Número 22 / ABRIL, 2024 (145-158)
CONSUMO DE ALCOHOL Y CONDUCTA ANTISOCIAL-
DELICTIVA EN ADOLESCENTES
ALCOHOL CONSUMPTION AND ANTISOCIAL-CRIMINAL
BEHAVIOR IN ADOLESCENTS
DOI:
https://doi.org/10.37135/chk.002.22.09
Artículo de Investigación
Recibido: (15/08/2023)
Aceptado: (25/11/2023)
Ponticia Universidad Católica del Ecuador, Sede
Ambato, Escuela de Psicología, Ambato, Ecuador
jpordonez@pucesa.edu.ec
Johanna Ordóñez-Calle
Ponticia Universidad Católica del Ecuador, Sede
Ambato, Escuela de Psicología, Ambato, Ecuador
cshuguli@pucesa.edu.ec
Catherine Shugulí-Zambrano
CONSUMO DE ALCOHOL Y CONDUCTA ANTISOCIAL-DELICTIVA EN ADOLESCENTES
Número 22 / ABRIL, 2024 (145-158) 146
CONSUMO DE ALCOHOL Y CONDUCTA ANTISOCIAL-
DELICTIVA EN ADOLESCENTES
ALCOHOL CONSUMPTION AND ANTISOCIAL-CRIMINAL
BEHAVIOR IN ADOLESCENTS
El consumo de alcohol y las conductas antisociales-delictivas constituyen un problema
relevante a nivel social y de salud pública. El objetivo de la investigación que dio origen
al presente artículo cientíco fue conocer la relación entre el consumo de alcohol y
la conducta antisocial-delictiva en adolescentes. Se utilizó un enfoque cuantitativo,
no experimental, descriptivo-correlacional, de corte transversal. Participaron 271
adolescentes (50.6 % masculino y 49.4 % femenino), entre 12 a 19 años, mediante un
muestreo no probabilístico por conveniencia con criterios de inclusión. Los instrumentos
utilizados fueron el Cuestionario para identicación de trastornos debidos al consumo de
alcohol (AUDIT) y el Cuestionario de conductas antisociales-delictivas (A-D). El análisis
mostró un consumo bajo de alcohol o abstinencia (95.2 %) y baja presencia de conductas
antisociales (89.3 %) y delictivas (88.93 %). No se presentaron diferencias por sexo en las
variables de estudios (p > .05). Se conrmó una relación baja positiva entre el consumo
de alcohol y la conducta antisocial (r = .206; p < .05), al igual que el consumo de alcohol
y la conducta delictiva (r = .199; p < .05), es decir, a medida que aumenta o disminuye el
consumo de alcohol, también lo hace la conducta antisocial-delictiva.
PALABRAS CLAVE: Consumo de alcohol, conducta antisocial, conducta delictiva,
adolescentes.
Alcohol consumption and antisocial-criminal behavior a relevant social and public health
problem. The objective of the research that gave rise to this scientic article was to
determine the relationship between alcohol consumption and antisocial-criminal behavior
in adolescents. A quantitative, non-experimental, descriptive-correlational, cross-sectional
approach was used. The study included 271 adolescents (50.6% male and 49.4% female),
aged between 12 and 19 years, using a non-probabilistic convenience sampling with
inclusion criteria. The instruments used were the Alcohol Use Disorders Identication
Questionnaire (AUDIT) and the Antisocial-Criminal Behavior Questionnaire (A-D). The
analysis showed low alcohol consumption or abstinence (95.2%) and low presence of
antisocial (89.3%) and criminal (88.93%) behaviors. There were no dierences by sex in
the study variables (p > .05). A low positive relationship was conrmed between alcohol
consumption and antisocial behavior (r = .206; p < .05), as well as alcohol consumption
and criminal behavior (r = .199; p < .05), that is, as alcohol consumption increases or
decreases, antisocial-criminal behavior also.
KEYWORDS: Alcohol consumption, antisocial behavior, delinquent behavior, adolescents.
RESUMEN
ABSTRACT
Johanna Ordóñez-Calle - Catherine Shugulí-Zambrano
CHAKIÑAN. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades / ISSN 2550 - 6722 147
INTRODUCCIÓN
El consumo de alcohol se caracteriza por ser uno
de los principales problemas que afectan la salud
de las personas a escala planetaria. La mitad de
la población de América, Europa y el Pacíco
Occidental consume alcohol y, más de la cuarta
parte de todos los jóvenes entre 15 a 19 años son
bebedores; donde se destaca América por tener
una de las tasas de prevalencia más altas a nivel
mundial (Pan American Health Organization,
2020).
