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REVISTA CHAKIÑAN, 2019, Nº.7, ABRIL, AGOSTO, (70-83)
ISSN 2550-6722
LA MUERTE DE BAUDRILLARD NO HA TENIDO LUGAR.
ANÁLISIS DE OBITUARIOS EN TRES DIARIOS ESPAÑOLES
THE DEATH OF BAUDRILLARD HAS NOT TAKEN PLACE. ANALYSIS OF OBITUA-
RIES IN THREE SPANISH DIARIES
ABSTRACT
RESUMEN
The obituaries of renowned intellectuals constitute a kind of news with a specic thematic or-
ganization and textual structure. In order to explain the intellectual obituary discourse, it was
conducted a discourse analysis of the obituaries of Jean Baudrillard published in three Spanish
newspapers: ABC, El Mundo and El País. The results allow to discuss how the construction of
news is shaped by the ideological frameworks of the different media, as if distinct intellectual
characters had died; a discussion is also opened about the status of this intellectual in contem-
porary imaginative public.
Keywords: Jean Baudrillard, obituary, intellectual, critical discourse analysis.
Los obituarios de intelectuales de renombre constituyen un tipo de noticia periodística con una
organización temática y estructura textual especícas. Con el propósito de explicitar el discurso
de la necrológica intelectual, se realizó un análisis de los obituarios de Jean Baudrillard publi-
cados en tres diarios españoles: ABC, El Mundo y El País. Los resultados permiten discutir el
modo en que la construcción de la noticia resulta modelada por los marcos ideológicos de los
distintos medios, como si hubieran fallecido intelectuales diferentes; también se abre la discu-
sión sobre el estatuto del intelectual en los imaginarios públicos contemporáneos.
Palabras clave: Jean Baudrillard, obituario, intelectual, análisis crítico de discurso
Juan Antonio González de Requena Farré
jgonzalez@spm.uach.cl
Universidad Austral de Chile
Fecha recepción:06/05/2018
Fecha aceptación: 16/01/2019
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-4296-2211
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INTRODUCCIÓN
Con el título de este trabajo, no se preten-
de negar lo obvio, el fallecimiento de Jean
Baudrillard el seis de marzo del 2007, que
cualquiera podría conrmar revisando even-
tualmente su acta de defunción. El título es
solo una reformulación de uno de los más
discutidos títulos de Baudrillard: “La guerra
del Golfo no ha tenido lugar” (1991a).
En ese texto, Baudrillard reproducía su vi-
sión de que los medios de comunicación
contemporáneos nos introducen en un orden
semiótico de signos carentes de referente o
simulacros que circulan indiferentemente,
de modo que lo real se volatiliza, y se liquida
la propia relación social.
Como Baudrillard sostuvo desde sus prime-
ros ensayos, el orden de los simulacros me-
diáticos se traduciría en una sobreexposición
hiperrealista de todo acontecimiento, y ter-
minaría suplantando lo real, a través de un
ciclo especulativo de simulación operacio-
nal, en virtud del cual todo valor o sentido se
diluye en su circulación pura (1980; 1991b).
Cuando lo único relevante es la velocidad e
instantaneidad de la información, solamente
se reproduce, según Baudrillard, el espectá-
culo de una simulación hiperrealista que re-
dobla mediáticamente la indiferencia social
ante el vaciado de toda signicación. En ese
sentido, para Baudrillard (1991a), la guerra
del Golfo nunca tuvo lugar porque única-
mente habría sido un montaje informativo y
un simulacro escenicado; se habría tratado
de una simulación virtual que, como toda in-
formación (grado cero del contenido y de la
opinión), solo parece consistir en el trasunto
de una especulación indenida, sin otro tras-
fondo que su circulación acelerada.
En todo caso, con el título no se da un in-
tento de hacernos partícipes del escepticis-
mo ante la noticia (y ante la información de
los medios, en general), como si el aconteci-
miento del cual se informa fuese únicamente
una construcción de los medios de comuni-
cación; al n y al cabo, cabe argumentar que,
aunque no hay acontecimiento noticioso sin
relato periodístico, los hechos acaecidos no
son un mero montaje periodístico (Garrido
Medina 1997:34-63).
¿Cuál es, pues, la capacidad real que tiene
el texto periodístico para construir el aconte-
cimiento noticioso? En términos generales,
las noticias suelen caracterizarse por tratar
de acontecimientos recientes de relevancia
pública (Montgomery 2011). Los estudios
de la producción de la noticia han patentiza-
do la existencia de distintos modos de tipi-
car los acontecimientos, al procesar cuanto
ocurre como materia prima noticiosa empa-
quetada bajo los procedimientos rutinarios
de los medios informativos. Existen eventos
noticiosos cuya fecha de difusión puede ser
programada por el medio; en otros casos, los
convocantes de un evento son quienes deci-
den la fecha decisiva; también puede darse
un acontecimiento noticioso inesperado que
ha de difundirse con urgencia.
La tipicación de cada evento noticioso tam-
bién depende de si la difusión resulta más o
menos urgente, y de la medida en que se pue-
dan anticipar mejor o peor las consecuencias
posibles; además, el medio de comunicación
puede afectar la representación de lo que su-
cede en mayor o menor grado (al posibilitar
la transmisión en directo o tener que recurrir
al diferido). En ese sentido, cabe distinguir
las noticias blandas y las noticias duras, así
como las noticias puntuales, las noticias en
desarrollo o las noticias con una continua-
ción previsible (Tuchman 1973).
Por otra parte, el valor periodístico de un
acontecimiento noticioso no solo se decide
en virtud de condiciones económicas, cons-
tricciones presupuestarias y protocolos ruti-
narios de la profesión periodística ligados a
la accesibilidad de las fuentes y al nexo con
las organizaciones e instituciones; también
intervienen criterios vinculados a la cog-
nición social, como la novedad y la actua-
lidad del evento, los modelos presupuestos
y creencias previas, la consonancia con va-
lores y actitudes sociales, la relevancia para
el público, la importancia de los actores so-
ciales involucrados, la proximidad local e
ideológica, el impacto o magnitud de los su-
cesos, el interés humano, e incluso la fasci-
nación por los sucesos negativos o desviado
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de la norma (Bednarek & Caple 2012:39-44;
Van Dijk 1990:173-181).
