ABRIL, 2025 (176-195)Número 25
DESIGUALDADES POR CONDICIÓN
RACIAL EN EL COMPLEJO OSHA-IFÁ DE
SAGUA LA GRANDE
INEQUALITIES DUE TO RACIAL CONDITION
IN OSHA-IFA COMPLEX OF SAGUA LA
GRANDE
DOI: https://doi.org/10.37135/chk.002.25.08
Artículo de Investigación
Recibido: (02/04/2024)
Aceptado: (04/08/2024)
1Universidad de Oriente, Facultad de Ciencias Sociales, Centro de Estudios
Sociales Cubanos y Caribeños Dr. “José Antonio Portuondo”, Santiago de Cuba,
Cuba email: leynier.chacon@uo.edu.cu
2Universidad de Oriente, Facultad de Ciencias Sociales,Centro de Estudios
Sociales Cubanos y Caribeños Dr. “José Antonio Portuondo”, Santiago de Cuba,
Cuba email: yrobert@uo.edu.cu
3Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, Facultad de Ciencias Sociales,
Departamento de Gestión Sociocultural, Santa Clara, Cuba, email: mmcasanova@
uclv.edu.cu
Leynier Chacón Estrada1,
Yamirka Robert Brady2,
Manuel Martínez Casanova3
Leynier Chacón Estrada, Yamirka Robert Brady, Manuel Martínez Casanova
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En la actualidad, las nuevas condiciones socioeconómicas favorecen la reproducción de
desigualdades raciales, incluido el campo religioso. La investigación se propuso como
objetivo describir las desigualdades por condición racial dentro del Complejo Osha- Ifá
en Sagua la Grande, Villa Clara, Cuba.Se realizó un estudio descriptivo con un enfoque
metodológico mixto entre 2020 y 2023 en diferentes espacios de culto y socialización
(casas templo, residencias de reconocidos practicantes) dentro del Complejo Osha- Ifá,
en su zona urbana. Participaron 60 practicantes del Complejo Osha- Ifá (41 % masculino
y 19 % femenino) que incluyen: oloshas, iyaloshas, babaloshas, omó añas, babalawos y
apetebísmediante un muestreo no probabilístico de carácter intencional con criterios de
inclusión. Los instrumentos utilizados fueron la entrevista semi-estructurada, el cuestionario
y el análisis de documentos. Se evidenciaron diferencias en niveles adquisitivos y por la
mercantilización del hecho religiosoentre practicantes de la Regla de Osha y la Regla de Ifá
residentes dentro y fuera del país, lo que interseccionado por el color de piel de una y otra
práctica, genera inequidades en su mayoría para las personas de tez negra y en menor medida,
mestizas.
PALABRAS CLAVE: Desigualdades, racismo, Complejo Osha- Ifá
New socio-economic conditions favor their production of inequalities include the religious
eld. The objective of the research was to describe inequalities due to racial condition within
the Osha- Ifa Complex in Sagua la Grande, Villa Clara province, Cuba. A descriptive study
was carried out with a mixed methodological approach between 2020 and 2023 in dierent
spaces of worship and socialization (temple houses, residences of recognized practitioners)
within the Osha-Ifa Complex in its urban area. Were participated 60 practitioners from the
Osha- Ifa Complex (41% male and 19 female), including: oloshas, iyaloshas, babaloshas,
omo añas, babalawos and apetebís through intentional non- probabilistic sampling with
inclusion criteria. The instruments used were the semi-structured interview, the questionnaire
and document analysis. It was evident that the dierences in purchasing power levels and
the commercialization of the religious fact between practitioners of the Rule of Osha and the
Rule of Ifa, residents inside and outside of the country, which intersected by color of the skin
of both practices, it generates inequalities, mostly for people of black color and, to lesser
extent, half-blood people.
KEYWORDS: Inequalities, racism, Osha- Ifa Complex
RESUMEN
ABSTRACT
DESIGUALDADES POR CONDICIÓN RACIAL
EN EL COMPLEJO OSHA-IFÁ DE SAGUA LA
GRANDE
INEQUALITIES DUE TO RACIAL CONDITION IN
OSHA-IFA COMPLEX OF SAGUA LA GRANDE
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INTRODUCCIÓN
Al revisar las investigaciones sociológicas de los últimos años, es
innegable la importancia que cobran los estudios sobre desigualdad
social. Si bien es cierto que gran parte de las preocupaciones mundiales
sobre desigualdades giran en torno a lo económico, se debe reconocer
como fenómeno multidimensional que incluye asimetrías de clase, raza,
género u origen geográco.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) proclamada
por la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU), devino hito en
materia de derecho y justicia social. Sin embargo, en La matriz de la
desigualdad, informe de la CEPAL-UNFPA (2020), se sostiene que
“Las desigualdades étnicas y raciales, así como las territoriales, también
tienen un peso determinante en la estructuración de las relaciones
sociales y en las posibilidades de ejercicio de los derechos en América
Latina” (p. 19).
Con el triunfo revolucionario en Cuba el 1 de enero de 1959 se materializó
un proceso de transformaciones socioeconómicas que generaron un
estado de bienestar social. A partir de ahí, el gobierno cubano instituyó
el rechazo a cualquier forma de diferenciación o estigmatización social,
principalmente contra el racismo y sus manifestaciones.