Ecuador se ubica en el noveno lugar de
América Latina con mayor consumo de bebidas
alcohólicas, ingiriendo 7.2 litros de alcohol por
habitante al año (World Health Organization,
2018), la mayor parte de sus consumidores se
encuentra en edades comprendidas entre los
19 a los 24 años de edad, ya que el 12 % de la
población de este grupo adquirió alguna bebida
alcohólica en el año 2012, de acuerdo al Instituto
Nacional de Estadísticas y Censos (2014)
citado por Ponce (2018). El inicio de consumo
comienza a edades tempranas, gracias a que los
datos estadísticos dejan ver a Ecuador como una
sociedad sumida en una cultura de consumo,
donde se normaliza que el alcohol esté presente
en el entorno social de sus hogares, donde el
adolescente tiene su primer acercamiento al
imitar la conducta de sus padres.
Existen datos estadísticos relevantes sobre
el consumo de alcohol de los adolescentes
ecuatorianos. Según la Encuesta Nacional de
Consumo de Drogas en estudiantes de enseñanza
media del Ecuador realizada en 2018, el 30 % de
los estudiantes de educación secundaria había
consumido alcohol en el último año. Además,
se encontró que el 14 % de los adolescentes
había experimentado episodios de consumo
excesivo de alcohol en ese período. Estas cifras
son preocupantes, debido a que indican que
un porcentaje considerable de adolescentes
ecuatorianos se involucra en el consumo de
alcohol (Macías et al., 2019).
La adolescencia es un periodo de transición
hacia la adultez, donde ocurren cambios
biológicos, emocionales y sociales del propio
desarrollo (Diaz & De la Villa, 2018). El
desarrollo cerebral se ve afectado por el
consumo de alcohol, debido a que genera una
serie de efectos negativos; según Da Silva y
Marti del Moral (2021), entre estos se encuentra
una disminución acelerada de la materia gris en
las partes frontal y temporal cortical lateral, y un
crecimiento atenuado en la sustancia blanca del
cuerpo calloso y la protuberancia, lo cual podría
generar problemas en el desarrollo de funciones
cognitivas y motoras, incluso un consumo
excesivo de alcohol disminuye el volumen del
cingulado izquierdo, el pars triangularis y el
cingulado anterior rostral, áreas relacionadas
con la impulsividad y el control inhibitorio.
En cuanto a los procesos de memoria según Carbia
et al. (2017), el consumo excesivo de alcohol
produce que los adolescentes cometan mayores
errores de intrusión, es decir, un mayor décit
de memoria verbal reejando un deterioro de
las funciones de autocontrol. Finalmente, según
Meda et al. (2018) dependiendo el consumo de
alcohol que tengan los adolescentes se puede
presentar una afectación de la reestructuración
del hipocampo y parahipocampo, lo cual
provoca una disminución acelerada de su
volumen (materia blanca), y genera desmayos
de memoria y su posterior pérdida.
Por otro lado, las características evolutivas
especícas de los adolescentes, como la
búsqueda de identidad personal e independencia,
el alejamiento de los valores familiares y el
énfasis en la necesidad de aceptación por el
grupo de iguales; convierte a esta etapa en
vulnerable y facilita el consumo de sustancias
con serias consecuencias a nivel social, familiar,
escolar y jurídico, por lo que se considera un
factor de riesgo para el desarrollo de conductas
antisociales y delictivas en este grupo prioritario
(Diaz & De la Villa, 2018).
La conducta antisocial entre adolescentes se
maniesta en comportamientos agresivos y
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repetitivos que violan las normas sociales en
entornos como la escuela y el hogar, así como
en las interacciones con los demás. Cuando estas
conductas se vuelven frecuentes desde temprana
edad, pueden evolucionar hacia comportamientos
delictivos. Estos patrones problemáticos tienden
a persistir en la adultez, manifestándose como
conducta criminal, alcoholismo, dicultades en
el trabajo, problemas familiares e interpersonales
(Sánchez et al., 2018).
El entorno social también inuye en el consumo
de alcohol y las conductas antisociales-delictivas
en los adolescentes. La presión de grupo, la
inuencia de amigos y la disponibilidad de alcohol
aumentan la probabilidad de que un adolescente
se involucre en estas conductas. Otros factores
individuales como la impulsividad, la búsqueda
de sensaciones y la baja autoestima pueden
desempeñar además un papel en este fenómeno
(Chávez, 2016).
