REVISTA CHAKIÑAN, 2018, Nº.4, ABRIL, (67-77)
ISSN 2550-6722
75
¿por qué la antigua Corea?; y aparecen datos
que pueden cotejarse. Si Solgo pintaba de
forma real hay un enlace histórico sobre el
período Koryo (918-1392):
En este período Koryo (918-1392)
los temas y los estilos pictóricos
se hacen más variados: aparecen
por un lado las producciones des-
tinadas a satisfacer una demanda
especíca, mientras que, por otro
lado, se desarrolla un tipo de pin-
tura auténticamente vocacional,
destinada a la mera satisfacción
espiritual y estética de artistas para
los cuales la pintura era una voca-
ción y no un ocio. (Yang 2002:10)
Se dice además que “los pintores comenza-
ron a producir paisajes basados en lugares
reales” (Yang 2002:11), y resulta que Solgo
producía paisajes que parecían reales y las
enriquecidas metáforas que cuentan de un
artista que pintaba sobre cordobanes que sin
duda demuestran que la obra se impregna
para ser imperecedera por su autenticidad.
En la obra hay narración pero a la vez hay
poesía que se percibe en varias expresiones:
“Y amaneceres azules, de un azul de agua, /
Y un renacuajo en el estanque verde, / Y una
montaña con las cumbres blancas”. Otras de
similar belleza: “Un cerezo tan verdadero/
que embriagó a los hombres con sus ores”.
En su relato hay disfrute pues “estructural-
mente, el relato participa de la frase sin po-
der nunca reducirse a una suma de frases: el
relato es una gran frase, así como toda frase
constatativa es, en cierto modo, el esbozo
de un pequeño relato” (Barthes 1977:8). En
tanto en su poesía hay una historia de precio-
so valor ético y artístico.
La estructura perfectamente diseñada marca
la permanencia del personaje no solo como
protagonista sino vital para que antagonistas
y personajes secundarios conuyan, bien se
dice que “para realizar un análisis estructu-
ral, hay, pues, que distinguir primero varias
instancias de descripción y colocar estas
instancias en una perspectiva jerárquica (in-
tegradora)” (Barthes 1977:10); pero quizás
en el caso que amerita, la mayor jerarquía
la presenta Solo que se proyecta como un
agente de secuencia de acciones, pero que
permite asumir que a pesar de una narrativa
en tercera persona hay una primera persona,
la de la autora, que no es explícita, pero se
derrama por todas las páginas.
Se debe recalcar que “además de aportar in-
formación sobre el contexto en el que una
obra ha sido escrita, la literatura es altamente
informativa respecto a los mundos represen-
tados” (Pastor 2006:126); por lo tanto, cobra
sentido en el análisis, porque a partir de este
se lograron inferencias que sostienen que:
La poética de Andruetto es perso-
nalísima, se puede pensar, se pue-
de analizar, se puede escribir sobre
ella, pero hay algo inasible en sus
textos, que sea quizás la marca mis-
ma de lo literario: aquello de lo que
no se puede hablar, porque sólo vale
la pena leerlo, en perfecta soledad,
como dice ella misma reriéndose
al acto de escribir, para que sus pa-
labras resuenen más allá, en otras
voces. (Stapich y Troglia 2010:168)
Pero aún queda la pregunta: ¿por qué en la
antigua Corea?; y la autora con nobleza res-
pondió a través de un medio vituano puede
ser sino la autora quien con la nobleza que la
caracteriza respondió a esta pregunta:
Sucede en Corea porque en un libro
de arte encontré una vez la frase que
funciona de epígrafe: Solgo, pintor
de la antigua Corea... Al parecer
existió un pintor de la antigua Co-
rea con ese nombre, pero nada más
que eso sé. Para mí es una metáfora
sobre el artista y el arte. Más pre-
cisamente sobre la ética del artis-
ta. Capaz de resistir toda tentación
para ir tras su deseo más profundo
en un hacer que nalmente lo her-
mana con los otros. A mí me gusta-
ría parecerme a Solgo. (Comunica-
ción personal, 29 de abril de 2017)