Tanto la Constitución de la República de Cuba (Asamblea Nacional del
Poder Popular, 2019), como el Programa Nacional Contra el Racismo
y la Discriminación Racial, incluido en el Macroprograma Desarrollo
Humano, Equidad y Justicia Social, insertado a su vez en el Plan
Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030 PNDES
(Ministerio de Economía y Planicación, 2019), así como el trabajo de
instituciones como la Comisión Aponte con sede en la Unión Nacional
de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), la Cátedra Nelson Mandela,
perteneciente al Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas
(CIPS), el Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello
(ICIC), apuntalan políticas públicas, sociales y culturales en materia de
equidad.
Las nuevas condiciones socioeconómicas impuestas por elementos
geopolíticos donde no escapa el cerco económico, el efecto bumerán
del ordenamiento económico en el país y la creciente emigración,
son algunas de la condicionantes sociales que construyen en cierta
medida, formas de desigualdad racial. A través de Zabala et al. (2022)
se visibiliza que “el incremento de las desigualdades sociales en las
últimas décadas (…) constata la existencia de grupos en desventaja
social y la reemergencia de condiciones de pobreza y vulnerabilidad”
Leynier Chacón Estrada, Yamirka Robert Brady, Manuel Martínez Casanova
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(p. 2).
Ahora bien, para acercarnos al análisis de condición racial nos remitimos
a Mara Viveros citada por Flavia Ríos (2023) cuando fundamentó que en
el contexto latinoamericano la raza es un indicador de clase yel color de
la piel característica fundamental que transversaliza las jerarquizaciones
de dichas sociedades. En tanto, Morales (2008) se reere al color de la
piel como “variable histórica de diferenciación social” (p. 96).
Se inere que el estigma del color sostuvo y sostiene algunas de las
desventajas objetivas del negro y el mestizo en la sociedad cubana.
Podemos citar las obras de autores como Alvarado (1996), Colectivo
de autores (2011), Romay (2015), Cuba (2019), Zabala (2020),
Campoalegre (2021), De la Fuente y Bailey (2021), Sarduy y Espina
(2022), Zabala y Fundora (2022), Chacón (2024); por citar algunos,
donde se especica el color de la piel como variable principal de
diferencia social desde lo simbólico en las interacciones sociales.
En el escenario social, los llamados grupos sociales minoritarios
teniendo en cuenta el color de la piel pueden ser asumidos como
discriminados, discriminadores, o jugar un doble papel, incluso dentro
del grupo en cuestión. Esos paradigmas corroboraron las ideas de Gall
(2004) al denir que la pertenencia, autodenición, autopercepción
e identicación con un grupo es una realidad social marcada por
imperativos que necesitan de cambios para una equidad social. A esto
no escapan manifestaciones culturales y religiosas.
Lo ilustrado condujo a diversas interrogantes: ¿Por qué pese a la
aplicación de políticas ramales en la sociedad cubana y a más de 60
años de Revolución en el poder, persisten desigualdades sociales,
algunas con un trasfondo racial? ¿Cuáles son esas manifestaciones de
asimetrías entre grupos humanos? Estas interrogantes han sido de cierta
forma analizadas desde diversas instituciones. Destaca la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO- Cuba) con la creación
en 2015 del área de investigación Desigualdades sociales y políticas de
equidad (Zabala et al., 2018).
En Zabala (2020) encontramos enjundiosos presupuestos teóricos-
metodológicos indispensables para el estudio de las desigualdades
raciales. El análisis interseccional como herramienta analítica permitió
no solo indagar sobre el fenómeno en cuestión, entrecruzando y
relacionando diferentes categorías en escenarios socio históricos
concretos en pro de medir la incidencia en el reforzamiento de
inequidades, sino que sustenta el carácter holístico, sistémico y
multidimensional del fenómeno.
No abundan en las ciencias sociológicas de Cubalos estudios sobre
desigualdades raciales en el campo religioso o dentro de las prácticas
de origen africano, especícamente el Complejo Osha- Ifá. No así en
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la desigualdad de género en mayor medida las de exclusión femenina,
donde persisten las interconexiones entre género-color de la piel que
rearman posiciones de desventaja en los procesos de reproducción
social. Este campo de investigación cuenta con mayor bibliografía y la
propia línea de estudio desde centros como el Centro de Investigaciones
Psicológicas y Sociológicas (CIPS) a través de la Cátedra Mandela y
el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) con
exponentes como la Dr. C. Rosa Campoalegre (2021).
Orozco (2021) en su tesis doctoral “Consenso y conicto en la tradición
religiosa de Ifá en Santiago de Cuba. Un estudio de género”, analizó
desde diferentes perspectivas, posicionamientos dialógicos y no tanto
con profundas mediaciones socio- religiosas en torno a la mujer en la
Regla de Ifá y su lugar en el seno de la práctica. Por su parte, Luis
(2017) apuntó sobre la exclusión de la mujer dentro del Complejo
Osha- Ifá en el municipio Remedios, provincia de Villa Clara. Alude
a la masculinización creciente de la práctica religiosa, regido por
condicionantes con un trasfondo socioeconómico, cultural y sacro.