En suma, las rutinas profesionales que sub-
yacen a la construcción del acontecimiento
noticioso tienden a reproducir las limitacio-
nes estructurales y redes institucionales del
marco social (de modo que los actores so-
ciales hegemónicos y las élites suelen con-
citar más interés como fuente de noticias o
proveedor de recursos); pero, además, los
modelos sociocognitivos que enmarcan la
representación del interés noticioso, y deter-
minan el valor periodístico, suelen reejar
los valores consuetudinarios y los consensos
ideológicos vigentes (Van Dijk 1990:173-
175).
En cuanto a la estructura textual de la noti-
cia, el análisis discursivo pone de manies-
to que el texto informativo exhibe recursos
lingüísticos especícos y una organización
discursiva propia. Desde el punto de vis-
ta lingüístico, el texto de la noticia exhibe
cierto estilo que se caracteriza por recurrir
frecuentemente a neologismos, nominaliza-
ciones y oraciones complejas (con abundan-
tes subordinadas), así como por controlar la
coherencia semántica local mediante la cui-
dadosa elección de términos endofóricos y
conectores.
El estilo periodístico también se asocia a una
explícita disposición de organización infor-
mativa, así como a un manejo de la diáte-
sis al servicio de la atribución ideológica de
agencia, o a la selección léxica y el empleo
de formas de clasicación ideológicamen-
te marcadas (Van Dijk 1990:92-123; Trew
1983). Aunque especica con precisión las
coordenadas espaciales y temporales de los
acontecimientos, la instanciación discursiva
de las noticias exhibe una perspectiva imper-
sonal y ajena al anclaje deíctico de primera
persona, como si los acontecimientos fuesen
registrados del modo más objetivo posible
(Montgomery 2011).
No obstante, el lenguaje evaluativo (es de-
cir, las expresiones de apreciaciones, juicios
y puntos de vista) desempeñan un papel cru-
cial en el texto de la noticia: no solo dan for-
ma a la perspectiva evaluativa e ideológica
de la fuente, sino que contribuyen a la cons-
trucción del valor noticioso y a la estructu-
ración del relato de la noticia, así como tien-
den lazos con la audiencia.
Todo un repertorio de recursos léxicos, mo-
dales y formas gramaticales hacen posible
que en el lenguaje de la noticia irrumpan
valoraciones basadas en criterios como la
importancia, la inteligibilidad, la posibilidad
o necesidad, lo inesperado y la evidencia de
los acontecimientos, o bien la afectividad, la
autenticidad, la conabilidad, o los estados
mentales de las fuentes y actores (Bednarek
& Caple 2012:137-159).
Desde la perspectiva discursiva, la estruc-
tura textual de la noticia responde a la in-
tegración coherente de la información, me-
diante la conformación de macroestructuras
temáticas (que sintetizan los asuntos más
relevantes del acontecimiento noticioso) y a
través de la jerarquización explícita de los
componentes funcionales de la información
periodística, en algún esquema superestruc-
tural global.
Típicamente, la noticia exhibe cierto reper-
torio de componentes informativos: el re-
sumen de lo acaecido (en el titular y enca-
bezamiento); la atribución de la fuente; los
episodios y la especicación de los actores,
el escenario espacio-temporal y la secuencia
de acontecimientos principales; los antece-
dentes relevantes (el contexto e historia que
constituyen el trasfondo del acontecimiento);
las consecuencias (los eventos posteriores o
acciones consiguientes, y las reacciones ver-
bales suscitadas); así como los comentarios
(las evaluaciones y pronósticos ante lo acae-
cido) (Bell 2005; Van Dijk 1990:77-89).
Estos componentes funcionales de la infor-
mación periodística pueden realizarse de
modo discontinuo y cíclico (por entregas) en
el texto, aunque rige cierto esquema general
que distribuye la información (por orden de
relevancia) del comienzo hasta el nal del
texto, donde se encuentran los detalles me-
nos importantes asociados al acontecimien-
to noticioso; como si se congurase una
pirámide invertida que no necesariamente
coincide con la secuenciación temporal de
los asuntos (Cotter 2001:805; Montgomery
2011:221-223; Van Dijk 1990:71-77).
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Además, el texto periodístico se caracteriza
por el recurso a estrategias retóricas encami-
nadas a acreditar las pretensiones de validez
(como el manejo de cifras, los esquemas ar-
gumentativos y narrativos reconocibles, o la
citación de fuentes y testigos), pero que tam-
bién introducen connotaciones ideológicas
(como en el caso de ciertas metáforas o de la
hipérbole) (Bednarek & Caple 2012:90-93;
Van Dijk 1990:123-138).
En este artículo, nos proponemos dar cuenta
de un tipo de noticia que ha estado presen-
te en la historia del periodismo desde sus
primeros pasos: el obituario o necrológica.
En efecto, se ha asociado el surgimiento
de la información periodística al tráco de
noticias a través de las vías mercantiles del
capitalismo temprano y a la constitución de
una esfera pública burguesa indisociable del
mercantilismo (Habermas 1994).
Pero, entre las noticias que circulaban en las
primeras gacetillas a dos planas, ya guran
reseñas de las circunstancias de la muerte de
algunos personajes eminentes, y la extensión
de la esfera pública y la consolidación del
periodismo coinciden con el establecimiento
de la sección ja del obituario en la prensa
y del género informativo de la necrológica
(Starck 2006).
En las necrológicas, el tratamiento informa-
tivo de la muerte fue pasando del encuadre
moral de vidas reseñables, a la selección de
ciertas biografías individuales de todo tipo
de personajes sociales, aunque no se dejó
de lado la función de proporcionar algún
tipo de representación social consensual en
que se justicase la suerte de las personas
(Fowler 2007).
Por nuestra parte, intentaremos poner de
maniesto qué tipo de estructura textual ca-
racteriza especícamente a la noticia de un
suceso tan puntual como la muerte, y trata-
remos de indagar cuáles son los modelos y
guiones subyacentes que se despliegan en la
construcción de este tipo de noticia.