Entre estas consecuencias, la relación entre el
consumo de alcohol y la conducta antisocial
es particularmente relevante. De acuerdo con
Flores-Garza et al. (2019), el consumo excesivo
de alcohol puede desinhibir a los adolescentes,
llevándolos a participar en comportamientos
agresivos, delictivos y antisociales. Estos
actos impulsivos y desaantes, como peleas,
vandalismo o actos delictivos, son frecuentemente
observados en individuos bajo la inuencia del
alcohol. Además, el consumo continuado de
alcohol puede exacerbar tendencias antisociales
preexistentes, al crear un círculo vicioso que
refuerza tanto el consumo de alcohol como la
conducta antisocial. Esta relación compleja
subraya la importancia de abordar el consumo
de alcohol en adolescentes como un factor de
riesgo signicativo que contribuye a la conducta
antisocial, destacando la necesidad urgente de
intervenciones preventivas y de tratamiento para
romper este ciclo destructivo y promover un
comportamiento socialmente responsable.
A pesar de la existencia de investigaciones previas,
es importante realizar estudios especícos que
aborden la problemática del consumo de alcohol
y las conductas antisociales en el contexto de
los adolescentes ecuatorianos. Esto se debe a
que las dinámicas socioculturales, los factores
contextuales y los determinantes individuales
pueden variar entre diferentes poblaciones y
países. Por lo tanto, es fundamental comprender
las particularidades de los adolescentes
ecuatorianos y cómo se relacionan con el
consumo de alcohol y las conductas antisociales
(Matienzo-Manrique, 2020). En consecuencia,
por medio de un enfoque multidimensional y
considerando las variables nivel de consumo de
alcohol, rango de edad, nivel de estudios, sexo,
etnia y situación socioeconómica, se identicó
los factores asociados a estas conductas y se
obtuvo una comprensión más completa de sus
determinantes.
METODOLOGÍA
En la investigación que antecedió al presente
artículo, se aplicó un enfoque cuantitativo, con
un alcance explicativo y predictivo (Maldonado,
2018), se denió un diseño no experimental, de
corte transversal. Este diseño, como lo mencionan
Hernández-Sampieri y Mendoza (2018), permitió
la recolección de datos en un solo momento y
tiempo único, y orientó la investigación hacia un
diseño descriptivo y correlacional, en donde se
describió la relación entre dos o más categorías
o variables, en este caso, consumo de alcohol
y conductas antisociales y delictivas en una
muestra de adolescentes.
Luego del análisis del estado del arte sobre
el tema y la búsqueda de antecedentes de
investigaciones anteriores, se asumió una
perspectiva teórica consistente en cuatro pasos,
que se declaran a continuación, así como los
investigadores cuyos resultados cientícos y
experiencia previa sustentan dicha perspectiva
teórica:
- En primer lugar, se seleccionó la población
y la muestra de estudio.
Como población se consideró a los 700
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estudiantes de la Unidad Educativa del Cantón
El Pangui de la provincia de Zamora Chinchipe
y de esta población se obtuvo una muestra
de 271 adolescentes escolarizados (50.6 %
masculino y 49.4 % femenino), tomándose en
consideración todos los niveles ofertados de
esta unidad educativa, desde el octavo grado de
Educación General Básica (EGB) hasta el tercer
año de Bachillerato General Unicado (BGU),
con edades comprendidas entre 12 a 19 años, en
su mayoría de etnia mestiza (86.3 %) de zonas
urbanas (52.8 %) y rurales (47.2 %) del cantón.
La selección de los participantes se realizó a
través de un muestreo no probabilístico por
conveniencia con criterios de inclusión similar
al utilizado en estudios precedentes, como el de
Gamarra (2021), Riveros et al. (2018) y Valdez-
Piña et al. (2018), teniendo en cuenta criterios
de inclusión y tomando en consideración solo
una de las dos unidades educativas existentes
en el cantón El Pangui, ya que de acuerdo a
observaciones realizadas se pudo determinar
que existía mayor grado de conductas de riesgo
en la unidad educativa seleccionada.
Los criterios de inclusión fueron:
Rango de edad entre 12-19 años.
Contar con el consentimiento informado
de sus padres o representantes legales.
Tener el asentimiento del participante.
Poseer habilidades intelectuales y
físicas básicas para el óptimo desarrollo
de la evaluación.
- En segundo lugar, se seleccionaron los
instrumentos de recolección de datos.
Para evaluar el consumo de alcohol, se utilizó el
Cuestionario de Identicación de los Trastornos
debidos al Consumo de Alcohol (AUDIT)
desarrollado por la Organización Mundial de
la Salud (OMS, 2001), empleado en distintas
investigaciones con poblaciones similares
(Colan, 2022; Pozo, 2018 y Riveros et al., 2018).