Mientras tanto, Leiva et al. (2021) centraron su estudio sobre la
desigualdad de género en el contexto social del Condado Norte,
municipio Santa Clara, también en el Complejo Osha- Ifá. Llama la
atención como:
de la interpretación de los pattakíes recogidos en los Odduns
del Complejo religioso Osha-Ifá han emergido en las tres
últimas décadas símbolos, mitos y ritos discriminatorios contra
las iyaloshas (…) pesar, de que la historiaresalta a las mujeres
como protagonistas y líderes que impulsaron, potenciaron y
prestigiaron el desarrollo del Complejo. (p. 89)
Por último, Estrada y Chacón (2019) realizaron una investigación sobre
los tambores de fundamento Batá en Sagua la Grande y uno de los
resultados arrojados conuye en una estraticación racial en el orden
jerárquico preestablecido en la práctica, lo que incide en cuotas de
desigualdad por color de la piel dentro de Complejo Osha-Ifá. Según
los autores:
el principal componente étnico de los olú-añá en el municipio
sagüero sigue siendo la prevalencia de tez negra en un 99%, -no
así entre iyaloshas, babaloshas y babalawos- en consonancia
de la juramentación por vínculo consanguíneo, vínculo familiar
religioso y homogeneidad de estrato social. (p. 8)
En este prolífero campo de investigación sobre desigualdades en el
ámbito religioso, el municipio Sagua la Grande en Villa Clara es una
unidad de análisis aún por explorar. Un pasado colonial y neocolonial
de esplendor sacarocrático-industrial, con una oligarquía clasista
consolidada, en algunos casos de raíces foráneas, nucleadas alrededor
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de sociedades de recreo, asociaciones blancas y negras, marcan un
devenir histórico de disgregación por condicionantes raciales.
En la actualidad dentro de la práctica Osha- Ifá se establecen relaciones
interpersonales entre individuos de diferente color de la piel. Sin
embargo, dichas relaciones están sesgadas por la racialización y
las desigualdades. La prevalencia de prácticas disgregadoras en los
espacios litúrgicos, la comercialización del hecho religioso donde el
color depiel lleva implícito desventajas históricas concretas, prácticas
culturales excluyentes desde la institucionalidad entre otros factores,
alimentan las manifestaciones de desigualdades raciales en el complejo.
Sobre la necesidad de abordar el fenómeno se coincidió con Reygadas
(2004) cuando plantea que las desigualdades están sesgadas por las
sinergias entre elementos sociales, económicos, políticos y culturales,
articuladas en diferentes niveles de la estructura social. Ello favorece el
ejercicio de la exclusión por color de la piel en varios ámbitos sociales,
incluido el campo religioso.
METODOLOGÍA
La investigación que sustentó el presente artículo se desarrolló en el
período 2020-2023 en el Complejo Osha- Ifá del municipio Sagua la
Grande, provincia Villa Clara, como insumo para proponer alternativas
de cambio social que favorezcan la equidad.
En ella se aplicó un enfoque metodológico mixto en la superación de
limitaciones y dicotomías acérrimas entre lo cualitativo y lo cuantitativo,
frente a encrucijadas epistemológicas-metodológicas sobre la base en
la que se debe construir y asumir el conocimiento. La investigación
responde a un estudio de caso con una estrategia descriptiva señalado
por Yin (1994) como “tentativa de investigación (…) contribuye
únicamente a nuestro conocimiento de fenómenos individuales,
organizacionales, sociales y políticos” (p. 2).
Se asumió que los aportes del sistema teórico-metodológico de Pierre
Bourdieu (1987) constituyen vía expedita en la comprensión crítica de
los fenómenos religiosos, sin aislarlos de su contexto social y de todos
los procesos asociados. La consideración de sus presupuestos campus
y hábitus resultan vitales para la descripción del objeto, así como el
concepto campo religioso, donde se conguran o establecen una red
relaciones sociales objetivas históricamente construidas y denidas.
Para dar cuenta de los efectos de una matriz de dominación hegemónica
noroccidental- europeizante y de ejes que tejen la estraticación y
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diferenciación social, aludimos a la interseccionalidad. Espinosa (2020)
advirtió el peligro de que cada corriente teórica -dígase marxismo,
feminismo, teoría crítica de la raza- pretende dar una interpretación a
partir de lo que asume como “eje de dominación fundamental” (p. 6). En
tanto paradigma de investigación y perspectiva teórica metodológica,
ha tenido un profundo efecto en los estudios sobre relaciones de poder
y la representación de grupos sociales en desventaja, como crítica de los
principales sistemas de interpretación del orden social.
Después de enunciados los principales referentes teóricos en la
investigación social por desigualdades raciales y exponer los principales
antecedentes del tema en cuestión, se procedió a en primer lugar a
seleccionar la muestra de estudio sobre los sustentos no probabilísticos
con criterios de inclusión, teniendo en consideración: amplia
experiencia o experticia litúrgica respaldada en años biológicos y de
práctica, prestigio religioso, así como número de ahijados e iniciados y
reconocimiento dentro y fuera de la comunidad religiosa.