Además, nos preguntaremos en qué medida
los posicionamientos ideológicos de un de-
terminado periódico enmarcan la represen-
tación de un acontecimiento como la muerte
de un intelectual con cierta notoriedad pú-
blica. Tal vez, de ese modo, cobre sentido el
título, si podemos mostrar que la represen-
tación pública de la muerte del intelectual
nos enfrenta a construcciones de la noticia
no solo divergentes, sino marcadamente ses-
gadas por ciertos guiones y relatos, que re-
producen las premisas ideológicas del medio
periodístico.
Quizá podríamos armar provisionalmente
que la muerte de Baudrillard no ha tenido
lugar, en el sentido de que los tratamientos
noticiosos de la muerte de Jean Baudrillard
no dan cuenta de su muerte singular ni nos
permiten saber concretamente quién fue este
individuo, en qué circunstancias vivió y mu-
rió, o cuál podría ser su legado.
O, tal vez, cabría anticipar que la muerte de
Baudrillard no ha tenido lugar, porque se dio
dos veces y de dos formas distintas (según
ocurre en todo afrontamiento cultural de la
muerte): como el fallecimiento biológico y
la muerte existencial singular de Jean Bau-
drillard; pero también como la representa-
ción esquemática noticiosa de la desapari-
ción de un personaje público (al servicio de
la neutralización del acontecimiento nefasto
de la muerte) o la aniquilación simbólica del
intelectual incómodo en los medios, al re-
sultar este convenientemente embalsamado
bajo ciertos estereotipos ideológicos. Deje-
mos que hablen las noticias.
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METODOLOGÍA
En este artículo de reexión, se lleva a cabo
un análisis de discurso de algunos obitua-
rios sobre Jean Baudrillard publicados en
la prensa española. En términos generales,
el análisis del discurso investiga la relación
entre forma y función en la comunicación
verbal, además de preguntarse cómo se or-
ganizan los temas en la macroestructura tex-
tual y cómo se incorporan ciertos modelos
mentales o representaciones sociales en el
ámbito supraoracional del texto.
También, estudia el modo en que diferentes
usos del lenguaje expresan los valores y pers-
pectivas ideológicas de las personas e insti-
tuciones, a través de los cuales se enmarcan
y contextualizan nuestras prácticas sociales,
de modo que se trata de extraer el discurso
del texto, y la ideología del discurso (Hyland
& Paltridge 2011:1; Renkema 1999:13-15;
Van Dijk 2000). En nuestra propuesta, las
estrategia s de análisis se vinculan particu-
larmente al análisis del discurso en la línea
de Van Dijk, con una sólida sustentación en
la lingüística del texto (2000).
En la perspectiva del análisis crítico de dis-
curso, se asume una problemática interpreta-
tiva que tiene por objeto discursos de repre-
sentación social o expresiones ideológicas, y
supone un sujeto ausente sobredeterminado
por las formas de reconocimiento imagina-
rio, o bien un sujeto activo de marcos ideo-
lógicos y estructuras de opinión, tal como
estos se maniestan en textos emblemáticos
de una institución social o expresiones sin-
tomáticas de sistemas normativos (Charau-
deau 2000).
Bajo la premisa de que las realidades socio-
culturales se constituyen discursivamente (a
la vez que la relación entre sociedad y dis-
curso estaría cognitivamente mediada y en-
marcada por ciertos contextos históricos), el
análisis crítico de discurso le atribuye una
relevante ecacia ideológica al lenguaje.
En ese orden de ideas, el análisis de discurso
en la línea de Van Dijk opera típicamente en
ciertos planos discursivos: (a) los signica-
dos locales (estilo léxico, orden de las pala-
bras, coherencia entre proposiciones, signi-
cados implícitos, implicaciones o alusiones);
(b) las macroestructuras semánticas (temas y
signicados globales, macroproposiciones);
(c) las estructuras formales sutiles (entona-
ción, estructuras sintácticas, guras retóri-
cas, turnos, etc.) y (d) los modelos contex-
tuales y los modelos de los acontecimientos
(Van Dijk 2003).
1. Corpus textual
Decidimos (irónicamente) hacernos cargo
de los obituarios de Baudrillard, debido a
su singular posición ante la construcción hi-
perrealista de la actualidad en los medios y,
además, porque dada su relevancia como re-
presentante de la French Theory, permitiría
obtener una instantánea de la recepción del
pensamiento postestructuralista y postmo-
derno en el medio hispanohablante.
Concretamente, el corpus textual está con-
formado por las noticias de la muerte de
Baudrillard que aparecieron en tres periódi-
cos españoles de amplia difusión y con dis-
tintas líneas editoriales: ABC, El Mundo y
El País.
La necrológica del diario ABC es un texto de
aproximadamente 504 palabras, y fue publi-
cada el siete de marzo del 2007; está rmada
por Juan Pedro Quiñonero, corresponsal en
París, cuya trayectoria profesional está muy
ligada al periodismo cultural y literario. El
diario ABC responde a una línea editorial
conservadora, católica y tradicionalmente
monárquica.
El obituario de El País, texto de algo más
de 726 palabras, también es del día posterior
a la muerte de Baudrillard; aparece rmado
por el periodista cultural José María Marti
Font. El periódico El País se dene como un
periódico independiente y de calidad, euro-
peísta y adalid de la democracia pluralista,
y ha sido considerado el referente de cierto
centro-izquierda progresista con tendencias
socialdemócratas.
La reseña necrológica de El Mundo ocupa
unas 867 palabras, y tiene por fecha de pu-
blicación el 18 de marzo del 2007; la rma el
reportero cultural Ángel Vivas. El diario El
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RESULTADOS Y DISCUSIÓN
1. Selección léxica y vocabulario evalua-
tivo
En un primer acercamiento al texto de las
tres necrológicas, se pone de maniesto
cierta diferencia en las palabras claves que
podemos inferir a partir de los lemas más
frecuentes, y que constituyen los términos
fundamentales del léxico textual (dejando de
lado el nombre Baudrillard). En el obituario
de ABC, los lemas claves serían “realidad”
(seis veces), “verdad” (cinco) y “profecía”
(cuatro). En El Mundo, los lemas claves son
“realidad” (catorce veces), “sistema” (seis),
“losofía” (cinco), “posmodernidad” (cin-
co) y “sociedad de consumo” (cuatro veces,
y una más bajo la designación “sociedad de
masas”). La necrológica de El País gira en
torno a los siguientes lemas claves: “socie-
dad de consumo” (seis veces), “América”
(que, junto a “Estados Unidos”, suma seis
apariciones) y “sociología” (cuatro veces).
