AGOSTO, 2024Número 23
DE LA MÍSTICA PALABRARIA AL SABOR
DEL SABER
FROM THE MYSTICAL VERBIAGE TO THE
TASTE OF KNOWLEDGE
Editorial sobre un tópico de interés actual
1Universidad Técnica de Cotopaxi. Carrera de Pedagogía de la Lengua y
Literatura. juan.araque9454@utc.edu.ec
Juan Carlos Araque Escalona1
Juan Carlos Araque Escalona
CHAKIÑAN. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades / ISSN 2550 - 6722
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DE LA MÍSTICA PALABRARIA AL SABOR
DEL SABER
FROM THE MYSTICAL VERBIAGE TO THE
TASTE OF KNOWLEDGE
La lengua, en tanto sistema de sistemas, conlleva la más alta de las perfecciones
realizadas por el hombre; nos modela tanto externa como internamente
y esculpe incluso nuestros más caros y recónditos sentimientos, de allí
que se convierta en el mejor aderezo del cotidiano comunicar(se). Física
y fenomenológicamente hablando, el universo y sus imágenes se plantean
disímiles debido a la forma en que cada hablante signique aquello que le
circunda, pero a más de ello la lengua resulta amable y maleable, pues permite
a la persona disminuir o aumentar la realidad de una manera vertiginosa y
exponencial.
En consecuencia, la naturaleza de la lengua se torna universalista, pues
las ramas y disciplinas del saber se valen de ella para denotar, legitimar y
efectivizar las grandes ideas gestadas a nivel del pensamiento creativo. El
avance de la ciencia nalmente ha ido de la mano del avance lingüístico, no
perdamos de vista que las ramas de la lingüística en tanto morfología, sintaxis,
etimología y semántica han contribuido signicativamente al desarrollo
sociocultural y cientíco de la humanidad. Las ideas que conocemos en el
mundo son precisamente porque contenido y expresión se han conjugado a
los nes de ampliar los horizontes de sentido de quienes se expresan, pero
también de quienes luminosamente reciben la riqueza de ese verbo trabajado
a manera de orfebrería estética.
En el caso de la lengua, la literatura y el arte el sabor de la expresión se
duplica, pues en ella convergen tanto lo racional como lo ccional sin que una
discrimine de la otra, de hecho, es posible hablar de purezas de la lengua a
manera de relojería namente labrada. No obstante, el habla y las intenciones
de quien se expresa están sujetas a interpretaciones contextuales muchas veces
impuras. Dichas impurezas se maniestan a diario en el habla de las personas
sin que ello sea previamente planicado, es el caso del conocido sexismo
lingüístico que unas veces se evidencia en el fondo comunicativo y otras
como simples expresiones elaboradas con nes comunicativos pragmáticos.
La comunicación pragmática es una meta por alcanzar en estos días de tantas
premuras y urgencias cotidianas, ahorrarle tiempo al interlocutor será algo que
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Número 23 / AGOSTO, 2024
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muchos receptores sabrían agradecer. Ante ello sería urgente desarrollar
habilidades para alcanzar una comunicación ecaz, efectiva y eciente
en términos utilitaristas, justo a partir de ello los hablantes valorarían
más las mediaciones áulicas y escolares donde se imparten técnicas
comunicativas de corte lexicológico. Todo esto conduce a un camino en
el que los hablantes empiezan a familiarizarse con el diccionario que es
el mejor amigo de todo comunicador, a mayor vocabulario es posible
dibujar, pensar y expresar el mundo que nos rodea, es más, habrá mayor
posibilidad de entender la vida convirtiéndose nuestro lenguaje en el
medio que nos orienta hacia una comprensión e interpretación de la
existencia humana.
