BRISAS CRUZADAS: COMPARACIÓN DE REPRESENTACIONES POPULARES DEL VIENTO EN COLOMBIA Y FRANCIA
Número 14 / AGOSTO, 2021 (14-30)
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espiritual de millones de colombianos (…) Con
el método de palabras y cosas, que se ha aplicado
en muchos casos, hemos concedido atención a la
historia cultural” (Rivas 1982:28).
Ahora bien, aunque el atlas colombiano es
nacional y el francés es regional, en ambos está
la exigencia al dialectólogo de convertirse en
folclorista para captar la complejidad social y
lingüística de la vida rural (Dauzat 1954).
Fuertemente inuenciados por la escuela
metodológica Wörter und Sachen los
investigadores de este nuevo proyecto francés
NALF se proponen captar la vida cotidiana de
los campesinos franceses al poner de relieve sus
diferencias y similitudes a través de los mapas.
En Colombia, especícamente, en el Instituto
Caro y Cuervo, varios trabajos y monografías
son publicados inspirándose en esa porpuesta
teórica (Charpentier 1966; Cruz de Arteaga
1974; Echevers 1962; Flórez 1952; Flórez &
Amaya 1947; Flórez & Montes 1969). El interés
era comprender cómo las personas describían e
interactuaban con el mundo que las rodeaba.
Uno de los trabajos publicados nos presenta el
escenario de venta de frutas y verduras en la
capital colombiana. Los nombres dados a las
frutas son acompañados de descripciones que
permiten descubrir los saberes tradicionales
asociados a ellas (Echevers 1962). La autora,
proveniente de Panamá, describe su experiencia
en el Instituto Caro y Cuervo de la siguiente
manera:
Aparte de la importancia dialectológica y
cultural del tema de este artículo, la reunión
de los datos me ha permitido conocer
un poco el elemento popular, material y
humano de Bogotá, ya que por el método de
esta investigación tuve que ir a lugares de
gente pobre y sencilla, y enterarme de sus
condiciones de trabajo y manera personal de
ser, experiencia ésta secundaria en mi estudio
pero valiosa porque he aprendido un poco
a tratar diverso tipos humanos, distintos,
además, de los de Panamá (Echevers
1962:1).
Estos trabajos se llevaron a cabo de manera
paralela a todo el proceso de recolección de
información del ALEC, que por su parte fue
hecho entre 1954 y 1977 (Flórez 1983). Se
constituyeron poco a poco como indagaciones
tipo piloto para analizar posteriormente la
información recolectada en el ALEC.
Sin embargo, por razones de tipo administrativo
y de interés académico (Flórez 1964), no se
llevaron a cabo monografías que analizaran desde
la perspectiva WuS los contenidos del ALEC.
Es solo a partir del 2014 que la información de
tipo etnográco empieza a ser explorada por
un nuevo grupo de investigadores del mismo
Instituto (Munévar y Bernal 2018).
Lo interesante en el caso colombiano es que dos
formas de etnografía comienzan a ser utilizadas
como herramientas metodológicas por dos
disciplinas diferentes: la antropología por un
lado y la lingüística por el otro. Mientras que
el Instituto Caro y Cuervo se funda en 1942, el
Instituto Etnológico Nacional (IEN) es fundado
en 1941 por el francés Paul Rivet (Barragán
2001).
Ya desde los años 1930, varios hombres y
mujeres habían empezado investigaciones de
tipo arqueológico y antropológico con algunas
comunidades indígenas (Correa 2007; García
2008; Leal y Rey 2000; Pineda 2004). Sin
embargo, es con la creación del IEN que se
concretiza una metodología de investigación
antropológica en Colombia. Pineda (2004),
inspirándose de Barragán (2001), describe el
programa del IEN de la siguiente manera:
En el primer ciclo se escuchaban conferencias
sobreAntropología general, Bioantropología,
Etnografía general y Sociología, Geología del
cuaternario, Prehistoria general, Lingüística
general y Fonética, durante el segundo ciclo
se profundizaba en Antropología Americana,
Bioantropología Americana, Etnografía
y Sociolingüística Americana, Museo y
Tecnología, Técnicas de Excavación (a
la que se dedicaban dos conferencias) y el
Origen del hombre americano (Barragán
2001:25-26).