Este cuestionario de 10 preguntas tipo Likert, se
trata de una versión de auto-pase que identica
el consumo excesivo de alcohol, subdividida
en tres dominios: a) consumo de riesgo de
alcohol (1-3), b) síntomas de dependencia (4-6)
y c) consumo perjudicial de alcohol (7-10). Las
preguntas de la 1 a la 8 puntúan entre 0 y 4 y
las preguntas 9 y 10 puntúan 0, 2 o 4, arrojando
una puntuación máxima de 40 puntos, y una
mínima de cero; interpretando los resultados de
la siguiente manera: de 0 a 7 consumo bajo o
abstinencia, de 8 a 15 consumo medio, de 16 a
19 consumo alto y puntuaciones superiores a 20
indican dependencia al alcohol. En cuanto a sus
propiedades psicométricas, la OMS (2001) revela
que los resultados de varios estudios indican una
alta consistencia interna en su abilidad, lo que
concuerda con lo obtenido en esta investigación,
arrojando un valor de Alfa de Cronbach de α=
.80, correspondiente a un nivel bueno y una
validez por encima de .90 de sensibilidad y
valores superiores a .80 de especicidad.
En cuanto al segundo instrumento, el
Cuestionario de Conductas Antisociales-
Delictivas (A-D), desarrollado por Seisdedos
(2001), está diseñado para evaluar las conductas
antisociales y delictivos en niños y adolescentes,
consta de 40 ítems divididos en dos escalas: la
escala A, que abarca los ítems del 1 al 20 y se
enfoca en conductas antisociales, y la escala
D, que comprende los ítems del 21 al 40 y se
centra en conductas delictivas. La puntuación de
cada elemento contribuye a una sola escala, y la
calicación puede ser 0 o 1 punto, lo que hace
que la puntuación máxima en cada escala sea
de 20 puntos. En estudios previos, como los de
Gamarra (2021) y Vázquez y Denis-Rodríguez
(2020), este cuestionario ha sido utilizado para
investigar poblaciones adolescentes de habla
hispana. Las propiedades psicométricas del
instrumento, según Seisdedos (2001), indican
una conabilidad adecuada, con un coeciente
alfa de Cronbach de α= .86 para ambas escalas.
En la presente investigación, se encontraron
valores similares de abilidad, con un Alfa de
Cronbach de α= .88 para la escala A y α= .72
para la escala D, lo que se considera un nivel
bueno para la escala A y aceptable para la escala
D, respectivamente. Estos resultados respaldan
la validez y conabilidad del cuestionario en el
contexto del estudio actual.
CONSUMO DE ALCOHOL Y CONDUCTA ANTISOCIAL-DELICTIVA EN ADOLESCENTES
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- En tercer lugar, se procedió a la aplicación
de los instrumentos a los 271 estudiantes.
Si bien se tienen investigaciones que emplean
estos instrumentos AUDIT (Colan, 2022; Pozo,
2018 y Riveros et al., 2018) y Cuestionario
de Conductas Antisociales-Delictivas (A-D)
(Gamarra, 2021 y Vázquez y Denis-Rodríguez,
2020), estos se aplican separadamente. Esto
signica que dentro de esta investigación
se tuvieron en cuenta los procedimientos de
aplicación utilizados por los anteriores autores,
pero se realizaron adaptaciones para la población
y momento especíco.
Primero se aplicó una cha socio demográca,
creada ad hoc para recolectar datos relevantes
que caractericen la población de forma
especíca y, además constaten el cumplimiento
de los criterios de inclusión antes expuestos. Los
datos solicitados fueron: edad, sexo, nivel de
estudios, etnia, estado civil, sector del domicilio,
convivencia y situación socio-económica
familiar. Después se aplicaron los cuestionarios
durante el mes de mayo de 2023 por medio de
Google Forms, los cuales fueron respondidos
por los participantes desde sus computadoras
o teléfonos celulares, su aplicación es de
manera individual o colectiva, con una duración
promedio de 10 a 15 minutos por cuestionario,
en donde se enfatizó el uso condencial de la
información para nes académicos.
- En cuarto lugar, para analizar los resultados,
se empleó el software Statistical Package
for the Social Sciences (SPSS) en su versión
25.0.
A través de este programa se llevaron a cabo
tres bloques de análisis: el primero consistió
en un análisis descriptivo de las características
sociodemográcas de los participantes. El
segundo bloque involucró un estudio de las
medias obtenidas en las variables de consumo
de alcohol y conductas antisociales-delictivas.
Finalmente, el tercer bloque se enfocó en un
análisis correlacional entre el consumo de alcohol
y las conductas antisociales-delictivas mediante
el coeciente de correlación de Pearson (r) con el
objetivo de identicar la fuerza de la asociación
o covarianza existente.
