LECTURA DEL ESCUDO DE RIOBAMBA A TRAVÉS DE LA HERÁLDICA Y LA EMBLEMÁTICA
Número 15 / DICIEMBRE, 2021 (196-212) 198
INTRODUCCIÓN
El historiador Franklin Cepeda (2016) en su
tesis doctoral Modernización y crisis: Riobamba
entre 1905 y 1926, sopesa el valor histórico
de la descripción del escudo de armas de la
localidad que fue escrita por el padre Juan de
Velasco (1620); así también, describe los hechos
contrastados mediante análisis documental,
principalmente de autoría de José Alberto
Donoso (1916), Federico González Suárez
(1917) y Pedro Pablo Traversari (1919).
En el apartado 2.4 subtitulado: “Municipio
y reinvención del pasado blanco”, Cepeda
(2016:101) explora “la dimensión simbólica
de la ciudad durante las primeras décadas del
siglo XX” y presenta evidencia documental
de la unidad de análisis seleccionada para esta
investigación, el escudo de armas.
Cronológicamente, el proceso de autenticación
de la armería se instauró el 9 de octubre de
1916, cuando José Alberto Donoso, cabeza
del Concejo Municipal, remitió una misiva al
historiador Federico González Suárez para que
se encargara, entre otros aspectos, de establecer
“qué valor histórico tiene la descripción que
hace Juan de Velasco del escudo de armas de
Riobamba” (Cepeda 2016:103), acción que no
pudo concretar debido a su estado de salud. Aquí
aparece el compositor y musicólogo Pedro Pablo
Traversari, promotor de la Escuela de Bellas
Artes de Riobamba, quien en 1919 presentó su
texto: Fundación - restablecimientos y escudo de
armas de la ciudad muy noble y muy leal de San
Pedro de Riobamba (Su historia y documentos),
del cual se extrae el material de análisis.
Traversari (1919:43) explica que “la Cédula
real en la que deben constar ocialmente los
títulos de Ciudad muy noble y muy leal dados
a la antigua Villa de San Pedro de Riobamba y
la concesión del Escudo de Armas fue expedida
sin duda alguna”. Añade que podría ponerse en
duda “si la concesión del Escudo de Armas fue
hecha por el Rey directamente y a solicitud, o
simplemente, por la autoridad de que estaba
revestido algún personaje o el fundador del
Corregimiento de la Villa de Don Pardo” (44),
haciendo alusión al capitán Aranda Valdivia,
cuando repobló Riobamba. Se ha de notar que
la concesión de armas era en esta época una
prerrogativa regia y que, en todo caso, podría
haber actuado en nombre del rey alguno de sus
ociales de armas (Ceballos 1993).
En este contexto, Traversari aclara que “a falta
de documentos auténticos, hemos tenido que
conformarnos con la tradición y las narraciones
de nuestros historiadores” reriéndose al padre
Juan de Velasco y “apoyándose principalmente
en las varias veces citada Relación del año 1605
que se envió ocialmente a España”, (44) sin
embargo, una vez revisados los datos accesibles
en el portal http://pares.mcu.es/ esa relación no
se conserva en el Archivo General de Indias, lo
que no implica que no existió.
Considerando como de especial interés la gura
de la cabeza del luterano que se conforma
como mueble dentro del blasón riobambeño,
transcribiremos el fragmento correspondiente de
la narración escrita por Velasco (1620) y citada
por Traversari (1919:44-46):
Confuso entre la multitud de forasteros,
entró a la Iglesia sin ser conocido de
ninguno, y se puso muy cerca del altar
mayor, donde se cantaba la misa con
asistencia de gran concurso. Oyó el
panegírico y prosiguió después oyendo la
misa hasta el tiempo de la consagración.
Levantándose entonces agitado de todas
las infernales furias, se abalanzó de la
hostia consagrada, al tiempo de elevarla el
sacerdote, y la hizo pedazos con más que
diabólico atrevimiento. Apenas observaron
los asistentes su sacrílego atentado, y
la turbación de los sacerdotes del altar,
cuando los cabildantes que tenían cercano
su asiento, sacaron todos sus espadas, y
le dieron tantas heridas, que cayó muerto,
muy cerca del mismo altar. El prodigio
grande que obró Dios en ese caso, fué el no
permitir que se manchase su iglesia con la