Mundo ha denido su línea editorial como
liberal y se muestra crítico con la izquierda
y los nacionalismos; se encuentra próximo a
las posiciones de la centro-derecha, aunque
no participa del talante conservador.
2. Procedimiento de análisis
El análisis efectuado, se centró en tres di-
mensiones textuales de la noticia:
(1) la selección léxica, en términos de las pa-
labras claves más frecuentes que dan forma
al andamiaje conceptual del texto, pero tam-
bién el recurso al vocabulario evaluativo;
(2) la macroestructura temática que sinteti-
za el asunto de la noticia, así como el modo
en que se realiza dicha macroestructura en
la disposición superestructural del texto y en
los distintos componentes funcionales de la
noticia (resumen, relato, comentarios, con-
textualización, etc.);
(3) el modelo narrativo que subyace a la es-
tructuración formal del guion discursivo y a
la construcción de la trama de los aconteci-
mientos.
En ese sentido, cabría pensar que el anda-
miaje conceptual de la necrológica del ABC
sitúa a Baudrillard en la tensión entre “reali-
dad”, “verdad” y “profecía”; el de El Mundo,
posiciona a la “losofía” de Baudrillard ante
el “sistema”, la “sociedad de consumo”, la
“posmodernidad” y su especíca “realidad”;
en El País, se plantea cierta perspectiva de
la “sociología” de Baudrillard ante la “socie-
dad de consumo” prototípicamente realizada
en “América”.
En los tres obituarios encontramos abundan-
tes expresiones valorativas del pensamiento
estilo y obra de Baudrillard, pero también de
la realidad social que este describe; a menu-
do, las apreciaciones surgen atributivamente
de citas del propio autor fallecido. El escritor
de la necrológica de ABC es particularmente
pródigo en el empleo de términos evaluati-
vos: tras referirse a Baudrillard como “uno
de los mayores críticos de la cultura” con-
temporánea, lo calica de simple “epígo-
no de un pensamiento francés agonizante”,
cada vez más sumido en “el letargo de sus
ideas muertas”, alguien “obsesionado por
«interpretar» la realidad” y un “profesor uni-
versitario poco estimado por sus pares”.
Su trayectoria intelectual es juzgada como
un encierro en “una bizantina torre de cris-
tal que lo alejó de la realidad”, o como “un
bizantino camino sembrado de paradojas,
que hicieron las delicias de un público siem-
pre más exiguo”, y un “relativismo absolu-
to” que se adentra en un “vidrioso terreno”.
Aunque menciona sus ideas y ensayos como
“celebérrimos” y “legendarios”, describe sus
“profecías” como “fallidas” y marcadas por
una “paradoja trágica e irónica”, derivada
del contraste con la “suerte atroz” y las “más
graves crisis” de nuestra historia reciente.
En la noticia de El Mundo, tampoco faltan
las expresiones evaluativas: Baudrillard apa-
rece como un “feroz crítico de la sociedad
de consumo”, que “jugó un papel destaca-
do” en mayo del 68 y “se convirtió en uno
de los pensadores más representativos de la
posmodernidad”, aunque “da la impresión
de que no llegó a ganarse una clara respe-
tabilidad académica”; se trataría de un inte-
lectual a quien “nunca le ha abandonado la
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sospecha de ser un provocador”, o “uno de
esos nombres inados por el chovinismo y la
maña francesa para la autopromoción”.
Su estilo intelectual se caracteriza por “su
particular y no siempre fácil pensamiento”,
“difícil de encasillar en corrientes concre-
tas”, si bien fue capaz de pronunciarse “con
contundencia”. El universo intelectual de
su obra nos enfrenta a una “realidad virtual
creada por los medios de comunicación”
y “pletórica de signos”, que extiende una
“densa red” sobre los individuos, y solo pue-
de ser impugnada de manera “catastróca” y
“patafísica”, llevando al extremo su propia
lógica.
En El País, también encontramos cierto re-
pertorio evaluativo: Baudrillard fue “el críti-
co por excelencia de la sociedad de consumo
y los medios de comunicación”, un pensador
(“¿moralista o nihilista?”) que “cuestionó el
pensamiento cientíco tradicional”. Iniciado
en la “ciencia paródica” de la “patafísica”,
que le permitió “romper con toda la falsa
seriedad losóca”, su labor académica fue
“más fruto de la casualidad que de la voca-
ción”. Se convirtió en “sospechoso para el
establishment intelectual de izquierdas”,
y se hizo un pensador “consistente con sus
ideas”, que “se consideraba un resistente”.
Fue un “autor prolíco”, y hay en su obra al-
gún “texto extraordinario, iluminado”, aun-
que “su estilo se hace cada vez más mordaz
y áspero, y sus aforismos, más herméticos”.
Hay notorias diferencias en el lenguaje eva-
luativo de las tres necrológicas. ABC expli-
cita una evaluación negativa (irónicamente
modulada) respecto a la gura, estilo y obra
de Baudrillard. El Mundo recoge ciertos jui-
cios negativos sobre Baudrillard y se mues-
tra ambivalente ante el personaje, aunque va-
lora positivamente el signicado de su obra
inclasicable, y asume cierto compromiso
con la perspectiva teórica de Baudrillard. El
País no solo introduce una valoración muy
positiva de Baudrillard, de su posición iró-
nica ante el mundo académico y de su cohe-
rencia intelectual, sino que además justica
su estilo oscuro, capaz de producir obras ilu-
minadas.