Durante el proceso investigativo se tuvo en cuenta
el cumplimiento de los principios propios de la
ética en la investigación cientíca, para lo cual se
aplicó lo expresado en la Declaración de Helsinki
(Del Percio, 2020), respetando los principios de
privacidad, condencialidad y anonimato de
los participantes, junto con el consentimiento
previo a la evaluación psicométrica, criterios
provenientes de los principios éticos declarados
para las investigaciones en seres humanos. Los
adolescentes participaron de forma voluntaria
con previa autorización de la institución
y consentimiento de sus representantes
legales, comunicando de manera virtual el
objetivo de estudio, así como los principios
de condencialidad, anonimato y los nes
exclusivamente cientícos de los datos a
obtenerse.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
ANÁLISIS DEL PERFIL
SOCIODEMOGRÁFICO DE LOS
PARTICIPANTES
Referente al análisis de los datos y características
sociodemográcos de los participantes, se puede
observar que el 14.4 % se encuentra en un rango
de edad de 12-13 años (adolescencia temprana),
el 44.3 % tiene un rango de edad de 14-16 años
(adolescencia media) y un 41.7 % presenta un
rango de edad de 17-19 años (adolescencia
tardía). Así también, se identicó que el 50.6 %
de los participantes son de sexo masculino y un
49.4 % pertenece al sexo femenino. En cuanto a
la variable nivel de estudios, el 49.4 % estaban
cursando educación básica superior y el 50.6 %
estudios de bachillerato (ver tabla 1).
Johanna Ordóñez-Calle - Catherine Shugulí-Zambrano
CHAKIÑAN. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades / ISSN 2550 - 6722 151
Tabla 1: Perl sociodemográco de las
variables
En referencia al estado civil, el 89.7 % declaró
ser soltero, el 5.9 % vivir en unión libre y
únicamente el 4.4 % armó estar casado. En
cuanto a la identicación étnica, el 86.3 %
se considera mestizo, el 13.0 % indígena y el
0.7 % afrodescendiente. Acerca del sector del
domicilio, el 52.8 % declaró vivir en zona urbana
y el 47.2 % en la rural.
Posteriormente, el 56.8 % manifestó vivir con
sus padres, el 27.7 % solo con su madre, el 3.3
% solo con su padre, el 4.8 % vive solo y un 7.4
% con otros familiares distintos a los anteriores
(abuelos, hermanos, tíos, primos, etc.). En
cuanto a la situación socioeconómica de los
participantes, la mayoría se encuentra entre los
niveles regular (46.9 %) y buena (48.0 %), el 3.3
% muy buena y el 1.8 % considera estar en un
nivel socio-económico malo.
Es importante considerar en este estudio los
datos sobre identicación étnica en vista de que
la cantidad de estudiantes indígenas es baja, lo
que concuerda con datos sociodemográcos
de Ecuador que indican que “la población
indígena registra menos años de escolaridad…,
este segmento de la población dedica 7.2 años
a estudiar primaria y secundaria” (Machado,
2022, párr. 16).
Se reconoce que el entorno familiar representa el
medio más apropiado para prevenir y resguardar
a los adolescentes de comportamientos de riesgo,
incluido el consumo de alcohol. En este caso, los
resultados demográcos acerca de la convivencia
ofrecen una visión crucial de la estructura familiar
de los adolescentes evaluados, pues el 43.2 % no
vive con sus dos padres y al compararlo con la
investigación realizada por Uroz et al. (2018) en
una estructura monoparental o de un solo padre
los adolescentes abusan del consumo del alcohol
y desarrollan comportamientos antisociales y en
algunas ocasiones delictivos.
Además, el entorno familiar, especialmente
la conguración del hogar, juega un papel
fundamental en la insuciente supervisión
y orientación que los adolescentes pueden
recibir. Según Sánchez et al. (2018), la falta de
supervisión parental puede llevar a los jóvenes a
buscar pertenencia y aceptación en otros entornos,
a menudo recurriendo a comportamientos
socialmente inaceptables como el consumo de
alcohol y conductas antisociales.
Estos hallazgos destacan la necesidad de
intervenciones sociales y educativas especícas
que brinden apoyo psicosocial, orientación
educativa y oportunidades equitativas
para mitigar las disparidades existentes y
proporcionar a los adolescentes herramientas
para resistir las presiones sociales negativas,
reduciendo así la probabilidad de involucrarse
en comportamientos perjudiciales para ellos
mismos y para la sociedad en su conjunto.
ANÁLISIS DESCRIPTIVO DEL
CONSUMO DE ALCOHOL Y LAS
CONDUCTAS ANTISOCIALES-
DELICTIVAS
ANÁLISIS CATEGÓRICO
En cuanto al análisis de las variables de interés
(tabla 2) se ejecutó un análisis de distribución
de los niveles de consumo de alcohol basado
en la frecuencia de la población total (n = 271),
CONSUMO DE ALCOHOL Y CONDUCTA ANTISOCIAL-DELICTIVA EN ADOLESCENTES
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y se determinó que 258 adolescentes tienen
un consumo bajo de alcohol o abstinencia,
representando al 95.2 % de la población, con
una puntuación máxima de 13 y mínima de 0
y con una desviación estándar de 2,35. No se
presentan casos que evidencien consumo alto o
dependencia.