Dicha selección se asemejó a la utilizada por estudios precedentes
realizados por Luis (2017), Estrada y Chacón (2019), Leiva et al. (2021),
de acuerdo primero a la similitud de los propios indicadores abordados
y los objetos a tratar, pues todos de una forma u otra responden a
elementos disgregadores.
La muestra se compuso de un total de 60 personas donde se incluyeron
oloshas, iyaloshas, babaloshas, omó añas, babalawos y apetebís. Sin
embargo, no se pudo obtener un dato dedigno de la población total de
practicantes del Complejo Osha-Ifá en el municipio de Sagua la Grande,
pues el difícil escenario socio demográco dejado por los efectos de la
Covid- 19, la creciente movilidad social y envejecimiento poblacional,
así como otros condicionantes, imposibilitaron un acercamiento real a
la cifra en cuestión.
Acto seguido, se seleccionaron las técnicas de investigación para
la recogida de datos. Se aplicaron observaciones participantes en
actividades litúrgicas como: festividades por cumpleaños de santo,
toques de tambor, fechas señaladas. Además, recurrimos a la aplicación
del cuestionario sin distingo de edad, sexo, color de la piel para que
cada sujeto proporcionara sus criterios lo más cercano posible a
la percepción del fenómeno de lo desigual a través de lo racial. Se
realizaron entrevistas semi estructuradas que contribuyeron a elaborar
otras preguntas que nos acercaran más a la raíz de hecho social.
En tercer lugar, se procedió a la aplicación de las técnicas de
investigación a los 60 practicantes del Complejo Osha-Ifá en su zona
urbana. Las entrevistas semiestructuradas se materializaron con 45
personas, mientras que el cuestionario se aplicó a la totalidad de la
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muestra. En el proceso, se tomó en cuenta los principios éticos valederos
en la investigación social. Se informó a cada uno de los participantes
previamente el objetivo de la investigación, sobre la voluntariedad de
colaborar con la misma, así como el merecido respeto al anonimato,
la condencialidady privacidad de cada uno de los que decidieron su
inclusión. Los participantes rmaron el consentimiento informado que
respalda dicha colaboración.
El análisis de documentos realizado a través de Alcover (1905), Testa
(2004), Estrada y Chacón (2019) nos acercó a la historia del pasado
disgregador del municipio Sagua la Grande, así como al estudio de
Fundamentos de Ifá y patakkíes relacionados con la desigualdad por
color de la piel en la práctica. En general, la muestra estuvo conformada
por 41 hombres y19 mujeres.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
El campo religioso de origen africano en Sagua la Grande posee un
peso cultural signicativo no solo para el centro del país. El municipio
enclavado en la antigua provincia Las Villas, con un creciente desarrollo
económico desde poco más de su fundación tardía el 8 de diciembre
de 1812, sustentado entre otros renglones en la plantación esclavista y
la industria azucarera, fue pionero en la introducción de tambores de
fundamento Batá, y constituye su sede la Sociedad Santa Bárbara en el
Consejo Popular Villa Alegre (Estrada & Chacón, 2019).
Fue notable asentamiento además de la cultura de origen bantú,
también con instrumentos consagrados reconocidos nacionalmente y
con sede en la Sociedad San Francisco de Asís o Kunalumbo, Consejo
Popular Coco Solo- Pueblo Nuevo. Ambas instituciones, como otras ya
inexistentes, están ubicadas en las periferias de la ciudad, respondiendo
al ordenamiento espacial territorial donde eran relegados posterior a su
fundación los llamados individuos de segundo orden.
Las prácticas disgregadoras por condición racial o color de piel en
el municipio sagüero, antes del Triunfo de la Revolución, incluían la
negativa de tránsito o socialización en espacios visibles como el parque
central o sus inmediaciones, instituciones, centros educacionales y
espacios recreativos como playas, cines, clubes nocturnos entre otros.
Además, se suprimían manifestaciones culturales y religiosas los días
festivos, donde procesiones alegóricas a las deidades homónimas
sincretizadas con el catolicismo, podían llegar solo hasta determinados
puntos o fronteras clasistas de la ciudad donde eran asumidas por
la Iglesia y la Banda Municipal (Alcover, 1905), respondiendo al
paradigma legitimado como es el caso del 4 de diciembre, alegórico a
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Santa Bárbara sincretizado con Shangó, cuarto alán del reino de Oyó.
Como reejó Alcover (1905), Sociedades de Recreo como la Sociedad
Liceo o Yatch Club nutrían la otrora estraticación social donde no
escapaba Unión Sagüera, sociedad negra fundada en 1893. Pese a los
tintes independentistas y progresistas que la caracterizaron, además
de ser repudiada por las demás sociedades, reprodujo en gran medida
una intencionalidad social excluyente a semejanza de paradigmas
hegemónicos occidentales impuestos por la colonialidad cultural.
Algunos de los entrevistados, entre los que se cuentan practicantes del
Complejo Osha- Ifá, profesionales del sector de cultura, patrimonio,
especialistas en temas socio- religiosos, docentes universitarios,
coincidieron en que, en el municipio en su zona urbana, persisten
manifestaciones de racismo por el color de la piel, generando
desigualdades y disgregación social. Sin embargo, en el orden de
las particularidades, se identicaron diversas formas en las que se
maniestan las desigualdades raciales haciendo alusión a:
No tener los mismos derechos y deberes desde la legitimación
social.
