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REVISTA CHAKIÑAN, 2018, Nº.6, DICIEMBRE, (149-157)
ISSN 2550-6722
INTRODUCCIÓN
¿Es necesario regresar a casa? ¿Es importan-
te mantener una memoria intacta del lugar de
partida? Estos cuestionamientos surgen pues,
y a pesar de que, cambiar y migrar son par-
te de la condición humana, en un momento
determinado de esa marcha, también es nece-
sario volver. Esta armación se basa en que
en ese espacio-tiempo del retorno está el ger-
men, el origen de lo que se es; es decir, la tie-
rra húmeda que fortaleció las raíces. En este
sentido, la partida y el regreso serían parte de
la condición humana. Sin embargo, también
cabe preguntarse: ¿qué pasa si ese viaje trans-
forma al ser y al regresar surge el sentimiento
de extrañeza en el propio hogar?
César de Jesús Dávila Andrade (1918-1967)
fue un poeta, narrador y ensayista cuencano.
Su obra, según Jorge Dávila (1993) se en-
cuentra clasicada en tres etapas: cromático –
Espacio me has vencido, “Oda al Arquitecto”,
“Canción a Teresita”, “Carta a la madre”–,
experimental-telúrico –“Arco de instantes”,
“Catedral salvaje” y “Boletín y elegía de las
mitas”, Abandonados en la tierra, 13 relatos–
y hermético –Cabeza de gallo, En un lugar no
identicado, Conexiones de tierra, Poesía del
gran todo en polvo; Magia, yoga y poseía–.
Estas etapas hacen evidente que, para el poe-
ta, la escritura fue la forma de acercarse a un
conocimiento, místico en un momento deter-
minado, como respuesta a una vida inquietan-
te y angustiosa.
En el trascurso de su existencia, como hom-
bre, escritor y ciudadano, se distanció de su
círculo, por lo cual se lo consideró como
“alguien que no encajó jamás en los mode-
los usuales del ser y estar burgueses, que no
tenía grandes aspiraciones en el terreno de lo
convencional” (Dávila Vázquez 1998:37).
Por otra parte, el poeta tuvo una existencia
“azarosa y atormentada, signada por una con-
ciencia de descentramiento y exilio y por una
no menos angustiada búsqueda de armación
existencial a través de una poesía intensa,
extraña y poderosa” (Vintimilla 2012:216).
En consecuencia, su escritura lo llevó por
caminos, vericuetos y senderos que lamenta-
blemente desembocaron en un suicidio como
último acto de resistencia.
Entre las razones que se señalan para este no
encajar del escritor cuencano, por un lado, es-
tán las orientaciones políticas. Así, por ejem-
plo, se inscribió en el Partido Socialista a pe-
sar de que la mayoría de su familia paterna se
alineó hacia lo libera, a excepción de su padre
quien se mantuvo dentro de una línea conser-
vadora. En otras palabras,
César Dávila era un inconforme, y desde
muy joven rechazó las ideas conservadoras
de su progenitor, sin que esto quiera decir
que simpatizase en exceso con las de sus
tíos. Su búsqueda iba por otros derrote-
ros, más amplios, universales y profundos,
que en su dialéctico espíritu podía aliar las
ideas igualitarias y revolucionarias de so-
cialismo, al que se aló tempranamente,
con las apasionadas persecuciones interio-
res del espiritualismo de todos los orígenes
imaginables. (Dávila Vázquez 1993:11)
Por otro lado, está su propio carácter como
un hombre distante, reservado, embargado
constantemente por la angustia. Este extraña-
miento y extrañeza se manifestaron también
en su obra ya que “por su temperamento y
por las condiciones singulares de su lírica y
de sus cuentos no fue un escritor adherido a
una generación o movimiento concretamen-
te determinados” (Dávila Vázquez 1998:50).
De todas maneras, tanto lo político como lo
personal irían de la mano, y se vería reejado
en su escritura, en su póetica del insilio que
se presenta casi como un itinerario para esca-
par, llegar a un nuevo lugar, y comenzar una
nueva fuga.
Sin embargo, es preciso añadir, en primer lu-
gar, que César Dávila Andrade antes de salir
y de viajar, ya estaba lejos de casa. Así, la no
pertenencia se hacía visible como parte de
su identidad –personal, social, política y es-
critural–, de ahí que las llamadas raíces, en
su caso, fueran móviles por esa necesidad