Por ejemplo, el estilo intelectual de Baudri-
llard, que El País considera mordaz y desa-
ante, para El Mundo resulta particular y no
siempre fácil, mientras que ABC lo tilda de
bizantino y paradójico. En cada necrológi-
ca, subyacen distintos criterios implícitos de
valoración: ABC parece juzgar la inteligibi-
lidad y conabilidad del intelectual; El Mun-
do prejuzga la autenticidad del intelectual,
pero valora la importancia de su obra y su
capacidad de anticipación de lo inesperado;
El País centra su valoración en la autentici-
dad del pensador.
2. Macroestructuras temáticas
Cuando consideramos la organización te-
mática y estructural del conjunto de cada
necrológica, se aprecian ciertos esquemas
compartidos, pero también modos de cons-
trucción sumamente divergentes. Los tres
obituarios coinciden al incluir en el comien-
zo del texto (en el titular y la entradilla), o
bien en la base de la pirámide invertida de la
información, una doble operación de identi-
cación nominal y adscripción del persona-
je, así como el asunto supuestamente central
de la noticia: la muerte del intelectual. Las
tres necrológicas incluyen en el título y en
la entradilla una fórmula compuesta por el
nombre (“Jean Baudrillard”), la adscripción
intelectual (“lósofo”, “sociólogo”, “críti-
co”, “pensador” o “teórico”) y el asunto de
que se hizo cargo (“de la sociedad de con-
sumo”, “de la cultura del siglo XX”, “de la
postmodernidad” o “que alertó sobre la era
Matrix”).
Se trata de una formulación habitual en las
necrológicas de intelectuales, que le facili-
ta al público la valoración de la importancia
del individuo fallecido. En el caso del titular
de ABC, el verbo que designa el aconteci-
miento de la muerte introduce la fórmula en
cuestión; en El Mundo y El País, la noticia
de la muerte gura al comienzo y al nal de
la entradilla respectivamente.
Tenemos, pues, típicamente un asunto prin-
cipal de estas necrológicas de un intelectual,
que informa simultáneamente del aconteci-
miento de una muerte (el motivo principal
de la noticia), de la identidad del difunto y de
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la relevancia cultural de personajes no siem-
pre identicables para el gran público.
En todo caso, las adscripciones de cada obi-
tuario parecen apuntar en una dirección par-
ticular, de modo que podría resultar comple-
jo para el lector de las tres noticias contestar
a la pregunta que la necrológica debiera res-
ponder: ¿quién fue Jean Baudrillard? En el
resumen de la noticia, el ABC lo presenta
como un crítico cultural, un sociólogo y un
epígono del pensamiento francés de los años
sesenta; El Mundo lo introduce como un
lósofo visionario “que alertó sobre la era
Matrix”, un sociólogo, un crítico de la so-
ciedad de consumo y uno de los teóricos de
la postmodernidad; El País lo retrata como
un sociólogo y crítico de la sociedad de
consumo, pero también como un inuyente
pensador contemporáneo y un lósofo “que
cuestionó el pensamiento cientíco tradicio-
nal”. Como se puede apreciar, el periodista
del ABC en ningún caso asocia a Baudrillard
con el culturalmente selecto ámbito de la
losofía, aunque no duda en calicarlo de
“ensayista”.
Las diferencias en la construcción de la
necrológica de Baudrillard se acentúan en
el desarrollo de la estructura de la noticia.
Ciertamente, los tres obituarios comparten
ciertos componentes macroestructurales,
esto es, algunos núcleos temáticos o asun-
tos centrales que van resumiendo lo esencial
de la noticia: la identicación y adscripción
del difunto, junto con el acontecimiento de
la muerte (en el titular y la entradilla); la
atribución a una fuente autorizada (un perio-
dista cultural, y no una agencia de noticias),
la referencia a algunas obras destacadas, el
relato biográco y la narración de la trayec-
toria intelectual, la reseña que contextualiza
su pensamiento, los comentarios evaluativos
de sus ideas y estilo intelectual, así como la
incorporación de citas directas.
El orden de realización de estos componen-
tes funcionales en la superestructura textual
es variable, de manera que los momentos
evaluativos o la contextualización de la obra
pueden ascender al resumen de la noticia
(como ocurre sobre todo en ABC), aunque
también guran en el cuerpo de la noticia
junto con los restantes elementos temáticos
y factores estructurales.
Por ejemplo, El Mundo distribuye los co-
mentarios evaluativos más explícitos a la mi-
tad del texto, cuando se trata del personaje, y
al nal, cuando se comentan los alcances de
las ideas de Baudrillard; pero El País relega
al nal del texto las evaluaciones abiertas de
la obra, el estilo y el autor.
Por cierto, así como el titular y la entradi-
lla de los obituarios de El Mundo y El País
resumen lo esencial de la noticia (la macro-
proposición textual), en el caso del titular del
ABC, existe una clara discrepancia entre el
titular y el asunto que se inere por medio
del resumen del texto. En resumen, el texto
de la noticia de ABC trata de un epígono in-
telectual absorto, sin sentido de la realidad y
que solo fue un agorero sin mucho tino; pero
el titular anuncia sintéticamente: “Muere
Jean Baudrillard, uno de los mayores críti-
cos de la cultura del siglo XX”. No obstante,
sí hay cierta coincidencia temática entre el
asunto central de la necrológica del ABC y
el subtítulo que aparece a mitad del texto:
“Profecías fallidas”.
Ya hemos hecho referencia a las dispares ex-
presiones evaluativas de las tres necrológi-
cas, que difícilmente permiten representarse
la importancia del autor y la obra reseñadas;
pero, además, existen notorias diferencias
al listar las obras decisivas del autor. Según
ABC, lo más destacable de Baudrillard sería
la creación de la revista Utopie, Le système
des objets, La société de comsommation,
Pour une critique de l´économie politique du
signe, L´effet Beaubourg y los artículos en
Libération (aunque se hace mención al fa-
moso ensayo que lleva por título “La guerra
del golfo no ha tenido lugar”).
