empleado). iv) La forma referente existe
cuando la persona objetivo se identifica con
un agente influente y desea emular su
comportamiento (uso de celebridades en las
campañas comerciales). v) El experto existe
cuando la persona objetivo percibe que
puede recibir del agente un tipo de
conocimiento único que considera valioso.
vi) El informativo: existe cuando el agente
tiene información específica, y la persona
objetivo debe colaborar con el agente para
obtenerla (relación en los negocios).
En segundo lugar, la Teoría de los recursos,
propuesta por Blood y Wolfe (1960:140),
define al poder como la “habilidad para
cambiar el comportamiento de otra persona,
que se da por desbalances en el acceso e
intercambio de recursos dentro de la
relación”. Es decir, los desbalances en los
intercambios o el acceso son la principal
fuente de poder. En consecuencia, la
valoración de costos y beneficios del
intercambio serán determinantes en la
dinámica de poder. En el largo plazo, tener
menos poder tenderá a agudizar la
dependencia y los desbalances. Claramente,
determinar el balance en el intercambio de
recursos puede ser complicado y difícil de
identificar de manera objetiva.
En tercer lugar, la Teoría de la independencia,
propuesta por Thibaut y Kelley (1959:110),
define el poder como “la habilidad de una
persona en la relación para influir
directamente en la calidad de los resultados
(esto es, la cantidad de costo vs beneficio)
que pueden obtener de la otra persona en una
situación dada”. Las principales fuentes de
poder son: control de destino (fate control),
control de comportamiento y experiencia. Las
dos últimas se alinean con lo propuesto por
French et al. (1959), poder por recompensa y
experto. La primera, el poder por destino, se
da cuando una persona controla totalmente
los resultados, indistintamente de lo que la
otra persona quiera.
Finalmente, la Teoría del poder diádico,
propuesta por Rollins y Bahr, se basa en la
autoridad (que se puede entender como el
poder legítimo en French et al. (1959))
y recursos (entendidos como se hace en la
Teoría de los Recursos), se define al poder
como una “propiedad diádica que depende
de los recursos y la autoridad que ambos
participantes de la diada piensan que poseen”
(1976:625). En consecuencia, de acuerdo
con esta teoría, el poder no puede verse como
una característica individual, sino, que
emerge de la diada. La autoridad y los
recursos tienen efectos cíclicos crecientes. Es
decir, un incremento en la autoridad relativa
produce un efecto en los recursos relativos.
Rollins y Bahr (1976), sostienen que el poder
tiene lugar únicamente en situaciones donde
hay conflicto, no en situaciones de armonía.
En las tres primeras definiciones se reconocen
términos que se repiten: capacidad, habilidad
e influencia. Todas apuntan a un cambio de
comportamiento por parte de la persona
sobre la que se ejerce el poder. Sin embargo,
el uso de capacidad o habilidad parecen
remitir a una tautología en la definición de
poder, se estaría definiendo al poder con un
sinónimo.
Este particular es evitado en la definición de
Russell al planear al poder como la
producción de efectos deseados, pero al
mismo tiempo la definición que se propone
reconoce una fundamentación subyacente en
los impulsos de Russell, si se quiere, pensar
en los impulsos como la causa del deseo de
obtener resultados deseados.
La definición planteada por la teoría del
poder diádico resulta innovadora al presentar
al poder como una característica que emerge
en la interacción de dos personas y el carácter
cíclico entre autoridad y recursos. No
obstante, la definición de este trabajo
también recoger elementos del carácter
emergente en los impulsos, pues hay
impulsos que surgen únicamente cuando se
generan interacciones sociales. A saber, la
distinción entre el poder del individuo y el de
las organizaciones en poder, y su análisis del
individuo en sociedad en obras como
Autoridad e individuo (1949), Libertad y
organización (1934) cuyos mismos títulos
reflejan un carácter colectivo.
Finalmente, pese a no ser directamente