Creo fervientemente en que todo hablante avanza signicativamente en
su manera de comunicar según sean sus propias carencias, claro está
que en los tiempos que estamos atravesando no son muchos quienes
se atreven a chocar contra sus propios muros paradojales para de ese
modo reconocer sus limitadas formas expresivas. Este impacto denota
claramente que muchas personas quieren progresar sin que ello amerite
un mínimo esfuerzo tanto cognitivo como metacognitivo, darle un uso
acertado a la lengua equivale a reconocer en sí mismo la expresión
absoluta de la vacuidad comunicativa, lo cual representa la ausencia
de signicados mínimos. Tengamos presente, quizá desde una cultura
más mística, que la conexión con el mundo se establece a través de los
signicados de aquello que percibimos a diario. En tal sentido invito
a pensar sobre todo aquello que desde hace tiempo hemos visto pero
jamás nos hemos detenido en el lexicón para vericar su multiplicidad
sígnica, de esa manera, lejos de perder la conexión con las cosas nos
acercaremos al punto de apreciarlas con la razón vital que ellas merecen.
Si la lengua, en un sentido amplio facilita la concatenación entre los
sujetos y su medio, diremos analógicamente que lengua, lenguaje,
pensamiento, hablante y habla son la trabazón perfecta en la que se
construyen las realidades disímiles y diferenciadas devenidas de
carpinteros y talladores en busca de las mejores obras de arte. Es así
que debemos ver en la lengua el arte sublime de la expresión con
contenido, como es evidente, donde hay arte hay genialidad, talento,
facultades, disposición, artilugios, ingenio, pero sobre todo disciplina
para ver materializada esa comunicación con características estéticas,
sensibles y proclives a la retroalimentación. Si todo ello se cumple
habremos dado el gran paso para enunciar que el pensamiento de cada
persona será equivalente a su capacidad para expresarse, es decir, lo que
Wittgenstein (2009) enunció como “los límites de mi lenguaje son los
límites de mi mundo” (p. 105) entendiendo con ello que el tamaño del
mundo que percibe cada persona será proporcional a su concepción y
madurez lingüística.
En denitiva, madurar los procesos lingüísticos garantiza la extensión
de la mente humana hacia otros estadios desconocidos, signica que
la construcción de nuevos mundos es la ruptura de lo ínmamente
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conocido frente a la grandiosidad de los límites que históricamente han
impedido al ser ese conocer justo y necesario. Siendo así, invertir tiempo
de calidad en el desarrollo de habilidades lingüísticas se traduce en dar
un giro copernicano, algo así como aquello que los historiadores llaman
cambio epocal, tan grande es que Kuhn (2004) lo llama paradigma, lo
cual representa un “logro cientíco universalmente aceptable que durante
algún tiempo suministran modelos de problemas y soluciones a una
comunidad de profesionales” (p. 14). Adicionalmente, aunque muchos
no reconozcan en el desarrollo del lenguaje un cambio paradigmático,
será para ellos una imposibilidad contemplar los logros en quienes han
logrado avanzar gracias a su buen uso, de allí que no reparen en cómo
otros con capacidades, claridad y entendimiento consideran las virtudes
de quienes apuestan por la lectura, la escritura y el arte en general.
Sin lugar a dudas, aprender a comunicar es navegar hacia puerto seguro,
bajo un enfoque cientíco, la comunicación debe diferenciarse pues a
nivel de la investigación y la ciencia debe coincidir la seguridad y la
certeza, por un lado, pero ello en constante imbricación a la brevedad
y la concisión. Pesado no es solamente el que agrede con palabras
e insultos, también lo es aquel quien goza de un verbo farragoso,
monótono y repetitivo, es por ello que Gracián (2019) argumenta que
“lo bueno, si es breve, resulta doblemente bueno” (p. 39), lo cual denota
profunda vigencia en estos días en que mayoritariamente se pretende
recibir a manera de cápsulas milagrosas, es decir, de lo poco, mucho.
Por ende, aquel que queriendo hacerse prolijo cae en palabrería, lejos
de aclarar lo único que consigue es llegar a la cúspide de la fruslería o,
en todo caso, a lo ligeramente sostenible, pues el mayor premio para
la brevedad resulta su larga duración en el tiempo y en la mente de los
futuros lectores.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Gracián, B. (2019). El arte de la prudencia. Edu Robsy.
Kuhn, T. (2004). La estructura de las revoluciones cientícas. Fondo de
Cultura Económica.
Wittgenstein, L. (2009). Tractatus lógico-philosophicus. Editorial
Gredos, S. A.