Por su parte, El Mundo solo da el título de
dos obras: “El sistema de los objetos” (in-
cluida entre las obras clave del pensamien-
to) y “El intercambio simbólico y la muer-
te” (aunque menciona el contenido de otros
textos de Baudrillard). En El País, se reco-
gen los siguientes títulos: “La sociedad de
consumo, América” (presentada como un
texto extraordinario e iluminado), “Cultura
y simulacro, El sistema de los objetos, Simu-
78
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lacros y simulación”, “La guerra del Golfo
no ha tenido lugar”, “Requiem por las to-
rres gemelas”, “El espíritu del terrorismo”,
y “Las crónicas en el diario Libération”. De
la abundante bibliografía de Baudrillard, las
tres necrológicas solo recogen doce títulos
(incluyendo los artículos de Libération) y
solo coinciden en un título (El sistema de
los objetos), aunque no hay concordancia en
que esa obra sea la más decisiva del autor.
Estas diferencias explícitas a la hora de
ponderar cuáles son sus escritos más impor-
tantes introducen cierto margen de indeter-
minación sobre la obra efectiva de Jean Bau-
drillard. En n, al leer las tres necrológicas,
queda la duda de quién fue Jean Baudrillard,
qué escribió y cómo valorarlo.
Tampoco parece haber demasiada conver-
gencia entre los tres obituarios, cuando se
sintetizan las ideas fundamentales que le
atribuyen a Baudrillard (reducidas a cuatro
tesis en ABC y El País, y a aproximadamen-
te ocho en El Mundo). También en este caso
surge la incertidumbre sobre qué es lo que
pensaba y cuáles eran sus ideas fundamen-
tales.
ABC resume el pensamiento de Baudrillard
aproximadamente en los siguientes térmi-
nos: Se trata de un “elogio personal del rela-
tivismo absoluto”. El simulacro es lo único
verdadero, y no encubre verdad. La realidad
es “una impostura «creada» por los medios
de comunicación”. Los medios de comuni-
cación son “unas maquinarias ciegas y so-
námbulas” que inventan “una realidad cti-
cia”. Todo (incluso la guerra) constituye una
“pura realidad virtual” de los medios audio-
visuales, y a todos nos habita una “imagina-
ción terrorista”, una “violencia infusa”.
El Mundo sintetiza un poco más detallada-
mente las ideas de Baudrillard. En la socie-
dad de consumo, hay “un plan de raciona-
lidad del objeto” que lo hace independiente
de su uso. La sociedad de consumo responde
a un sistema marcado por la “manifestación
pletórica de signos”, siempre frustrante.
En el mundo posmoderno solo hay “un si-
mulacro de realidad”, una “realidad virtual
creada por los medios de comunicación”
(como una Matrix). En la sociedad de ma-
sas, los símbolos priman sobre las cosas y
“la representación de la realidad se sobrepo-
ne a la realidad misma”. “La televisión crea
una densa red que envuelve al individuo”, y
se convierte en la única fuente de percepción
y comprensión. El terrorismo es un “exceso”
o “sacudida de la realidad”, “articialmente
provocada”, que quiebra la estrategia virtual
del sistema. Estados unidos es el “arquetipo
de la sociedad posmoderna”. Solo la muerte
interrumpe el orden de los simulacros, y no
se pueden rescatar antiguos valores; la única
estrategia posible es la catástrofe de un siste-
ma que no admite alternativas.
El País se centra más en la biografía inte-
lectual de Baudrillard, aunque podría consi-
derarse que incluye el siguiente resumen de
su pensamiento. “Hay que vivir en inteligen-
cia con el sistema y en revuelta contra sus
consecuencias”. La sociedad de consumo
se encierra su propia decadencia, y en ella
las masas no son “víctimas del sistema so-
cial”, sino “cómplices” de un “modelo que
las enriquece a cambio de su alienación”. El
“mundo aparente” es virtual y Estados Uni-
dos es la versión original y la “utopía rea-
lizada” de la modernidad. El País compen-
sa esta escasa referencia al pensamiento de
Baudrillard, mediante un generoso recurso a
las citas directas del autor (cinco citas exten-
sas en total, frente a las tres de ABC o una
sola en El Mundo).
3. Modelos narrativos
Cada una de las tres necrológicas incluye
cierto relato biográco, que contiene los epi-
sodios decisivos de la vida y trayectoria de
Jean Baudrillard; sin embargo, no hay apenas
coincidencia en la selección de los episodios
seleccionados (salvo el acontecimiento noti-
cioso de la muerte) ni en el modo de tramar
la historia. ABC presenta una historia esque-
mática y abstracta, que ya aparece resumida
en la entradilla del obituario.
Jean Baudrillard muere el seis de marzo del
2007; comenzó su trayectoria como discí-
pulo de los pensadores maestros de los años
sesenta, y al principio desarrolló una obra
crítica con la sociedad consumista, que pa-
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recía situarse en la estela de la Escuela de
Frankfurt. Se convirtió en un profesor uni-
versitario poco apreciado, que, a partir de los
ochenta, se alejó progresivamente de sus orí-
genes marxistas y de la realidad, al publicar
ensayos cada vez más paradójicos y relati-
vistas, sin una teoría crítica de peso.
Finalmente, Baudrillard se perdió en el la-
berinto de sus teorías paradójicas y, en el
umbral del nuevo siglo, terminó lanzando
profecías fallidas, a contrapelo de la cruda
realidad. Como se puede apreciar, nos en-
contramos ante el relato esquemático y casi
caricaturesco de la caída del intelectual,
más dura cuanto mayor es la pretensión de
“interpretar” la realidad a fuerza de teorías
paradójicas. Se trata, pues, de un relato satí-
rico que retrata la impotencia del intelectual
absorto, simple epígono de un pensamiento
aletargado y agonizante, que deja patética-
mente de lado la realidad, y se parapeta tras
paradójicas profecías fallidas.
El obituario de El Mundo construye un relato
biográco más discontinuo, que se entrelaza
con el desarrollo de las principales temáticas
de la trayectoria intelectual de Baudrillard.
Jean Baudrillard muere el seis de marzo en
París a los 77 años. En 1968, era profesor en
la Universidad de Nanterre, y jugó un papel
destacado en mayo del 68. Su tesis doctoral
sobre el sistema de los objetos, dirigida por
Henri Lefebvre, fue leída en 1966 y publica-
da en 1968 (El sistema de los objetos).