Diferencias entre el blanco y el negro o viceversa en la
obtención de oportunidades y benecios de cualquier índole.
Persistencia de prejuicios, estereotipos y discriminación racial.
Relaciones sociales asimétricas
Obtención de poder adquisitivo.
Posibilidad de escalar mediante posición social.
Por otro lado, se tuvo referencia que la primera persona de tez blanca
iniciada en las prácticas de la Regla de Osha fue Juan García Fonseca
(Bienvenido García), el 29 de mayo de 1940 (Testa, 2004). En ese orden
Testa (2004) señaló la participación temprana de personas de tez blanca
dentro de la práctica de la Regla de Osha.
Sin embargo, dicha aseveración no tiene solidez ni sustento para
el contexto histórico concreto del municipio, pues la fecha resulta
tardía con respecto a la génesis litúrgica de origen yoruba en Sagua,
señalada por la propia autora en época cercana a la última década del
siglo decimonónico a través de dos guras femeninas nombradas Ma
Antoñica Wilson y Ma Joaquina Mora (Testa, 2004), más de cincuenta
años después del hecho antes mencionado. Sobre lo anterior, los
entrevistados fundamentaron algunos de sus criterios sobre las posibles
causas de la entrada tardía de personas de tez blanca en la práctica de la
Regla de Osha argumentando que:
El tabú impuesto para personas no provenientes o descendientes
directos del continente africano.
Reserva o salvaguarda de secretos religiosos por parte de
practicantes de origen africano.
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Mecanismo de exclusión a personas de tez blanca, por temor,
aversión, etcétera.
Disgregación social por construcciones raciales en espacios
litúrgicos.
Rechazo a la homogeneidad de status social y litúrgico dentro
de la estructura religiosa preestablecida.
Por otro lado, se comprobó mediantela observaciónparticipante que la
amplia mayoría de sacerdotes de Ifá o babalawos,-máxima autoridad
dentro de la religión- son de tez blanca, evidenciándose en menor
medida a mestizos y solo se identican 2 personas de tez negra. Ello se
contrapuso al resultado obtenido mediante la totalidad de los encuestados,
quienes señalaron en la técnica aplicada como respuesta coincidente
la hegemonía total de personas de tez blanca dentro del sacerdocio de
Ifá (Tabla 1), lo que presupuso una construcción simbólica racializada
desde el hábitus, pero con un impacto perceptible en el campus, en este
caso religioso y en las relaciones sociales de poder mediante campos de
fuerza que se establecen en las interacciones sociales (Bourdieu, 1987).
Dicho resultado, además, dirió de los obtenidos por Luis (2017)
en igual manifestación religiosa, pero en desigual período y
contexto,aunquetambién en la provincia de Villa Clara. La estructuración
social por color de la piel no es lo que marca las diferencias en ese
escenario histórico concreto.
Tabla 1: Color de la piel que prevalece en la Regla de Ifá en Sagua
De manera contradictoria, se comprobó que la mayor experiencia y
conocimiento sobre la práctica religiosa en la Regla de Ifá la acumulan
los sacerdotes con mayor índice de instrucción y no precisamente por
tener una edad religiosa tan avanzada, o una representación numerosa
en ahijados, santos entregados o conferidos, pues se comprobó mediante
los testimonios de practicantes del sacerdocio de Ifá, que la práctica
experimentó un crecimiento a partir de la primera década del 2000.
Sin embargo, se evidenció en el desempeño litúrgico, experiencia y un
conocimiento profundo en la mayoría de los practicantes de la Regla de
Osha, donde predominan según el cuestionario aplicado un 46.2% de
personas de tez negra y en menor medida los mestizos con respecto a
las personas de tez blanca (Tabla 2), independientemente de su grado de
escolaridad, edad biológica o religiosa.
Mediante la observación, la revisión de documentos a través de Testa
(2004), los testimonios ofrecidos por los entrevistados en los que se
sitúan practicantes de la Regla de Osha, se comprobó que los máximos
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exponentes de la santería en la jurisdicción de Sagua la Grande en
su zona urbana pertenecen a familias con reconocida tradición en la
religión en muchos casos por vínculos consanguíneos. Por otro lado, se
percibió mediante una de las respuestas al cuestionario el rápido ascenso
de iniciados e iyawós de tez blanca, lo que incide en una recomposición
estructural y estraticación jerárquica por color de la piel al interior de
las manifestaciones de origen yoruba.
Tabla 2: Color de la piel que predomina en la práctica de la Regla de
Osha en Sagua la Grande
Pese a las heterogeneidades grupales y sociales que nutren algunos
de los principales centros adoración o Ilé- Osha en el municipio, los
prejuicios, estereotipos y estigmas por el color de la piel que marcan
desigualdades y diferencias de forma consciente o no dentro de la
comunidad religiosa, son las principales formas de rechazo en el
espacio social. La entrevista arrojó que aún la persona de tez negra
es criticada por su color, características fenotípicas y su estrato social.
