Maria Fernanda Motato Valencia
mundo sensible porque este último es considerado
aparente.
En la negación del mundo sensible, en tanto que
aparente, existe ya un proceso de desvalorización.
Este sería el acto originario. Este acto, según
Nietzsche, se realiza en cuanto que consideramos
como insuficiente el mundo real, para después
postular un mundo verdadero que cumpla con
nuestras expectativas.
Inventar fábulas acerca de otro
mundo distinto de este no tiene sentido,
presuponiendo que en nosotros no domine un
instinto de calumnia, de empequeñecimiento,
de recelo frente a la vida: en este último
caso tomamos venganza de la vida con la
fantasmagoría de “otra” vida distinta de ésta,
“mejor” que ésta. (Nietzsche 2001:56)
Una vez identificado el acto originario, aún queda
por responder cómo llega este a convertirse en una
lógica de la decadencia, esto es, en el nihilismo.
Nietzsche describe este proceso en un breve texto
de El crepúsculo de los ídolos, titulado: Cómo el
mundo verdadero acabó convirtiéndose en una
fábula. El mismo describe la historia del nihilismo-
platonismo en seis capítulos bastante concretos:
1. “El mundo verdadero, asequible al sabio, al
piadoso, al virtuoso, - él vive en ese mundo, es
ese mundo” (Nietzsche 2001:57) Este primer
capítulo hace referencia al pensamiento de
Platón, al mundo suprasensible como mundo
verdadero que solo puede ser alcanzado por
el sabio. Una idea que atañe a ese primer acto
originario que introduce una dicotomía en
el ser y que, a su vez, postula una “verdad”
que es, en principio, posible de alcanzar.
Según Nietzsche, “La forma más antigua de
la Idea, relativamente inteligente, simple,
convincente. Transcripción de la tesis “yo,
Platón, soy la verdad” (Nietzsche 2001:57).
2. “El mundo verdadero, inasequible por
ahora, pero prometido al sabio, al piadoso,
al virtuoso (al pecador que hace penitencia)”
(Nietzsche 2001:57) Aquí la idea del mundo
verdadero se vuelve un poco más concreta, en
tanto que se convierte en promesa y se dibuja
el camino para alcanzarla: una vida virtuosa
es el precio para obtenerla. Solo queda aclarar
cuáles serán los valores que se deben seguir
para alcanzar la virtud, algo que estará a
cargo del cristianismo: “Progreso de la Idea:
ésta se vuelve más sutil, más capciosa, más
inaprensible, - se convierte en una mujer, se
hace cristiana…” (Nietzsche 2001:57).
3. “El mundo verdadero, inasequible,
indemostrable, imprometible, pero, ya en
cuanto pensado, un consuelo, una obligación,
un imperativo” (Nietzsche 2001:57). El tercer
capítulo está en estrecha relación con el
pensamientode Kant.Aquí elmundoverdadero
se vuelve indemostrable, inasequible a
la razón teórica, como imposibilidad de
vincularse al terreno de la experiencia, pero
aún continúa sirviendo como imperativo: “En
el fondo, el viejo Sol, pero visto a través de la
niebla y el escepticismo; la Idea, sublimizada,
pálida, nórdica, kónigsberguense” (Nietzsche
2001:57).
4. “El mundo verdadero - ¿inasequible? En todo
caso, inalcanzado. Y en cuanto inalcanzado,
también desconocido. Por consiguiente,
tampoco consolador, redentor, obligante: ¿a
qué podría obligarnos algo desconocido?”
(Nietzsche 2001:57) En este punto el mundo
verdadero se vuelve irrelevante, indiferente.
Dada la destrucción kantiana de las certezas
metafísicas, lo significativo se relega al ámbito
de lo cognoscible, lo medible, lo empírico. La
metafísica se convierte en juegos de palabras
y el pensamiento positivo la destierra del
campo del conocimiento: “Mañana gris.
Primer bostezo de la razón. Canto del gallo
del positivismo” (Nietzsche 2001:57).
5. “El mundo verdadero” - una Idea que ya no
sirve para nada, que ya ni siquiera obliga, -
una Idea que se ha vuelto inútil, superflua,
por consiguiente, una Idea refutada:
¡eliminémosla!” (Nietzsche 2001:57). En el
capítulo cinco, el “mundo verdadero” (que
ya aparece entre comillas) ya no representa
ninguna idea que deba ser mantenida,
ni siquiera ignorada. Esta idea debe ser
eliminada, suprimida como el más viejo error
de la humanidad. Ahora solo nos queda esperar
las consecuencias de este desvanecimiento.
6. “Hemos eliminado el mundo verdadero: ¿qué
mundo ha quedado?, ¿acaso el aparente?...
¡No!, ¡al eliminar el mundo verdadero hemos