Con el tiempo se convirtió en uno de los pen-
sadores más representativos de la posmoder-
nidad, aunque no obtuvo reconocimiento
académico, quizá por lo inclasicable de su
pensamiento. Se adelantó a los creadores de
la película Matrix, al sostener que no hay
más realidad que el simulacro virtualmente
creado por los medios.
Con ocasión de la primera Guerra del Gol-
fo, predijo que la guerra no ocurriría, y lue-
go sostuvo que no tuvo lugar porque había
sido un espectáculo televisivo. Se ocupó de
fenómenos como la televisión o el terroris-
mo, que ilustrarían el orden de los simula-
cros. Centró su atención en Estados Unidos
como arquetipo de la sociedad posmoderna.
Concluyó que solo cabe llevar la lógica del
sistema al extremo catastróco, pues no hay
alternativa al sistema.
En este relato biográco de El Mundo, se
nos presentan las peripecias del intelectual
provocador e inclasicable, que no obtiene
reconocimiento académico, pero es capaz de
anticipar la deriva del sistema. Podríamos
pensar que se trata de una historia de fraca-
so mundanal y consumación intelectual del
pensador visionario; aunque el protagonis-
mo de las anticipaciones teóricas de Baudri-
llard en el relato (así como la propia revela-
ción intelectual de la lógica autodestructiva
del sistema y de su orden de simulacros, sin
otra realidad que la virtualidad) nos sitúa
ante una trama en que no hay más horizonte
que el colapso catastróco del universo inte-
lectual del autor.
La comedia virtual del pensador que supera
los conictos académicos, y se remonta a la
anticipación visionaria de la lógica del siste-
ma, da paso a una tragedia sobrehumana en
que el simulacro cultural contemporáneo se
ve reejado en su propio hundimiento, tan
especulativo como catastróco.
Por último, El País nos presenta una narrati-
va biográca bastante detallada y que reco-
ge antecedentes concretos de la trayectoria
personal e intelectual de Jean Baudrillard.
Nació en Reims, Francia, en 1929, en una
familia campesina. Falleció el 6 de marzo a
los 77 años. Publicó cerca de medio centenar
de libros. Un profesor de instituto lo inicia
en el campo del pensamiento al darle a co-
nocer la patafísica de Jarry, que lo alejó de la
gravedad losóca.
Llega a París en 1948, y estudia Filología
germánica en la Sorbona. Entre 1960 y 1966,
enseña alemán (sin demasiado entusiasmo) y
traduce a Marx, Brecht o Peter Weiss. En ese
periodo comulga con el freudomarxismo y
se acerca al situacionismo. A partir de 1966,
enseña (casi por accidente) sociología en la
Universidad de Nanterre. En 1968 deen-
de su tesis ante un tribunal compuesto por
Barthes, Bourdieu y Henri Lefebvre. Funda
la revista Utopie y publica El sistema de los
objetos (1968) y La sociedad de consumo
(1970).
Se aleja del marxismo y desarrolla una -
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losofía crítica con el pensamiento cientíco
tradicional, con la alienación social y con la
deriva de la modernidad. Su estilo se hace
más mordaz, áspero y hermético, como ex-
presión de una lógica del desafío. En los úl-
timos años, consecuente con sus ideas y su
vocación de resistente, se distanció de los
medios de comunicación.
Este relato de El País tiene un protagonis-
ta más humano que los esquemas caricatu-
rescos de la necrológica de ABC o que los
grandes temas de las teorías de Baudrillard
y los actantes de la lógica del sistema, prota-
gónicos en el obituario de El Mundo. La na-
rración de los episodios cruciales decisivos
se va hilando a través de una trama en que se
pasa, desde los episodios de distanciamiento
irónico ante el mundo académico y ante la
gravedad intelectual, a una cada vez más re-
suelta coherencia con su desafío intelectual
al sistema y con su apuesta por la resistencia.
En ese sentido, la desaparición de Baudri-
llard de la escena intelectual y mediática se
presenta como un triunfo nal de la conse-
cuencia con las propias ideas. En suma, cabe
reconocer en El País un relato épico del inte-
lectual que se sitúa irónicamente al margen
del sistema y lo resiste decididamente, hasta
la muerte.
4. Discusión de resultados
Ciertamente, tras analizar la selección léxi-
ca, la organización de la estructura textual
y el relato de los acontecimientos, podemos
armar que las necrológicas del intelectual
se caracterizan por una acusada diferencia
de estilo discursivo y un notorio conicto
interpretativo.
Existen divergencias en los andamiajes con-
ceptuales que sostienen la construcción te-
mática de cada necrológica. Encontramos
distintos repertorios de lenguaje evaluativo
que pueden ir desde la valoración negativa
del intelectual y su obra, pasando por la am-
bivalencia ante el pensador y la valoración
positiva de sus teorías, hasta la evaluación
positiva tanto de la actitud como de la obra
del intelectual; en ese sentido, los diferentes
criterios subyacentes a estas evaluaciones
tan dispares aparecen enmarcados por los
guiones ideológicos de cada medio.
También se dan diferentes modos de organi-
zación temática y de construcción de la es-
tructura textual de conjunto, de manera que
los componentes funcionales de la noticia
pueden exhibir distintas distribuciones y ci-
clos. En general, los obituarios respetan re-
lativamente la estructura típica que parte del
resumen de la información nueva, y se ree-
re la muerte del intelectual en el titular y la
entradilla, en alguna fórmula que identique
la adscripción y relevancia del intelectual
ante el público. Sin embargo, encontramos
muy distintas estrategias textuales en la or-
denación de los restantes componentes fun-
cionales de la noticia: el relato de la trama
de los episodios biográcos, la contextuali-
zación de las ideas, las citas del intelectual
fallecido, así como los comentarios evalua-
tivos y las valoraciones de las implicaciones
de su pensamiento.
De hecho, puede darse el caso de que el co-
mentario evaluativo, la contextualización de
las ideas, el relato biográco o la citación
modulen la estructura de conjunto de la ne-
crológica. Con estas estrategias textuales se
deciden también guiones que modelan la re-
presentación sociocognitiva del signicado
de la muerte del intelectual, al jerarquizar di-
ferencialmente la valoración del personaje,
la contextualización de sus ideas o el relato
de los episodios biográcos.