Según algunos informantes todavía no se vislumbra con buenos ojos
el matrimonio interracial, sobre todo en las familias de tez blanca,
remitiéndose a la ideología de blanqueamiento a la que hizo referencia
Viveros (2013) el supuesto de adelanto racial.
Se observó que los practicantes de la Regla de Osha o Ifá, incluso
en ambas generalmente, se reúnen por homogeneidad social que
directa o indirectamente está interseccionado por el color de la piel.
La pertenencia a determinada familia religiosa en muchos casos tiene
un trasfondo consanguíneo, por lo que se reproducen patrones de
sociabilidad de cierto modo excluyentes. La composición y distribución
intergrupal en ceremonias, cantos y bailes litúrgicos como espacio de
adoración alegóricos a determinada deidad, al igual que la percusión de
los instrumentos musicales sacros, están marcadas por un protagonismo
en su inmensa mayoría de personas de tez negra y mestiza. Sin embargo,
al igual que en apartados anteriores, los resultados arrojados por la
encuesta tienden a la totalización de los resultados (Tabla 3).
Tabla 3: Representación por color de la piel de los Omó-Añás
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Se observa además que los practicantes de tez blanca casi siempre, a
no ser que les corresponda ser presentados ante el Añá o Tambor de
Fundamento Batá, ceremonia para cumplimentar el período iyaworaje,
o para celebrar aniversarios de consagración y rendir tributos a deidades
y santos mediante bailes alegóricos, no manifestaron o no quieren
manifestar protagonismo en este tipo de ceremonial, aunque sean los
antriones de la actividad litúrgica en cuestión (Estrada y Chacón,
2019). Lo mismo sucede cuando se ofrece un güiro o se realiza un
bembé o wemilere. Ello responde a construcciones sociales racializadas
en la que aun siendo practicantes, rechazan este tipo de manifestaciones
propias de la cultura yoruba asumiéndolas con tintes de discriminación
y rechazo.
Según los testimonios ofrecidos por los entrevistados, las desigualdades,
diferencias o exclusiones raciales en la práctica del Complejo Osha- Ifá
se materializan por las diferencias entre las personas de tez blanca y la
de tez negra en cuanto a oportunidades, derechos y deberes dentro de la
religión. Ello evidenció contradicciones crecientes entre practicantes
que nuclean las prácticas religiosas.
Las oportunidades estuvieron dadas por la posibilidad de consagrar y
recibir mayor número de santos en dependencia de los costes donde
en muchos casos, los niveles monetarios de los grupos históricamente
desventaja social no pueden acceder. Lo anterior constituye un freno en
el desarrollo de capacidades dentro de la sacralidad de la práctica, así
como posibilidad de ascender en la obtención de estatus y reconocimiento
litúrgico.
Se pudo comprobar que los derechos por otro lado se obtienen mediante
la inclusión en la realización de determinada ceremonia o acto de
iniciación, casi siempre favorecido por las relaciones sociales que se
establecen a través de las familias religiosas mediante la observancia
de lo religioso y la posibilidad por iniciación de realizar determinada
actividad sacra.
De no ser así, se violentarían los principios éticos del corpus de origen
africano, aunque a través del Tratado de Odduns y sus patakkíes, los
practicantes de una u otra práctica, indistintamente asumen patrones
de conducta y roles con evidente sacralidad, en su generalidad,
condicionados por la pertenencia de género y el androcentrismo.Los
deberes tienden a regular comportamientos éticos y morales acordes
a los principios de ancestralidad y sabiduría de origen yoruba, en
observancia de su los pattakíes y Oddún de Ifá.
Pudimos observar que las actuales circunstancias socioeconómicas y
contextuales a nivel nacional y por ende Sagua en particular, derivaron
no solo desigualdades objetivas en el campo, sino que reproducen
mercantilismo del hecho religioso, estableciendo diferencias además
entre practicantes residentes dentro y fuera de Cuba, nacionales o
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extranjeros en cuanto a:
Prontitud de la realización de ceremonias fundamentales.
Número de atributos conferidos o santosconsagrados.
Vestimentas y confecciones textiles tanto para el religioso
como para las deidades, ofrendas, (incluidas variedades de
comidas, matanzas por grupos de animales, toques de santo).
Número de consagraciones realizadas, donde la mayoría de los
iniciados son personas representadas como blancas y mestizas.
Pago de los derechos en monedas de cambio foráneas.
Otros elementos diferenciadores a tener en cuenta son:
Fondo habitacional del babalosha, la iyalosha, el babalawo,
el omó añá, etcétera.
Calidad de vida, estatus social, y reconocimiento social.
Estraticación pre- establecida en la estructura socio- religiosa.
Por otro lado, al igual que el resultado arrojado con anterioridad en
Estrada y Chacón (2019), estudio realizado cuatro años antes, la
totalidad de los encuestados aseveraronaunúnicamente la prevalencia
de personas de tez negra como apwones y omó- añas (Tabla 3), dejando
entrever un elemento más en la estraticación signicativa por el color
de la piel dentro de la práctica religiosa en el municipio. Sin embargo,
mediante la observación, la entrevista y la revisión bibliográca se
esclareció que, además, nuclean dicha iniciación, en menor medida
personas de piel mestiza.