Por otro lado, la variable conductas antisociales-
delictivas se subdividió en dos escalas. En la
escala A correspondiente a conductas antisociales
resalta la categoría diagnóstica de bajo con el
89.3 %, posterior nivel medio con el 8.49 % y el
2.21 % corresponde a un nivel alto. En cuanto a
la escala D (conductas delictivas), el 88.98 % de
los participantes pertenece al nivel bajo, el 6.64
% al nivel medio y el 4.43 % restante representa
el nivel alto (ver tabla 2).
Tabla 2: Análisis de las categorías: consumo
de alcohol, conductas antisociales y conductas
delictivas
En referencia a la variable consumo de alcohol,
se observa que no existe una prevalencia mayor
en el consumo medio, mientras que la frecuencia
es de 0 para las categorías de consumo alto y
dependencia. Estos resultados dieren de lo
mencionado por Gómez et al. (2018), quienes
constatan un alto porcentaje de adolescentes,
sobre todo estudiantes, que consumen alcohol
o lo han consumido alguna vez en su vida.
Obviamente esta interpretación puede ser
ambigua pues haberlo consumido “alguna vez”
podría relacionarse con el concepto de consumo
bajo presentado en la tabla 2.
En esta línea de ideas, Morales et al. (2019)
arman, en contraste, que el 35.3 % de
adolescentes consumió alguna vez una bebida
alcohólica, de los cuales, tan solo el 15.6 %
resultó como bebedor de riesgo o dependencia,
implicando esto apenas un 5.5 % del total de la
muestra. Estos resultados se encuentran mucho
más alineados con los del presente estudio y
con los presentados por Del Toro et al. (2018),
quienes encontraron en su investigación que
el 88.8 % de los adolescentes tuvo un nivel de
consumo de bajo riesgo.
Asimismo, con respecto a las conductas
antisociales, Diaz y De la Villa (2018) mostraron
que las variables que mejor predicen la conducta
antisocial en adolescentes son el consumo de
alcohol y la impulsividad cognitiva. En este
sentido, con respecto al consumo de alcohol,
Fernández (2022) arma que las conductas
antisociales halladas con mayor frecuencia
están relacionadas con el consumo de alcohol y
de drogas, y pueden desencadenar en acciones
como desobediencia a la autoridad, daño de
propiedad privada, lenguaje soez, agresiones,
entre otros.
Por otra parte, estudios como el de Vera y Alay
(2021) destacan que factores como el maltrato
familiar, por ejemplo, constituyen un factor de
riesgo que puede generar actitudes negativas y
antisociales en adolescentes, y si a esto se le suma
una ingesta desmedida de alcohol, el problema
se puede agraviar mucho más. Finalmente,
Calderón et al. (2019) arman que existen
múltiples elementos relacionados con la falta
de sociabilidad y los posibles actos y conductas
delictivas, además de que la sociedad actual se
ha sumergido en una variedad de conductas que
acarrean efectos adversos tanto en el entorno
social como en el familiar.
ANÁLISIS COMPARATIVO
En la tabla 3 se observa la relación entre el
consumo de alcohol y las conductas antisociales-
delictivas, pero con respecto al sexo de las
personas que fueron parte de la muestra. Para
este caso, la muestra estuvo conformada por
137 hombres (50.6 %) y 134 mujeres (49.4
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%). En este sentido, no existe una prevalencia
en la cantidad de personas que consumen
alcohol o que presentan conductas antisociales
ni delictivas, independientemente de si son
hombres o mujeres, pues para los dos sexos los
resultados fueron bastante bajos. No obstante,
se nota una ligera superioridad en la variable de
conductas antisociales para las mujeres y una
ligera superioridad en la variable de conductas
delictivas para los hombres.
Tabla 3: Consumo de alcohol, conductas
antisociales y conductas delictivas según el
sexo
Según lo destacan Alonso-Castillo et al. (2018),
las mujeres presentan un mayor consumo de bajo
riesgo con respecto a los hombres; sin embargo,
no existe una diferencia signicativa en la
relación del consumo de alcohol con las conductas
antisociales en función del sexo. Estos datos
revalidan los resultados del presente estudio,
sin embargo, Nasaescu et al. (2020) arman que
los adolescentes del sexo masculino presentan
una mayor implicación en comportamientos
vandálicos, violencia y consumo de sustancias,
frente al género femenino.