Cuando las necrológicas realizan el recuento
biográco del difunto, resulta particularmen-
te llamativa no solo la selección discrecional
de los episodios relevantes, sino también la
diferencia en los modelos narrativos o es-
quemas genéricos adoptados. Podemos apre-
ciar que los relatos biográcos se traman de
tal manera que los episodios se invisten de
un sentido especíco, al tiempo que la na-
rración adquiere un signicado de conjunto
y un trasfondo simbólico e ideológico deter-
minado, que responde a alguno de los esque-
mas de género tradicionales (romance, sáti-
ra, tragedia o comedia) (Frye 1977; White
2001).
En algunas necrológicas, se impone una tra-
ma de corte satírico, que enmarca irónica-
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mente el fracaso e impotencia del intelectual
ante su propia circunstancia histórica. En
otros casos, la construcción narrativa des-
pliega una tragedia de alcance mitológico:
un conicto suprahumano, en el cual el de-
venir de las ideas, las lógicas y los sistemas
dejan en segundo plano la frágil iniciativa
del intelectual visionario, aunque mundana-
mente inadaptado. También hemos encontra-
do relatos necrológicos cercanos al romance
épico, en que el intelectual protagónico se
enfrenta a los desencuentros con el mundo y
triunfa sobre las circunstancias, a fuerza de
resistir y de permanecer coherente con sus
ideas.
CONCLUSIONES
Cabría pensar que el discurso de los obi-
tuarios responde a un género relativamente
ritualizado, así como sujeto a cierta jación
social e institucional, en el cual se asiste tí-
picamente a la repetición de una retórica
epidíctica, al servicio de la alabanza de las
virtudes del difunto, la preservación de su
memoria y la conciliación simbólica de la
comunidad de los deudos frente a la muerte
individual.
No obstante, los obituarios periodísticos de
intelectuales con cierta notoriedad pública
constituyen algo más que un homenaje pós-
tumo, y adicionalmente plantean un juicio
nal de los méritos de las teorías, el estilo y
la trayectoria del pensador en cuestión. Este
juicio público sobre la labor del intelectual
puede recoger algunos tópicos referentes al
elogio de la teoría y a lo sublime del talante
visionario, inconformista y crítico del pensa-
miento genuino, aunque también se barajan
otros tópicos relativos al desapego absorto,
los tropiezos mundanos o las vanas especu-
laciones del pensamiento abstracto y preten-
cioso.
En cada necrológica, el tono evaluativo y el
talante del juicio responden a los posiciona-
mientos ideológicos del medio de prensa, a
las expectativas previsibles del público y a
los consensos tácitos de toda la comunidad
interpretativa conformada por el periódico y
sus lectores. De ahí que, entre los distintos
medios, existan tan marcadas diferencias en
los obituarios de intelectuales de renombre.
Los distintos guiones de las necrológicas
reejan las valoraciones de la gura del
intelectual entre los diversos públicos con-
temporáneos. La prensa ideológicamente
afín a la derecha conservadora reproduce es-
quemáticamente cierta desconanza irónica
ante las vanguardias intelectuales, y critica
negativamente la gura del intelectual ence-
rrado en sus paradójicos libretos intelectua-
les y propenso a la profecía desatinada, pero
desconectado de las acuciantes circunstan-
cias históricas.
La prensa afín a la centro-derecha liberal no
parece tener problemas con la libre prolifera-
ción de las teorías especulativas propuestas
por los intelectuales de vanguardia, aunque
se muestra bastante ambivalente y elusiva
a la hora de valorar la función social y los
compromisos concretos del intelectual de
carne y hueso. En la prensa ideológicamente
cercana al progresismo de centro-izquierda,
asistimos a una consagración del intelectual
irreverente, comprometido con sus ideas y
capaz de resistir críticamente. En n, ante
los muy distintos discursos necrológicos
ideológicamente enmarcados y construccio-
nes noticiosas que genera la muerte del inte-
lectual en la prensa periódica, resulta lícito
preguntarse quién muere efectivamente, en
qué radica la pérdida pública y cuál ha de ser
la labor del duelo.
Tal como están inscritas en los obituarios,
la vida y muerte del intelectual no parecen
ser una vida y una muerte cualquiera, como
tampoco el nombre o apellido del intelectual
son una denominación sin más, que designe
referencialmente a un individuo reconocible.
Estamos ante un signicante otante cuyo
sentido se decide no solo a través de la circu-
lación mediática del nombre del intelectual,
sino también en los usos polémicos de la
enunciación del nombre del intelectual y en
los conictos interpretativos que atraviesan
los discursos públicos asociados al nombre
del intelectual (Laclau 2005:163-197).
De ese modo, cabe sostener que la muerte
del intelectual siempre encierra una muerte
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y existencial añada la muerte simbolizada,
como pasa con el común de los mortales en
la mayoría de las culturas (Hertz 1990). Del
mismo modo que la muerte del rey en la teo-
logía política medieval era doble, porque la
defunción del cuerpo del soberano implica-
ba la permanencia de la soberanía que este
había incorporado (Kantorowicz 1985), la
muerte del intelectual involucra un doble
juego entre el nal de una biografía indivi-
dual y, por otra parte, los horizontes de sig-
nicado abiertos por sus planteamientos teó-
ricos y compromisos intelectuales, tal como
resultan reelaborados y reapropiados entre
los diversos públicos.
Heredero de una función de doble, que in-
vierte los consensos establecidos y cuestio-
na críticamente los poderes hegemónicos del
orden social, el intelectual nunca muere solo
del todo ni le pertenece plenamente su pro-
pia muerte, pues su biografía y trayectoria se
inscriben y transforman inevitablemente en
la esfera pública. En ese sentido, no sabemos
si cabe armar que la muerte de Baudrillard
no ha tenido lugar, pero sí se puede sostener
que, a través de las necrológicas periodísti-
cas, no queda claro qué muerte de Baudri-
llard tuvo lugar.
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