En otro orden la encuesta realizada mostró, aunque con criterios
divididos, un predominio por color de la piel de mujeres de tez blanca
representadas en un 46.2 % con una ausencia de personas de tez negra
como apetebí de Orula, gura femenina subordinada en la Regla de Ifá,
(Tabla 4).
Tabla 4: Representación por color de la piel de las apetebí
Al igual que en la Regla de Osha los criterios se encontraron divididos
respecto a las causas que propician estas diferencias dentro de la Regla
de Ifá. Sin embargo, destacan un poco más en la Regla de Ifá con 38
% sobre un 33.3% en la Regla de Osha el papel de condicionantes
socio- económicas, pero interseccionado en mayor o menor medida por
el color de la piel, estereotipos y remanentes racistas de una herencia
cultural donde median como regularidad homogénica sexista, a través
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de la estraticación social y religiosa, funcionando como mecanismos
de perpetuidad asimétrica la construcción de patrones estéticos de la
belleza a través de las hijas de Oshún, deidad de la sexualidad y la
voluptuosidad, además de ser la apetebí de Orula por excelencia en
elcontexto señalado.
Asimismo, se corroboró que el 38% de los encuestados alegan que las
personas de tez negra tienen menos posibilidades dentro del Complejo
Osha-Ifá, seguido de las mujeres donde a semejanza de resultados
arrojados por Luis (2017), Ajak(2019), Leiva et al. (2021) se evidencia
una masculinización y exclusión femenina dentro de la práctica
religiosa (Tabla 5). Dichos patrones se correspondieron al predominio
de la cultura patriarcal a la que fue sometida la práctica religiosa con
un trasfondo colonial que obvia el papel de la mujer en el orden social.
Tabla 5: Representación de personas con menos posibilidades dentro
del Complejo Osha-Ifá, incluido el género
Sin embargo, a pesar de que la tradición religiosa de origen yorubafue
impulsada en sus inicios por las guras femeninas, se comprobó que
en la actualidad han sido relegadas a la subalternidad masculina,
principalmente en la Regla de Ifá donde está aún en discusión en
Villa Clara si mediante la interpretación religiosa androcéntrica de los
Odduns, puede ascender o no al sacerdocio de Ifá. Sobre el desempeño
de roles dentro del Complejo, existen similitudes en lo encontrado por
Luis (2017), pues sobre el particular se sustenta que“los mismos se
distribuyen a partir de un orden jerárquico y con funciones especícas”
(p. 43).
Tantos iyaloshas como apetebís reconocieron la existencia de mujeres
en su amplia mayoría de tez negra, con prestigio dentro de la práctica en
fechas cercanas a la década de 70, 80 y 90 del pasado siglo. Sin embargo,
no reconocen en la actualidad una practicante a la altura de esas guras
de antaño, por lo que se manifestó una pérdida del empoderamiento
femenino en la religión.
Al igual que en la Regla de Osha los criterios estuvieron divididos
respecto a las causas que propiciaron estas diferencias dentro de la Regla
de Ifá. Sin embargo, destacaron un poco más en la Regla de Ifá con
38 % sobre un 33.3% en la Regla de Osha el papel de condicionantes
socio- económicas, pero interseccionadas en mayor o menor medida por
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el color de la piel, estereotipos y remanentes racistas de una herencia
cultural donde median como regularidad homogénica, estraticación
social y religiosa, funcionando como mecanismos de perpetuidad
asimétrica. No obstante, el rápido ascenso de práctica religiosa de Ifá en
Sagua la Grande a inicios del 2000, ha generado contradicciones entre
prácticas y practicantes con un trasfondo racial.
Por otro lado, pese a que se reconoció ampliamente en el cuestionario la
existencia de desigualdades por condición racial en el campo religioso,
llama la atención que los mismos informantes en escasas ocasiones se
auto- reconocieron como objetos de manifestaciones de algún tipo de
desigualdad por color de la piel (Tabla 6). Ello diere a los datos que
fueron recogidos en las entrevistas y en la observación participante.
Tabla 6: Representación de practicantes objeto de desigualdad por
condición racial
Existen elementos que problematizan la interacción social desde el
orden litúrgico como: potestad de un sacerdote de Ifá para acceder a
un cuarto de santos y realizar ceremonias fundamentalescomo entregar
cuchillos, realizar matanzas, sin estar consagrados en la Regla de Osha.
Posibilidad de babalawos de entregar tipos de santos conferidos en el
corpus de la Regla de Osha, así como la capacidad de elección del ángel
de la guarda por parte de un santero mediante sistema adivinatorio,
fuera de realizar el Itá al pie de Orula en la Regla de Ifá. Por último, se
corroboró la tirantez por costes económicos a través de los derechos por
la realización de ceremonias, rituales o matanzas. Estas fueron algunas
de las principales contradicciones desde el punto litúrgico generado en
el seno religioso.
Otro elemento tiene que ver con la interpretación sacra de los Oddun,
texto sagrado dentro de las prácticas de origen yoruba que rigen el
corpus litúrgico donde en el signo Otura Meyi, se enuncia que la religión
perteneció primero a las personas de tez blanca. Esto es discutible pues
la práctica de Ifá aunque tiene otras raíces que no son precisamente
nigerianas, resulta poco probable el sustento de tal armación.