En esta línea de ideas, estos factores y variables
pueden cambiar en función del contexto de cada
caso, pues los estudios nunca se encuentran
aislados, sino que cuentan con aristas a ser
tomadas en cuenta para la emisión de la
conclusión del estudio. Giménez et al. (2018)
destacan factores que inuyen en el consumo
de alcohol, como la edad de inicio; no obstante,
los hombres presentan diferencias estadísticas
signicativas en el consumo de alcohol sobre las
mujeres.
La tabla 4 muestra la relación entre el consumo
de alcohol, las conductas antisociales y las
conductas delictivas en función de la edad. De
manera similar a lo que ocurrió con el sexo de
las personas, no se observa una prevalencia
signicativa ni en el consumo de alcohol, ni en las
conductas antisociales ni conductas delictivas.
No obstante, en la adolescencia temprana (n =
38) existe una ligera tendencia a presentarse
conductas antisociales, frente a la adolescencia
tardía (n = 113). Por otra parte, la adolescencia
media (n = 120) es el rango de edad que menor
nivel de consumo de alcohol presenta. De manera
general, la variable de conductas delictivas es
la que menor prevalencia y predisposición ha
presentado, independientemente de la edad de
los adolescentes.
Tabla 4: Consumo de alcohol, conductas
antisociales y conductas delictivas según la edad
Rial et al. (2020, p. 52) destacan que “la edad a
la que los jóvenes se inician en el consumo de
alcohol no es una cuestión banal, habida cuenta
de las importantes repercusiones que posee a
diferentes niveles”, de la misma forma, arman
que la edad no es una variable de signicancia
mayor y que, independientemente del rango de
edad, otros factores podrían inuir con mayor
prevalencia.
Leal-López et al. (2021), quienes examinaron
las tendencias en el consumo del alcohol en
adolescentes, arman que entre los 17 y 18
años presentan mayores niveles de consumo de
alcohol que el grupo de adolescentes entre 15 y
16 años. Estos datos coinciden con los resultados
obtenidos en el presente estudio, pues a pesar
de que el índice de consumo de alcohol no es
signicativo, se puede observar una diferencia
importante entre la adolescencia temprana y
la adolescencia tardía, siendo la adolescencia
CONSUMO DE ALCOHOL Y CONDUCTA ANTISOCIAL-DELICTIVA EN ADOLESCENTES
Número 22 / ABRIL, 2024 (145-158) 154
tardía la que mayor nivel de consumo de alcohol
presenta.
Por otra parte, González et al. (2019) arman que
la percepción de riesgo y la cantidad de bebidas
alcohólicas consumidas tienen una relación
signicativa negativa, lo cual implica que a
medida que aumenta la percepción de riesgo,
disminuye la cantidad de bebidas alcohólicas
consumidas. En otras palabras, las personas que
son más conscientes de los riesgos asociados
con el consumo de alcohol tienden a consumir
menos; por lo tanto, las conductas antisociales
y delictivas se pueden ver mitigadas en este tipo
de escenarios.
Por otro lado, se puede establecer una relación
entre el consumo de alcohol, la conducta
antisocial y delictiva de los adolescentes medios
con edades entre los 14 a 15 años, debido a que,
por ejemplo, en cuanto a la conducta antisocial
se obtuvieron valores de M = 2.08 y DE = 3.51.
Estas cifras se relacionan con las obtenidas
por Diaz y De la Villa (2018) en M = 14.1 y
DE = 1.48, lo que demuestra que el consumo
de alcohol y la impulsividad cognitiva tienen
mayor prevalencia en la aparición de conductas
antisociales.
ANÁLISIS DE LA CORRELACIÓN
Finalmente, la tabla 5 muestra los resultados
del análisis correlacional entre las variables de
estudio, donde se evidencia una correlación
positiva entre consumo de alcohol y conductas
antisociales (0.206), lo signica que a
medida que aumenta el consumo de alcohol,
también aumenta la probabilidad de conductas
antisociales. Sin embargo, la correlación es
relativamente baja, lo que indica que, aunque
hay una relación, no es particularmente fuerte.
También se puede observar una correlación
positiva entre consumo de alcohol y conductas
delictivas (0.199), al igual que la correlación
anterior, esta es relativamente baja, lo que indica
que la relación no es muy fuerte.
Por último, se nota una correlación positiva más
fuerte entre conductas antisociales y conductas
delictivas (0.614), lo que constata una relación
signicativa entre las conductas antisociales y
delictivas, es decir, si una persona tiende a tener
comportamientos antisociales, es más probable
que también tenga conductas delictivas.
Tabla 5: Análisis correlacional de las variables:
consumo de alcohol, conductas antisociales y
conductas delictivas
Existe una relación entre el consumo de alcohol,
las conductas antisociales y las conductas
delictivas, aunque la fuerza de esta relación varía.
