Héctor Cavieres; Camila Ponce; Justino Gómez
Número 10 / ABRIL, 2020 (60-72)
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trabaja en la actualidad, y de ese número, un 72% son
mujeres. Ellas deben dejar los estudios por embarazos
no planicados o para dedicarse a labores del hogar y
luego tienen dicultades al ingreso a la educación o al
mundo laboral (INJUV 2010).
Hay una multiplicidad de variables, tales como el gé-
nero, la edad, los contextos, el nivel socioeconómico y
las trayectorias que viven los sujetos. Podemos encon-
trar jóvenes que se ven enfrentados a la llegada de un
hijo y solo ellos pueden hacerse cargo de su cuidado.
Existen otros casos en los cuales los jóvenes, tal como
señala D’Alessandre, producto de la crianza no logran
encontrar trabajo o deciden simplemente no trabajar ni
estudiar por opción (D’Alessandre 2013 citado en Ca-
bezas 2015). En el caso chileno, es posible dar cuenta
también de jóvenes de sectores acomodados que, por
opción, una vez terminados sus estudios deciden dedi-
carse a la crianza y al cuidado de los hijos.
Esta problemática de jóvenes que no estudian ni traba-
jan y sufren marginación o automarginación social, no
es un fenómeno que se presenta únicamente en Chile,
sino que también es posible observarlo en otros países
latinoamericanos, y a nivel global donde muchos son
marginados y no pueden acceder al sistema laboral.
Así es como, si observamos a Chile en relación con
otros países de la OCDE, se encuentra por sobre la me-
dia, con 18% con relación al 13,9% promedio. Aunque
el porcentaje sea mejor que sus pares latinoamericanos
como Colombia, Brasil, México y Costa Rica (OCDE
2016 en ActitudLab 2018).
En esta investigación, el foco de estudio está centrado
en aquellos jóvenes marginados de la esfera del traba-
jo y que representan un porcentaje importante que es
necesario analizar en profundidad. Tal como lo señala
la 8va Encuesta de la Juventud elaborada por el Insti-
tuto de la Juventud y publicada el 2017, pero con in-
formación recogida en 2015, es posible evidenciar da-
tos relevantes sobre los jóvenes y el trabajo. El grupo
de jóvenes que no trabaja ni busca trabajo representa
un porcentaje importante, al alcanzar un 42,2% de la
muestra. Asimismo, este grupo que no trabaja ni busca
trabajar son principalmente mujeres (49,2%) y de zona
urbana (42,4%).
También emergen jóvenes que efectivamente no son
marginados y que no tienen ningún interés en traba-
jar porque probablemente piensen continuar sus estu-
dios. Por lo cual, el grupo etario mayoritario en esta
pregunta corresponde a los 15 y 19 años (72,6%) y de
nivel socioeconómico alto (46,8%) (INJUV 2017). Es-
tos porcentajes se asemejan al número de los NINIs de
545.654 jóvenes, con 18% de jóvenes en 2016 (Acti-
tudLab 2018). A partir de estos datos, emergen elemen-
tos estructurales que pudiesen dar cuenta de las causas
de este problema, y que serán profundizados más ade-
lante.
En otra dimensión, al observar los datos de este tipo
de joven a nivel latinoamericano, se encuentra mayor
frecuencia de este fenómeno en sectores rurales y aso-
ciado a bajos niveles de escolaridad, a diferencia del
caso chileno. Los análisis han buscado describir y bus-
car la relación entre las características de los hogares
de origen de los jóvenes, su trayectoria en educación y
en el campo laboral. Sin embargo, las hipótesis sobre
los factores o causas que explicarían el problema no
están vericadas (Repetto 2013), tal como lo podemos
observar en el caso chileno.
Por otra parte, algunos estudios realizados a la fecha
destacan la importancia del capital social de los jóve-
nes en la inserción laboral exitosa en Chile (Charlin
de Groote & Weller 2006). Muchos de los jóvenes en-
trevistados destacan la relevancia que tiene en la in-
serción laboral, la formación recibida en el hogar, el
ejemplo de los padres, el apoyo de la propia familia y
los contactos.
JUVENTUDES: ALGUNAS
APROXIMACIONES AL CONCEPTO
Antes de adentrarnos en el tema especíco de la ex-
clusión social de los jóvenes, es necesario denir qué
es lo que se va a entender por jóvenes en esta investi-
gación, puesto que existen múltiples formas de inter-
pretar este concepto. Por ejemplo, la ONU lo cataloga
simplemente como un grupo de personas que confor-
ma un rango etario, más especícamente entre los 15 y
24 años (Unicef 2019), como podemos ver que ocurre
en otros países también. Justamente en Chile, se con-
sideran jóvenes a quienes tienen entre los 15 y 29 años
(INJUV 2010).
Otros autores han elaborado una posición crítica fren-
te a la manipulación que se puede generar en torno a
este grupo en cuestión. Este es el caso del sociólogo
francés Pierre Bourdieu, quien declara que la juventud
no es más que una palabra y que esta es una catego-
ría de análisis demasiado manipulable por lo que hay
que diferenciar distintos tipos de juventudes (Bourdieu
1984); puesto que no podemos acercarnos a este grupo
social pensando que todos ellos sufren las mismas pro-
blemáticas o necesidades.
Dentro de esta misma línea de pensamiento, encontra-
mos al sociólogo chileno Claudio Duarte (2006) quien