantienen relaciones de inequidad, injusticia
e imposición en su contra. En el caso de la educación superior, los
esfuerzos por la construcción de nuevos modelos y procesos de
descolonización han sido insucientes. “Prevalece la matriz colonial/
occidental del conocimiento, fundamentada en la supuesta superioridad
del poder, ser, conocer y vivir occidental” (Backes, 2022, p. 25).
La implementación del currículo monocultural es otra muestra de que
“el racismo no sólo se expresa en prejuicios y descalicaciones, sino
también en la exclusión de las historias, lenguas y conocimientos de los
pueblos indígenas, afrodescendientes y otros de los planes de estudio”
(Mato, 2020a, p. 635); demostrando la imposibilidad de integrar otros
abordajes o signicados del mundo, lo que repercute en la calidad y
pertinencia de los modelos educativos.
Es decir, “el discurso homogeneizador del mestizaje” (Oviedo, 2022, p.
113), se reproduce en el currículo; lo que conlleva a “la homogeneización
de los sujetos que forma, independientemente de su diversidad social
y cultural; despojándoles del sistema de conocimientos propios para
reemplazarlo por el conocimiento eurocéntrico” (Blanco & Arias, 2022,
p. 169).
En tanto, las políticas abocadas a elevar el nivel de acceso a la educación
superior y reducir las tasas de repitencia y deserción si bien beneciaron
ligeramente a los diferentes grupos sociales, no han podido superar las
desigualdades estructurales: “los jóvenes indígenas o afrodescendientes
se incorporan a instituciones ancladas en el mestizaje, enfrentándose
a diferentes bagajes culturales, lenguas, sistemas de comunicación y
de construcción de conocimiento” (Corbetta et al., 2018, p. 49). Lo
que implica su “inserción desfavorable, agravada por otros factores de
exclusión en una perspectiva de interseccionalidad” (Didou & Chiroleu,
2022, p. 20).