Especícamente, la correlación relativamente
baja pero signicativa entre el consumo de
alcohol y las conductas antisociales y delictivas,
esto podría sugerir que el consumo de alcohol es
solo uno de los factores que contribuyen a estas
conductas.
En este sentido, Diaz y De la Villa (2018)
identican diferencias importantes en las
conductas antisociales en función del género,
aunque no se observan en relación con el
consumo de alcohol. En cuanto a la variable de
la edad, existen diferencias signicativas en el
consumo de alcohol entre todos los grupos de
edad. Además, se descubrieron variaciones en
las conductas antisociales entre la adolescencia
temprana comparada con la adolescencia media
y la adolescencia tardía.
El análisis de la correlación ha revelado varias
interrelaciones signicativas pero variadas
entre el consumo de alcohol, las conductas
antisociales y las conductas delictivas. Aunque
la relación entre el consumo de alcohol y las
conductas problemáticas no es particularmente
Johanna Ordóñez-Calle - Catherine Shugulí-Zambrano
CHAKIÑAN. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades / ISSN 2550 - 6722 155
fuerte, Fernández (2022) sugiere que el alcohol
puede desempeñar un papel en la promoción de
comportamientos antisociales y delictivos. Más
notablemente, los datos indican una correlación
más fuerte entre las conductas antisociales y
delictivas, lo que podría implicar un patrón de
progresión entre estas conductas problemáticas.
Sin embargo, la correlación no implica
causalidad y las interrelaciones observadas son
probablemente el resultado de una combinación
compleja de factores. En denitiva, estos
hallazgos ofrecen valiosas orientaciones para la
investigación futura y la intervención preventiva,
pero aún queda mucho por entender sobre las
intrincadas dinámicas entre estas variables.
CONCLUSIONES
En este estudio se encontró que la mayoría
de adolescentes escolarizados presenta bajos
niveles de consumo de alcohol (95.2 %) y
exhibe bajos índices de conductas antisociales
(89.3 %) y delictivas (88.93 %). Esto sugiere
que no existe un consumo excesivo de alcohol
que conduzca a comportamientos antisociales o
delictivos que pongan en peligro su seguridad y
el bienestar social en general.
Al analizar los datos según el sexo de los
adolescentes, no se encontraron diferencias
signicativas, lo que indica que el género no
inuye en las variables estudiadas. Sin embargo,
al segmentar la muestra por edad, se observó
que los adolescentes en la etapa tardía (M =
1.96) presentan mayores niveles de consumo
en comparación con los de la adolescencia
temprana (M = 0.55) y media (M = 0.39). Este
hallazgo conrma investigaciones que sugieren
que a medida que los adolescentes envejecen,
tienden a aumentar su consumo de alcohol.
Además, se encontraron correlaciones positivas
bajas entre el consumo de alcohol y las conductas
antisociales (r = 0.206, p < 0.05) y entre el
consumo de alcohol y las conductas delictivas
(r = 0.199, p < 0.05). Esto implica que a medida
que el consumo de alcohol aumenta o disminuye,
también lo hacen las conductas antisociales y
delictivas, lo que hace que este sea un factor de
riesgo importante.
DECLARACIÓN DE CONFLICTOS DE
INTERESES: Las autoras declaran no tener
conictos de interés.
DECLARACIÓN DE CONTRIBUCIÓN DE
LAS AUTORAS Y AGRADECIMIENTOS:
A acontinuación, se menciona la contribución de
cada autor, utilizando la Taxonomía CRediT.
- Johanna Patricia Ordóñez Calle: Autora
principal, Conceptualización, Análisis
formal, Investigación, Metodología,
Administración de proyectos, Recursos,
Validación, Visualización, Redacción -
borrador original, Redacción - revisión y
edición.
- Catherine Nataly Shugulí Zambrano:
Conceptualización, Análisis formal,
Metodología, Redacción-revisión y edición.
Las autoras agradecen el apoyo brindado a las
personas responsables del Centro de desarrollo
de investigación y posgrados de la Ponticia
Universidad Católica del Ecuador, Sede Ambato,
que brindaron asesoría durante el proceso
de investigación y revisaron críticamente
los resultados, pero no son responsables del
contenido de este artículo.
DECLARACIÓN DE APROBACIÓN DEL
COMITÉ DE ÉTICA: Las autoras declaran
que la investigación fue aprobada por el Comité
de Ética de la institución responsable, en tanto la
misma implicó a seres humanos.
CONSUMO DE ALCOHOL Y CONDUCTA ANTISOCIAL-DELICTIVA EN ADOLESCENTES
Número 22 / ABRIL, 2024 (145-158) 156
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