Existieron criterios divididos si son las tradiciones, el racismo o causas
socio económicas los elementos objetivos que genera el predominio de
determinado grupo en cuestión. El 69.2 % reconoció que dentro de la
práctica hay personas con menos posibilidades que otras por el color
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de la piel, dado por las desventajas objetivas reproducidas a partir de la
década del 90 con la caída del Campo Socialista, donde las personas de
tez negra y mestiza del municipio, como sucedió en diversos espacios
geográcos del país, experimentaron con mayor rigor las nuevas
condicionantes socioeconómicas.
Ello se reeja en la obtención de estatus social, no así del religioso.
Sin embargo, resultaría erróneo separar dichas variables pues ambas se
relacionan, conuyen, interactúan. El estatus social podría garantizar
cierto status religioso y viceversa.
Según criterios de entrevistados, las mujeres negras tienen las mayores
desventajas en la religión.
Sin embargo, las personas de tez blanca tienen las mayores posibilidades
económicas lo que facilita el acceso a la consagración en la Osha y a
otros ceremoniales costosos como sacerdotes de Ifá y apetebí, máxima
autoridad en la religión y gura femenina indistintamente.
Asimismo, la tímida implicación de las organizaciones políticas, el
gobierno municipal y las organizaciones de masas en la aplicación
y proyección de políticas del estado en la garantía constitucional de
derechos sobre la base de la equidad, crean inmovilidad y apatía que
frena en cierto modo, el ejercicio necesario para generar alternativas de
cambio social.
El trabajo corrobora lo hallado por Estrada y Chacón (2019) en materia
de inequidad social y en cierta medida con Leiva et al. (2021) en la
construcción de determinantes sexistas dentro de las desigualdades por
color de la piel en la práctica religiosa, pero que responden a patrones
hegemónicos culturales coloniales.
CONCLUSIONES
En la investigación se describieron las manifestaciones de desigualdades
sociales presentes en el Complejo estudiado, las cuales se maniestan
o evidencian en: persistencia de prejuicios, estereotipos y estigmas
por el color de la piel en las interacciones sociales propias de una
herencia histórico cultural clasista donde median como regularidad la
estraticación social y religiosa, funcionando como mecanismos de
perpetuidad asimétrica en el Complejo Osha- Ifá.
Los practicantes de la Regla de Osha o Ifá, incluso en ambas generalmente
se reúnen por homogeneidad social que, directa o indirectamente, está
inuido por el color de la piel y también se detectaron diferencias
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por niveles adquisitivos y mercantilización del hecho religioso entre
practicantes de la Regla de Osha y la Regla de Ifá, residentes dentro y
fuera de Cuba, lo que interseccionado por el color de piel de una y otra
práctica, genera inequidades en su mayoría para las personas de tez
negra y en menor medida, mestizas.
Se materializan desigualdades raciales por las diferencias entre
personas de tez blanca y de tez negra en cuanto a oportunidades,
derechos y deberes dentro de la religión, con un aparente trasfondo
sacro que respalda la hipótesis de la prevalencia de la mayoría personas
de tez blanca, como elemento tipicador de las transformaciones y
renovaciones experimentadas al interior de la práctica religiosa y desde
una perspectiva de género, se evidencia la desventaja de las mujeres
negras en la estructura religiosa, unido a la ausencia de protagonismo
femenino en la práctica.
DECLARACIÓN DE CONFLICTOS DE INTERESES: Los autores
declaran no tener conicto de intereses.
DECLARACIÓN DE CONTRIBUCIÓN DE LOS AUTORES
Y AGRADECIMIENTOS: A continuación, se menciona la
contribución de cada autor, utilizando la Taxonomía CRediT:
Leynier Chacón Estrada: Autor principal, Conceptualización,
Análisis formal, Investigación, Metodología, Redacción-revisión y
edición, Supervisión y Visualización.
Yamirka Robert Brady: Conceptualización, Investigación, Análisis
formal, Metodología, Redacción.
Manuel Martínez Casanova: Investigación, Análisis formal,
Metodología, Redacción-revisión
La investigación efectuada forma parte de la Tesis en Opción al
Grado Cientíco de Doctor en Ciencias Sociológicas: “Desigualdades
por el color de la piel en el campo religioso del Complejo Osha- Ifá,
municipio Sagua la Grande”, auspiciada por el Centro de Estudios
Sociales Cubanos y Caribeños, de la Facultad de Ciencias Sociales, de
la Universidad de Oriente, Santiago de Cuba. Los autores agradecen el
apoyo brindado por el comité doctoral del mencionado programa, que
brindaron asesoría en la conducción del proceso investigativo, aunque
no son responsables del contenido de este artículo.
DECLARACIÓN DE APROBACIÓN DEL COMITÉ DE ÉTICA:
Los autores declaran que la investigación fue aprobada por el Comité
de Ética de la institución responsable, en tanto la misma implicó a seres
humanos.
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DECLARACIÓN DE DISPONIBILIDAD DE DATOS: Los
autores declaran que los datos utilizados en la investigación ejecutada,
se encuentran disponibles y sin restricciones de acceso para ser
analizados por los interesados, en el repositorio: https://zenodo.org/
records/14632400
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