
INTELIGENCIA ARTIFICIAL (ChatGPT) EN LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA:
REALIDAD Y CONSIDERACIONES ÉTICAS
Número 25 / ABRIL, 2025 (299-316)
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en proceso de aprobación en la Unión Europea, una tesis, un artículo
cientíco, e incluso un trabajo de clase generado con ChatGPT quedaría
en un “vacío legal”. El estudiante no podría ser considerado el autor
(porque, de hecho, no lo es), pero el texto no podría ser reivindicado
como propio por el verdadero autor -la IA- porque no es una persona
natural. Y el documento sería -y no sería- un plagio, pues ha sido
copiado, pero no de una persona natural.
En cualquier caso, y mientras se toman decisiones legales, varias
instituciones cientícas, editoriales y educativas han elaborado sus
propias normas. Elsevier y Springer-Nature han establecido que
ChatGPT no puede considerarse como autor o coautor de artículos
cientícos ni citarse como fuente (Chávez, 2023). En las instituciones
educativas públicas de New York, incluyendo las universidades, el
acceso de estudiantes y docentes a ChatGPT ha sido bloqueado, y en
algunas universidades de Australia se ha regresado a los exámenes
orales y escritos, abandonando las evaluaciones online (Segovia, 2023).
A esto se añade que la sociedad al parecer no está totalmente lista para
detectar si un documento ha sido creado con IA. Por ejemplo, Díaz
(2023) exploró las posibilidades de Turnitin (una herramienta para la
detección de similitudes de texto) para revelar posibles plagios en 50
textos elaborados por estudiantes y 50 obtenidos por ChatGPT sobre un
mismo tema. Es interesante que el índice general de similitud -posible
indicador de plagio- encontrado por Turnitin fue de 33 % en los trabajos
hechos por los estudiantes y de 19 % en los hechos por ChatGPT. Estas
cifras evidencian que no siempre el software que se emplea para detectar
plagio puede lograrlo en los casos en que se ha usado la IA.
Por otra parte, si se tiene en cuenta lo encontrado por Segovia (2023)
acerca de la utilidad que los estudiantes atribuyen a la IA, es fácil
entender que existe una brecha para la comisión de plagio en la
educación. Esta autora realizó una investigación sobre la percepción
y el uso de ChatGPT por 551 estudiantes de posgrado, residentes en
varios países latinoamericanos. Los resultados demuestran que, aunque
solo el 23 % de la muestra de estudiantes ha utilizado ChatGPT como
recurso de aprendizaje, estos le otorgaron un puntaje de 75 sobre 100 en
cuanto a su utilidad (Segovia, 2023).
Y es que hay que tomar en cuenta dos realidades: la primera, que aun
cuando una buena parte de los estudiantes reconozcan que el plagio
es incorrecto y antiético, no todos se negarán siempre a cometerlo
(McCabe, 2005); la segunda, que, ante un cúmulo de actividades
indicadas por los docentes, que exigen tiempo y dedicación, y la
existencia de herramientas de IA como el ChatGPT, pocos rechazarán
su uso para cumplir las tareas de forma más rápida y fácil (Ibarra et al.,
2023). Thorp (2023), por su parte, señala que ChatGPT logra buenos
resultados contestando preguntas, pero su redacción académica no es
relevante; por tanto, una solución temporal a las preocupaciones de los